Aunque en vacaciones este vecino del mundo procura
practicar el “dolce far niente”, a pesar de que para ello tenga que emplearse a fondo,
el magín, la mente, la materia gris, o lo que sea, siempre van por su lado. Y a continuación
dejo unos cuantos pensamientos que estos días, entre cabreo y cabreo por ganar o
perder un centímetro de arena playera, se me han presentado, y tal como me
invadieron, se fueron, dejando, eso sí, este poso:
Miedo me da que ahora que solo se puede fumar en la calle
y con el conflicto de los taxistas al rojo vivo, pueda haber una
explosión de dimensiones bíblicas, y en el siguiente acto nuestro gobierno esté en taparrabos chamuscados...
La imagen de los independentistas yendo a Waterloo para
recibir a Puigdemont tras su incidente alemán, me ha originado una sensación
muy cercana a estar ante un nacimiento navideño actualizado, aunque todavía falten
casi cinco meses para las entrañables fiestas, y los pastores se desplacen subvencionados
gentilmente por nuestros impuestos, o así.
Lo peor de que las jugadoras del Barça viajaran en clase
turista mientras sus compañeros lo hicieran en business, sin que nadie cayera
en ese pequeño detalle, es lo calado que está en nuestras costumbres los usos
machistas que nos hacen asumir que “las cosas son así, y así se las hemos
contado”.
Es de admirar la capacidad que tiene Casado ya al frente
de los populares de olvidar que hace tan solo, como quien dice, cinco minutos
estaban donde ahora está Pedro Sánchez y ya le culpa hasta de haber matado a
Manolete. Ha reconocido, además, el nuevo Presidente del P.P., que ya está listo
para gobernarnos. Al final va a ser verdad que el Señor Pablo Casado es rápido
en casi todo y que donde pone el ojo pone el master.
Las lágrimas de Juana Rivas y la presunta empatía que pueda suscitar, no deberían de hacernos olvidar que, seguramente mal aconsejada, como bandera de la lucha feminista, hizo lo que quiso y pudo, amoldando las leyes a sus deseos. Y ahora, de aquellos polvos, se recogen estos lodos.
Y ya, para finalizar, una pregunta más que un pensamiento, que se me repite todos los años: ¿Por qué al que no puede ir de vacaciones, al menos en estas fechas, se le castiga además con la suspensión de la mayoría de los programas radiofónicos y televisivos, dejando una mera caricatura o recordatorio de ellos?
*ILUSTRACIÓN: DE LA RED.
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