Hasta ahora todos
habíamos oído hablar del “Baile del
pañuelo” aunque muy pocos hayan oído la canción al completo, y a todos desde un
primer momento nos invadía una fiebre de friquismo, algo así como de echar una
cana al aire pero totalmente interruptus por el famoso “qué dirán”.
Lo del baile de Miquel Iceta,
candidato del PSC a la presidencia de la Generalidad de Cataluña para las
elecciones autonómicas del 27 de Septiembre, en sus mítines, sin embargo, es
otra cosa. Es poner una pica en Flandes, innovar en un partido que quiere
innovar por lo que le viene por detrás, o por delante, que ya no se sabe, pero sin variar prácticamente en nada.
Es
acompañarse del espíritu de Freddy Mercury, versión Danny De Vito, sobrevolando por encima de su jefe, un Pedro
Sánchez en un primer momento sobrepasado por la estupefacción, e intentando
mantener el tipo en algo que no estaba en el guion, y que visto lo visto ahora
será sello y marca de una candidatura “diferente”, aunque venda más de lo
mismo.
El baile del Señor Iceta es
una metáfora en sí mismo. Le ha tocado bailar con la más fea, y lo hace con esa
gracia del que sabe que no tiene gracia, pero que tiene todo el cariño de un oso de
peluche. Porque Miquel Iceta, su formato, es el de un ser entrañable, hecho
para ser abrazado. Y si a todo político se le ataca con que tiene que acatar y
bailar con las directrices de un partido que siempre debe de estar por delante
de opciones personales, él, el Señor Iceta, lo hace con las ganas de un
aficionado, todas las del mundo. Y como tiene que repetir frases estereotipadas
de un partido estereotipado, ya emplea directamente el playback de un Freddy
Mercury por siempre divino, y unas palabras improvisadas que de improvisadas
tendrán cinco horas de ensayos.
Ya era hora de que alguien
de la estirpe política demostrara que no le importa nada lo que piensen los
demás, como se supone que en general lo harán todos los demás de su gremio,
pero que esta vez queda patente.
Hasta ahora siempre ha
bailado el votante de a pie a los acordes de un partido al fondo, y un
representante del mismo en un primer término, pero lo de Miquel Iceta es un
baile de reafirmación de identidad personal. Un grito silencioso, como su
playback, en un mundo, el político, en el que la improvisación puede dar lugar
a la debilidad frente a los demás partidos.
Desde el blog del vecino del
mundo deseamos al Señor Iceta mucho éxito en su baile, porque entre otras
cosas, se dice que la música amansa a las fieras, y todo aquel que baile con
él, mientras, no hará otras cosas, ni buenas ni malas, en un país que
ya no está ni para experimentos.
El show tiene que continuar... pero precisamente, esa es otra canción de Queen, con un Freddy Mercury en sus últimos días.
*FOTO: DE LA RED
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