Cualquier día de lluvia con Jamie Cullum dentro es
mejor. Eso he pensado esta mañana mientras volvía a Donosti
escuchando su música. Y es que esas versiones de viejos clásicos repletas de la
osadía que da la juventud y el no tener miedo a perder algo cuando todavía no se
tiene nada, pueden acompañar y hacer más grato el día aunque éste se vista de
grises y lluvia.
Quizás esa filosofía de romper moldes, utilizando
viejas ideas para ceñirlas al momento en que estamos viviendo, deberíamos de
adoptar y adaptar todos, pero no para dar gato por liebre, cuando en realidad
no se quiere ni al gato ni a la liebre, sino de ayudar no sé si al prójimo pero
al menos al de al lado, que seguro que tiene tus mismos problemas.
Y es que eso del “prójimo”, al menos para
este vecino, tiene connotaciones religiosas y la única cara que se le puede
poner es la de la Iglesia misma, y eso siempre suena a “alienación” y “ultimátum”.
En cambio el de al lado, es conocido y tan pringado como uno
mismo, y ya se sabe que más vale pringado en mano…
En otro orden de cosas, es curioso el concepto que
pueden tener de nuestros gustos y necesidades, los programadores de televisión.
Últimamente les ha dado por intentar “divertirnos” si se puede decir así, con
nuestras propias miserias. Y no me estoy refiriendo a esos programas en el que
pagan a alguien para ser entrevistado, preferentemente del género “friqui”, y
como han ido cobrando, porque sino no van, luego les lapidan en público, cuando
de antemano ya sabían lo que iban a decir, porque de lo contrario, no les
hubieran contratado.
Al decir “miserias”, me refiero a que
últimamente proliferan programas en los
que intentan “pulir” al personal. Y por pulir podemos entender a las
imperfecciones que nos adornan, y que dicho sea de paso hacen, a la vez, que
seamos diferentes y únicos.
Ahora, quieren que seamos todos unos “adonis” y
por eso ya son varios los canales que ofertan una especie de programa concurso
para “futuros delgados”, y el requisito es ir perdiendo lo máximo posible entre
programa y programa. Por lo que este vecino ha visto, de lo poco que se va
perdiendo, y muy rápidamente, es la dignidad, pues lo montan todo, los organizadores del programa, de
modo que sea otro “reality” más, y unos y otros, entre sudor y lágrimas, se van
poniendo verdes, mientras buscan aliados con los que poder hacerse fuertes y
expulsar al prójimo. Otra vez, ese desconocido prójimo…
*FOTO: DE LA RED
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