Nunca pensé que podría
empezar un post sobre Gran Hermano diciendo “Los designios de Dios son
inescrutables”, pero eso es lo que me viene a la mente con la salvedad, naturalmente, de que hay que cambiar “Dios” por “los jefes del programa”. Y es que uno se
pregunta por qué en una de las semanas se fueron dos concursantes, y ahora
están prolongando la evacuación a ritmos
más que reumáticos.
Quizás, y llegados a este punto, convendría preguntarse qué se premia en este concurso, y así obtendremos la
respuesta a ¿Quién debería de ganar esta edición?
Si la empresa, porque en el
fondo se trata de eso, quiere alargar la sombra de la edición a alguien que
luego sirva para salir en sus programas, ya se sabe, joven, atolondrado/a, de
muy buen ver, y que dé juego a la parrilla de Telecinco, entonces está claro
que debe de ganar Sofía, y su madre, porque no olvidemos que “ésto” es un pack
más indisoluble que Ramón y Cajal. Sin olvidar, además, el hecho de que si la
de Pamplona se lleva el maletín, irá integro a su madre, dicho por ella misma
dentro de la casa, y que este vecino del mundo lo oyó en directo en el “24
horas” y que no se ha vuelto a reproducir por la cadena.
En cambio, si lo que
realmente queremos es repartir justicia, la persona que indiscutiblemente debe
de ganar este año es Aritz, y en lo ya dicho en esta frase está la razón del
por qué. Precisamente, por comportarse como “persona” y no como “concursante”.
Por mostrarnos su moneda, en lugar de esa famosa llave, su cara “A” y su cara “B”, que todos tenemos, y que
siempre, siempre, se ha comportado como le pedía su cuerpo en cada momento. Ha
pensado siempre en lugar de con el cerebro, con sus tripas, aunque algún
gracioso dirá que en más de una ocasión ha pensado con sus genitales, pero el
que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Sea cual sea el resultado
final, esta edición será la de Aritz, y naturalmente la de Han, que se fue
ayer, y que es muy importante en el desarrollo de todo el concurso. Y es que el
chino granadino sacó lo mejor y lo peor del vasco. Y llegados a este punto,
ayer y durante la entrevista de Mercedes Milá se echó en falta, al menos este vecino del
mundo echó en falta, una gran reprimenda, como al menos antes las solía hacer la Milá de perfil alto, con respecto a no blindar la intimidad de la pareja.
A la Señora Milá, una
edición sí y otra también, se le ha llenado la boca de recriminar al componente “masculino” de una pareja que
en un momento dado se ha podido formar en la casa, cada vez que se ha ido de
la lengua desvelando intimidades “camatorias”, más que amatorias, a los demás
concursantes. Y ayer, Doña Mercedes Milá, fue incapaz de hacérselo notar al Señor
Han. ¿Una pareja formada por dos señores no debe de funcionar igual que una
pareja de las de toda la vida?
En este caso, precisamente, los “deslices vocales” del Señor Han han jugado muy a la contra de
Aritz, sabiendo ciertas cosas, más los otros concursantes, que nosotros, los
espectadores, por versión del
concursante granadino, que constantemente no es que arrimara el ascua a su
sardina, sino que el ascua y la sardina siempre eran para él.
Comenzaba este post, diciendo que el
concurso ya se ha hecho demasiado lento, porque los que vemos el “24 horas”,
durante esta semana hemos asistido a una especie de circo, como el de Niedziela
casualmente, pero en el que en la pista siempre estaba Han y Aritz, y ellas lo
único que hacían era comentar las jugadas del contrario, porque no olvidemos
que aquí no hay amigos, sino contrarios, que no enemigos, aunque algunas veces
lo sean.
Ya no hay mucho más que
contar porque hay lo que hay, y ahora todo está en el grado que te dejes
contaminar, como espectador y posible votante, por los cantos de sirena que
vienen de todas partes y en una gran proporción desde la mismísima cadena. Ya que
no solo se trata de hablar bien o mal de alguien, sino incluso en el orden de
plantear ciertas cosas, o de no mencionar otras, como por ejemplo, y ya dicho, el dinero que
puede ir directamente a manos de Maite, y que a muchos defensores de Sofía, en
realidad, eso, no les haría gracia. Y que el concurso se ha librado muy mucho de
comentar.
Por ejemplo, ayer ante las
visitas, otra vez, aunque ahora sea en persona, y antes vía plasma (por cierto, ¿a qué me recuerda eso?), el
acorralamiento a Aritz fue más que evidente, entre otras personas por la madre
de otra finalista, que aunque haya sido concursante, no nos confundamos, ahora
actúa como madre y defensora de un “botín” que puede ir para su casa. Mientras, en el caso de Sofía precisamente, no pasó de
hablar con sus ex-ligues, que el primero, Suso, le pellizcó, un poquito, solo
un poquito, en su moral, y el otro, Ricky, ya fue un auténtico elixir de crecimiento de
su ego, y todavía deben de estar limpiando las babas de ambos en la sala en la
que se reencontraron.
Además, lo más gracioso del
caso, fue la razón esgrimida para que aparecieran de nuevo los incansables ex-concursantes, según
palabras textuales de Doña Mila, Mercedes, “para disolver los malentendidos”.
En mi pueblo al menos, a eso siempre se le ha llamado, y con perdón, “revolver
la mierda”.
Como ya este vecino del
mundo se está tomando con humor todo tipo de estratagemas que está urdiendo la dirección, para sorprender/manejar el programa, ya solo hace falta, y lo dije
ayer en un tweet imposible de reprimir durante el programa, al comprobar la diferencia, y por mucho,
del trato recibido por Aritz y los otros tres concursantes, solo faltaba que “casualmente”
cambiaran, como lo hacen un día sí y otro también, las reglas del
programa y, casualmente, impongan una que diga: “Prohibido los vizcaínos”. Y
mientras expulsan a Aritz, la Milá, Doña Mercedes, jure y perjure que ellos
contra Aritz no tienen nada, pero que las normas son así, para cumplirlas.
Ayer, que la presentadora, muy sibilinamente, nos diga cómo alguien se
tiene que comportar, o dejar de hacerlo, ante la salida, en este caso de Han, del concurso, más que de manipulación, es de vergüenza ajena. Y no quiso, sin embargo, comentar, otra vez Doña Mercedes, el por qué Aritz no quería/podía mirar a la cámara
durante la despedida “con su pareja”; porque sabía, el de Santurtzi, que se iba a romper, y los
vascos no lloran.
¿No nos vale ya con que haya dejado el armario hecho unos zorros?
*FOTO: DE LA RED
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