Cada vez que aparece algun invento nuevo siempre pensamos que ese puede ser el final para otra cosa.
Cuando apareció el cine, se temió por el teatro. Ahora con toda la revolución que supone internet, lo que sí ha variado es la comunicación escrita, mucho más rápida con los mensajes electrónicos, en detrimento de la célebre pero ahora malherida comunicación epistolar.
Sin embargo, también se pensaba que iba a morir el periódico como tal, y aunque los periódicos digitales están evolucionando muchísimo, ese periódico que nos acompañaba en nuestro pinchito matutino sigue existiendo, y existirá. Con la diferencia de que antes te comprabas tu el periódico, y ahora pertenece al bar, porque o pincho o periódico... que la cosa está muy mala.
Lo que sí ocurre con todo invento moderno es que cada vez la mano del currante de turno se va resintiendo.
En los periódicos actuales cada vez hace menos falta la mano humana para fabricar el periódico, porque de escribir las noticias en el ordenador, ya van directas a la maquetación y a la calle sin apenas “obreros”. Y con el periódico digital son todo ventajas para la patronal, especialmente con la cantidad de publicidad que se puede incluir, y que se van aprovechando para uso propio nuevos elementos que van apareciendo, como son los blogueros, o “bloggers” en inglés.
Si nos vamos fijando en cada periódico digital abundan los blogs, que atraen además a mucha gente, y la mayoría de ellos, salvo plumas ilustres, salen al periódico, sigamos con expresiones en inglés, “by the face”, o como se diría en el idioma cervantino “por la cara”. Y muchas veces utilizan esos blogs como artículos en ese mismo periódico.
Los periodistas para algunas cosas son muy corporativistas, pero para otras tienen el “huerto” abandonado, cada uno haciendo la guerra por su cuenta, practicando su profesión en todo tipo de trincheras, pero dejando abandonada la reivindicación de la figura del periodista tradicional.
La mayoría de la población tiene desfigurado el concepto de periodista, debido a la imagen de las cuatro o cinco megaestrellas que sabemos a ciencia cierta que están forrados, y por eso deducimos que los demás también lo están. Sin embargo, muchos de ellos, la gran mayoría, van formando parte de una especie de esclavitud moderna, que teniendo en cuenta que la noticia no conoce de horarios, ellos tampoco, y por unos pocos denarios, se sienten pisoteados, pero tienen que continuar, sino vendrá otro al que es probable que todavía le pagarán menos.
La imagen romántica del periodista, aquel Tintín de mil aventuras, tristemente ha sido asesinada para aligerar gastos.
*DIBUJO: DE LA RED
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