Quizás, después de todo, lo de
que las elecciones catalanas hayan
coincidido con la luna roja no ha sido una coincidencia. Pareciera que, como
mínimo, hasta la luna hubiera llegado el coñazo de una campaña presentada como
si no hubiera un mañana, la madre de todas las elecciones o facha el último,
y nuestro satélite se llenó de ira y se convirtió de la noche a la mañana en la
luna roja o luna de sangre.
Esperemos que a partir de
hoy, o de mañana, podamos, aunque suene a fúnebre, descansar en paz, porque al
menos este vecino del mundo ya está bastante saturado de todo.
Hoy más que nunca no ha
ganado nadie, porque ni los separatistas pueden seguir en su huida hacia
adelante ni Rajoy y sus chicos tienen más fuerza que un tinto de verano en
otoño.
Y algunas veces los buenos
momentos, o un poco de luz, porque ya nos conformamos con poco, viene de un
programa concurso de la cadena alegre, o Telecinco, en contraposición a la
cadena triste, Antena 3, término con lo que los alegres señalaban a los otros.
Pues eso, que en un programa
tan proclive a peleas como Gran Hermano 16, ha aparecido un soplo de aire
fresco con el comentario de Niedziela, artista circense de familia circense,
sobre el concursante vasco Aritz: Cuando veo sonreír a Aritz sé que el día va
a ir bien.
Un poco de amor entre
amigos, o simplemente de inocente bondad, es como lluvia fresca en la cara del
alma.
Nos solemos acostumbrar a cualquier cosa, y últimamente todo es hablar y desprestigiar a todo aquel que se pone en
el punto de mira, porque todos somos muy listos y aprovechamos las redes
sociales e internet para destacar por lo que sea, y siempre es más fácil hacerlo
por la mala leche. Por eso cuando alguien habla tan bien de uno de sus
compañeros, especialmente cuando éste no está presente, sin decir que su comportamiento obedece a una estrategia ni que va directamente a ganar el botín
del premio, nos puede sugerir que en lo nuestro, cuando menos respecto a la mala leche interna, entre tormenta perfecta y tormenta perfecta de sentimientos alterados, algunas veces nacen rayos
de sol y de buenos gestos que salen del corazón sin pasar por
el cerebro, que últimamente tiene magnificas vistas al bolsillo.
¿Para cuándo un gesto de
amor, o simplemente de amistad entre dos políticos de diferentes tendencias, quizás un pico entre Mariano Rajoy y Raúl Romeva?
Visto lo visto, quizás a los políticos en lugar de reunirse por ejemplo en el
Congreso, o muy de vez en cuando en un plató, deberían de juntarlos en una especie de Gran
Hermano de la Politica y que en lugar de llevarse el trabajo a casa, se lleven
su vida a una convivencia y que no les dejen salir hasta que lleguen a un
entente cordial, o para no complicarlo más a un simple entente.
Basta ya de mirarse en el
espejo, y cuidar más por todos esos a los que representan. Menos pitos a los
opositores y más picos. Más amor, o al menos más entendimiento con las otras
maneras de entender la política, y menos
intransigencia.
Y como hubiera dicho la tía
de Gila que se presentaba a todas las bodas esperando a que alguna novia no se
decidiera a decir que sí, y ella por lo bajini siempre decía el celebre: “…Y si
no pa mí.”, diremos "y si no el pico para mí", porque la mala leche que gastan los políticos siempre es contagiosa, y a ellos. al menos, les sale rentable con lo que ganan, pero de eso nosotros no vemos ni un euro, solo malas caras, o cuando menos, estreñidas.
Si Aritz, el vizcaíno de Gran Hermano, no quiere las
buenas palabras y caricias de Niedziela, ya me sacrifico, y me las quedo yo.
Todo sea para que la vida, así en general, fluya. Da gusto el comprobar que
no todo se hace con vistas a un fin crematÍstico. Sentir algo por alguien puede
ser el mejor de los tesoros.
*FOTO: DE LA RED
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