Normalmente cuando ves algo interesante en el cine, y
para referirte a ello puedes comenzar diciendo “He tenido la suerte de ver…”, lo
que ocurre es que en este caso, tras visionar “Perdida”, dirigida por David
Fincher, la palabra “suerte” quizás no sea la más afortunada. ¡Ojo! Con eso
este vecino no quiere decir que la película es mala, muy al contrario, lo que
ocurre es que es una película inquietante que no te deja de atosigar aunque
aparezca la palabra “fin”, sino que ha pasado casi un día, y todavía este
vecino tiene la sensación de que el mal le acecha.
En el día en que se
cumple el quinto aniversario de boda, Nick Dunne (Ben Affleck) tiene que informar
que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido sin aparentemente dejar
rastro. Quizás, más debido a la presión mediática que policial, la película no
servirá de orgullo para las academias de policía, la imagen de marido abnegado
y a la vez preocupado comienza a desaparecer con su aparente extraña conducta
y que sus vecinos, especialmente, comiencen a preguntarse si la persona que
vive junto a ellos puede ser un asesino.
Una historia que habla sobre las apariencias, y la importancia de éstas a través de los medios de comunicación.
Una historia que habla sobre las apariencias, y la importancia de éstas a través de los medios de comunicación.
En esta película, más que en otras, la adjudicación
de los papeles es clave, con una Rosamund Pike que da al papel lo que requiere,
sensualidad e inquietud, con creces.
Aunque más de uno no va a estar de acuerdo en lo que voy
a decir a continuación, la intervención de Ben Affleck en el film es un gran acierto por
parte del director, ya que digamos que trae la controversia de serie, de casa,
y eso es necesario para la película, y este vecino considera que el Señor
Affleck ha sido muy listo y valiente al aceptar este papel que en teoría le
podía quitar más que dar, y sale muy bien del envite.
No es una película de grandes alardes técnicos, no hace
falta, porque tras un desarrollo aparente dulcemente tranquilo, lo que ocurre,
pero sobre todo la atmósfera, te va atrapando hasta no poder moverte durante
los más de ciento cuarenta minutos que dura la película.
David Fincher esta vez no juega con decorados y
situaciones oscuras como lo pudo hacer en “Seven” o “El club de la lucha”, sino
que bajo una dirección, digamos que sobria, especialmente teniendo en cuenta
que él proviene del mundo de la publicidad y no intenta invadirnos con miles de
imágenes por segundo, deja que sea la misma historia la que te atrape y te deje
sin aliento.
El personaje de la rubia enigmática puede que tenga un
ligero aroma a Hitchcock con respecto a lo que te puede sugerir una cara bonita.
Este vecino también quiere advertir que no se trata de
una historia convencional, sino que es una vuelta de tuerca, en el que más de
uno, con su final, puede que se sienta decepcionado, pero precisamente en él está
el gran hallazgo de la película. Te sentirás incomodo incluso al salir del
cine, con una sensación de desasosiego, porque estamos acostumbrados a que nos
lo den todo hecho, y este vecino no puede decir más para no estropear la trama. Realmente durante todo el "post" he tenido que escoger las palabras para intentar no dar pistas sobre el desarrollo de la trama.
Solo un pequeño detalle, la película prácticamente
comienza y termina con una misma escena, pero la manera de ver lo que ocurre en
ella por parte del espectador ya ha cambiado para siempre, y lo que antes te
inquietaba ahora ha cambiado de sentido.
Una gran película, aunque quizás te puedas arrepentir de haberla visto.
*FOTO: DE LA RED
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