En apenas mes y medio todos los medios de comunicación harán
resúmenes del año que ya se escurre por
las alcantarillas del recuerdo, y sin duda una figura de este año va a ser
Francisco Nicolás Gómez Iglesias, que desde sus veinte años y emulando al
personaje de Di Caprio en “Atrápame si puedes”, de Steven Spielberg, ha
falsificado todo tipo de papeles para hacerse pasar por alguien “cercano” al
Partido Popular y se ha colado en todo tipo de eventos políticos y saraos,
siendo, por decirlo de alguna manera la cúspide de todo ello el poder saludar
entre los invitados, en la ceremonia de proclamación, al mismísimo Felipe VI.
Al margen de papeles que quizás ha podido falsificar para dar más
verosimilitud a sus mentiras, este señor ha demostrado cómo funciona el país:
ser cercano, presuntamente, a alguien influyente y decir que si se le da algo
de pasta puede ayudar a cambiar voluntades e incluso planes y planos de
cualquier índole, es pasaporte de triunfo en una España que está perforada
hasta el tuétano por el sarcoma de la corrupción.
Además no importa su “chasis”, su apariencia de joven niñato que todavía no
ha podido terminar una carrera (de hecho, en la realidad, debe de estar en primer año en la
Facultad de Derecho) no ha levantado ninguna sospecha, porque en España
desgraciadamente hace mucho tiempo que dejaron de tener valor los estudios, y
se dio paso al poder de los contactos.
A este vecino, y si no fuera por los 20.000 euros que
presuntamente ha estafado para hablar bien de alguien a alguien, Francisco
Nicolás, es un tipo, y no le duelen prendas en decirlo, que le cae bien, porque
en realidad es un ladrón de guante blanco, cuyas armas son la labia y algún
documento trucado, más para aparentar en los medios de comunicación que para
aumentar su cuenta corriente.
Si le hubiera dado por querer entrar en el mundo del
espectáculo, sería de gran valor en el ámbito de la magia y el escapismo, por
hacernos creer en mundos imposibles y escaparse de cualquier
presunto control.
Hay que ver lo puñetera que es la vida, que pone a cada
uno en su sitio; la misma Señora Aguirre preocupada en un sinvivir por los
demonios de Podemos, puede sentir ahora la biga en su propio ojo con una
persona que en realidad ha hecho mucho daño a la credibilidad de su partido,
otro más, ya que muchas de sus apariciones públicas eran como joven promesa de
su partido, y si ya sus promesas electorales se las llevó el viento de la
realidad, ahora esta promesa de carne y hueso resulta ser un impostor que solo
con decir que era ayudante, o adjunto, de tal o cual persona, tenía vía libre
para cualquier comportamiento.
En el fondo no hay nada nuevo, porque con el caso de Luis
Roldán hubo más de lo mismo ya que al
descubrirse sus desmanes, se descubrió también que de los estudios y formación
que decía, nada de nada. Y es que cuando no se fijan y constatan buenas bases,
luego pasa lo que pasa.
Y en un país en el que la construcción nos ha llevado a
tan altas cotas, ahora resulta que andamos mal de bases, e incluso de moral,
pero eso primero lo intuíamos y ahora lo sabemos y lo reafirmamos cada día.
Los héroes y anti-héroes americanos llevan capa, e incluso
se visten al revés con los calzones por fuera, en España van vestidos de
traje normal, y sus armas son las oratoria y la jeta, aunque de vez en cuando se
enfrenten a la "criptonita" de la realidad, y al final hasta el refranero popular
les excusa con aquel: “El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón”.
*FOTO: DE LA RED
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