Hoy por aquello de darme ánimos ya he cantado, me he cantado,
tres veces el “Resistiré”, y ya no tengo tan claro si resistiré una cuarta. Y
es que como ya estamos cansados de oír en los comunicados del gobierno, "la cosa
es impredecible, y cambia de un día para otro".
Ya me veo que mañana me despierto con un bombo de seis
meses, y mi pareja me dice que le acaban de despedir. La cosa no es que pinte
mal, sino que va mal.
Ayer nuestros vecinos nos sorprendieron con una insistente y
afinadísima cacerolada en el mismo momento en que Felipe VI hablaba por la
televisión. Estuve a punto de pedirles por favor que se manifestaran un poco
más bajo que no le podía oir, y que, cosas de los actos reflejos, en cualquier momento tendríamos noticias
de la Pedroche, su vestido, y su marido.
Hace días comprobé que en tiempos de coronavirus cualquier
cosa es posible, como en una especie de nuevo “amanece que no es poco”:
primeros carteles de cualquier espectáculo, ahora en el paro y sin cobrar haciendo
audiciones desde su balcón, incluso con música en directo. Como es el caso de
Ruth Lorenzo que se arrancó desde su balcón con varios temas. En estos casos, además, normalmente cantas lo que te pide el corazón, no las ventas de tu disco
en promoción, que curiosamente siempre se dice que es el mejor de toda tu carrera...
Sinceramente, con respecto al discurso del rey, me defraudó
que no hablará sobre su coronavirus particular, su padre y esos millones de
apariencia saudí. Dicen que no tiene nada que ver con los otros asuntos, y que
sería mezclar churras con merinas. Pero ocurre que fue él mismo quien lo
desveló hace pocos días, en esta misma
vorágine.
Lo más triste, y que me ha dado mucho qué pensar, es que al terminar el discurso, y de manera
natural, sin ironía ninguna, lo juro, me imaginé, arrastrado por los sentimientos y lo que veía, el siguiente movimiento de
nuestro rey, al oír el “corten” de su discurso:
-Leti, prepara la mesa, que
estas cosas me dan mucha hambre.
Demasiado campechano para no alimentar más recuerdos...
*FOTO: DE LA RED.
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