Ayer durante el partido de fútbol Luxemburgo – España, el
encargado de retransmitirlo por la televisión dijo lo siguiente: -Me
comentan que otra vez está en el palco Shakira, compañera…, bueno, pareja de
Piqué.
Vaya por delante que con ésto no quiero ni criticar ni
hablar mal, ni bien, del comentarista de turno, sino que es un fiel reflejo del día a
día, y que, además, ocurrió así.
En apenas una o dos generaciones, y estoy hablando de
España concretamente, hemos pasado, como
en la película de Kubrick, de la prehistoria, con los monos rompiendo huesos
para atemorizar al de al lado, a las más altas cotas de modernidad, y en
teoría comprensión, de vivir la vida como se quiere, y no como nos decían que
se debía de vivir.
Parece que el espacio
se nos hace pequeño y, sin embargo, quizás, nuestro "yo interior" (esa voz que nos habla cada vez que apagamos la luz en la cama), va más lento que la
legalidad, y somos nosotros mismos quienes ponemos cortapisas, y discriminamos, en nuestra manera
de hablar del día a día.
Fijémonos bien cuántas veces tenemos que oír, cuando
alguien se ha metido en un jardín, o laberinto lingüístico, sin marcha atrás, eso de: -No he querido decir eso…Porque yo tengo muchos amigos homosexuales...-
Y pones cara mezcla de “ynopasanada” y”olélovalientequesoy”, con lo cual lo empeoras.
En el caso con el
que he comenzado este “post”, ¿quiénes somos nosotros para discriminar con
nuestro lenguaje, a unas personas que han decidido vivir “su vida”, porque es
la suya, de una manera determinada?
En el fondo, y el locutor se dio
cuenta, y nos dimos cuenta todos, de que estamos dando mil vueltas lingüísticas intentando
obviar que no están casados, cuando eso solo debería ser un asunto de ellos.
Hace ya muchos años que este vecino tomó la decisión de
que en lugar de referirse a “compañero/a”, “pareja”, que también,
hacerlo con “mujer” y “marido”.
Técnicamente con la primera palabra no hay problema
porque en nuestra lengua, “mujer” también puede ser un sinónimo de “esposa”. El
problema, si lo hay, que este vecino no ve ninguno, viene con “marido” porque
para serlo tienes que “actualizar papeles”, pasando por el juzgado, y luego si
quieres o no, por la vicaría. Pero prefiero utilizarlo, a dar pistas sobre la
vida íntima de dos personas.
Así, además, el que sea tiquismiquis que hable
corrigiendo ese pequeño detalle, y de paso retratándose.
Somos los más modernos del mundo y sin embargo en nuestro
día a día, y sin darnos cuenta, que es lo peor, vamos sacando nuestra patita de
presunta moralidad y apuntando una y mil veces quién tiene papeles, o está
técnicamente homologado matrimonialmente hablando, y quién no. Un verdadero
asco.
*FOTO: DE LA RED
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