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viernes, 24 de junio de 2016

EL REINO UNIDO ... Y LOS DEMÁS



Te acuestas, como diría un lobo de mar, con aparente calma chicha, y te despiertas con el barco a pique. Esa es más o menos la sensación con la que me he despertado esta mañana al enterarme de que Gran Bretaña se aleja de la UE como resultado del referéndum que hicieron ayer.

Siempre nos queda eso tan español de “Más se perdió en Cuba … y volvieron cantando”. Bueno es recordar el dicho completo porque la gente siempre se olvida, o no sabe, la segunda parte, y por lo que pudiera pasar ahora, es muy importante.

Los que siguen a este vecino saben que en su juventud pasó tres años en Londres y, aunque ya han pasado más de treinta años, la idiosincrasia del inglés especialmente, y del británico en general, no cambiará nunca.  Porque para ellos Europa es el continente y eso forma parte de “los demás”.

El mundo, y no es una crítica sino que las cosas son así, para un británico, por generalizar, se divide entre “ellos” y “los demás”. Y tienen mucha suerte, porque en momentos importantes la culpa siempre es de “los demás”, que no están a la altura. A “los demás” miran como si fueran un hámster en su jaula sin parar de correr.

Por lo que se nos ha ido inculcando con esa publicidad de la información de todos los días, es mejor vivir dentro de la UE. Y quizás ahora se tenga miedo a que el Reino Unido demuestre que se puede vivir fuera y no morir en el intento.

Se van a alejar, los británicos, y eso que estaban más consentidos que la hija única de un ministro. Quizás, ahora para muchos, en lugar de ocupar la primera fila en nuestras playas, pasen a dejarles, y sin derecho a protesta, en la tercera fila. Lo que sí me gustaría es que los camareros de sus negocios en nuestras costas, por aquello de un poquito de humildad con el medio, aprendieran castellano y miraran un poco más bajo para poder vernos. Porque en ese tipo de negocios, aunque están en nuestro país, los guiris parecemos nosotros.

La vida, en cierta manera, es como un “reality” en el que te vas cargando a los otros concursantes. Ahora el Reino Unido, en una votación, se ha cargado al resto de concursantes “extranjeros”, y quizás ahora con el tiempo llegue a la conclusión de que quizás tenga el enemigo en casa. O en esa “casa de vecinos” que forma su país también unos tienen la fama, y otros cardan la lana.

Conozco a unos cuantos “british”  de esos que viven, ya jubilados, en nuestras costas de Alicante, que si ya estaban preocupados ahora lo estarán más. Alguno concretamente ya preocupado semanas atrás había mandado una carta a sus vecinos pidiendo disculpas, porque ellos precisamente, querían seguir en la UE y consecuentemente en su hogar del continente. Y esos precisamente, ni saben el dicho de “más se perdió en Cuba … y solo cantan canciones de Petula Clark.


Antes de terminar, este vecino del mundo quiere decir que esta mañana el Señor Rajoy, en unas declaraciones en la radio, y como consecuencia de lo ocurrido en el Reino Unido. ha dicho que es el primer país en abandonar la UE, y eso no es exacto. En 1985 lo hizo Groenlandia. Es comprensible el error de nuestro todavía Presidente. Él solo usará el hielo para ponerlo en el güisqui. Todo es cuestión de prioridades.

*FOTO: DE LA RED


jueves, 10 de diciembre de 2015

MI VECINA, LA DE BENZEMA


Hace un rato, mientras subía haciendo ejercicio por las escaleras hasta casa pensando en comerme un bocadillo lleno de atún y mayonesa, ya lo sé que es plena contradicción, me he cruzado con Rosa, la del sexto. 


Ella bajaba, muy, muy seria, eso sí, vestida del Real Madrid con la equipación completa (planchada y aún con la raya de haber estado a buen recaudo en el cajón correspondiente) de Benzema, y con brazalete negro en su brazo izquierdo.

-¿Es, lo que creo? – Y sin hacer paripé de que no quería hablar, ha largado sin amagos, sin pelos en la lengua. – Hombre, lo que le han hecho a Karim, en su Francia no tiene perdón de Dios.

-¿Te refieres a lo que ha trascendido hoy de que por ahora, y por estar imputado, no puede jugar con la selección francesa?

-Sí, es que las autoridades gabachas –dicho por ella, y como sin darle importancia – son muy suyas. A nosotros –ella es más blanca que Florentino Pérez y Tomás Roncero juntos – nos puede venir bien en el sentido de que al menos no se podrá lesionar con ellos, más que nada en alguna juerga nocturna – Rosa siempre se ha caracterizado por su humor ácido y, siempre, sin darle importancia.

-De todas maneras – y como preguntándose a sí misma – cada vez que se aparta a alguien de algo…¿dónde se pone el límite? La semana pasada –yo ya tenía la sensación de que no estaba junto a ella en las escaleras - fue el primer ministro, Manuel Valls, quien dejó ver su patita en contra de que Benzema continuara en la selección, aduciendo que un deportista debe ser ejemplar, y si no lo es, no tiene su sitio en el equipo de Francia, debió de decir durante una entrevista radiofónica.

¿No te parece, Rosa –le he preguntado yo, aprovechando para hacerme oír y para que volviera del lugar a donde había huido mentalmente– que los políticos gabachos, y digo gabachos porque estamos hablando de ellos, porque en España ocurre lo mismo, o incluso peor, deberían de dar el mismo ejemplo?

- y aquí ya ha aflorado la parte que más me gusta de Rosa, muy suya y, a la vez, con los pies en la tierra y soñadora al mismo tiempo, y sobre todo tremendamente irónica – pero la vida no deja de ser un eterno colegio,  una cosa es el comportamiento de los alumnos y otro, el de los profesores. Y aquí, y me refiero, por decirlo de alguna manera, en la sociedad civil, no importa que sea España, en Gabachilandia, con los hijos de la Gran Gran Bretaña, o los hijos de la Merkel, los políticos viven por un lado y los otros, nosotros, donde nos dejan.

Sin apenas poder decirle nada más, Rosa se ha despedido de mí, mientras me decía: -Voy a andar unos cuantos kilómetros para que se me vaya la mala leche-. Mientras, dejaba atrás un inequívoco aroma de colonia francesa.


A mí, aún me quedaban unos cuantos tramos de escalera para poder perdonarme el pecado del bocadillo que ya me estoy comiendo, lleno de grasa, mucha grasa. Y es que, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y, además, a muchos nunca nos llamará nuestra selección…

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 16 de septiembre de 2015

EL PRECIO DE UN FRACASO


Alguien dijo alguna vez: “Donde termina el esfuerzo, comienza el fracaso.” Y en el caso de la Unión Europea y los refugiados ya no sé si el por ahora fracaso viene motivado por la falta de esfuerzo, o que ésta es solo una apariencia, para que creamos que el fracaso viene motivado por ello, y así no poner en duda la “potencia” de cada uno de los diferentes cargos, o mejor dicho la impotencia de los mismos.

Hay algunos días en que uno se avergüenza de ser humano, y por consiguiente de tener el don de pensar. Y de comprobar que las autoridades, a todos los niveles, mueven el culo, y lo que hay por delante, para que no pase ni un minuto, sin ayuda a las entidades bancarias y a su estado financiero, y por otro lado, para ayudar a los refugiados  convoquen reuniones  de “urgencia” a más de dos semanas vista.

El amanecer de ayer, martes, 15 de Septiembre, fue uno de los más desasosegantes de mi vida, al comprobar ya fuera de toda duda, la banda de personas, habrá que llamarles así todavía, frías y sin escrúpulos, que está al mando de este buque que es Europa, capaces de dilatar una solución por una lucha de egos patrióticos. Lo de, por ejemplo, Gran Bretaña, limpiándose las manos, porque ellos no están en el denominado "Acuerdo de Schengen", puede ser una más de los que conducen por la izquierda, o por donde les da la gana.

Cuando España entró en la Unión Europea lo hizo como aquel que sabiéndose dueño de una piscina, aunque solo fuera de una pequeña parte de ella, se tira de panza como si fuera un nuevo rico, y con el razonamiento de que “como la piscina es mía me tiro como me da la gana, aunque me pueda romper la crisma”.

En cambio, los británicos siempre han sido, aunque sea para zambullirse en la piscina, o en cualquier charco, más de meter primero un dedo del pie, y luego ya veremos. Ahora estoy en la Unión Europea, pero no en la de todos, sino en la que a mí me conviene. Otra cosa es, y muy deprimente, que les dejen hacerlo.

Si uno se da una vuelta por las “Españas” de la costa mediterránea, descubrirá muchas urbanizaciones que son como pequeñas avanzadillas de Gran Bretaña allí, con sus pubs y tiendas muy “british”. Porque, y esto no es una crítica, sino una realidad, el británico allí donde va no se mezcla con el nativo, extiende su territorio

En la Unión Europea, unos cuantos países han extendido su país, para llegar sin mezclarse con los demás. Y así estamos ahora. Con unos políticos que deben de estar mirando de reojo a que los civiles se organicen y hagan algo (el crudo invierno, especialmente para los refugiados, se avecina), porque ellos están en una partida de póquer, que saben cuándo comenzaron pero no cuando van a acabar, ni cómo. Y en el fondo tienen la esperanza, y casi la seguridad, de que las ONGs harán algo, mientras ellos se miran y vigilan para descubrir quién la tiene más grande.

Hemos estado criando con tanto cuidado y esmero a una camada de políticos europeos tan bien cebados, mantenidos, y atendidos desde un punto de vista crematístico , que al final se han creído que son diferentes a nosotros; que ellos vienen directamente de la perfección. Y que las gotas del caro perfume con el que aderezan sus cuerpos y que, no lo olvidemos, pagamos todos, en nosotros se transforma en simple sudor por el esfuerzo, precisamente, de poder ganar lo que ellos nos cuestan.

En el fondo, y visto lo visto, la pasada madrugada, llena de indecisiones y faltas de compromiso, no deja de ser el precio de un fracaso.

*FOTO: DE LA RED



miércoles, 9 de septiembre de 2015

LOS PRIMEROS DE LA CLASE




¡Esto es acojonante! Que sí, que lo es. Que hace unas semanas, la mayoría de los países comunitarios se hacían los suecos, aunque no fueran de Suecia, con el goteo humano, camino de convertirse en chorro, que entraba por el sur de Europa. Pero, ahora, que se comprueba que los que entran por el Sur, tienen querencias de irse a Alemania y Gran Bretaña, algunos países, los mencionados especialmente, “se conciencian” de lo que está ocurriendo.

La foto de un niño de tres años ahogado en una playa ha sido el detonante de que la gente haya despertado su conciencia, y al ver el percal, los políticos de turno en lugar de ponerse a la cola, pues hacen lo de siempre, se ponen en cabeza, y parece que la idea ha sido suya, y que lo sienten así de toda la vida.

No va a ser este vecino del mundo el que ponga una pega a las ganas de ayudar a los migrantes, inmigrantes o refugiados por las guerras. Pero, ¡ojo!, no se trata de acoger, y me entenderéis, una mascota, ni sacarse una foto y pasar las Navidades juntos, y ya está.

Tampoco va a ser este vecino, el que recuerde que ya hay, y mucha, escasez en España, y que el hambre ya está instalada entre nosotros, y en muchos casos se disfraza de “apretarse el cinturón”. Porque los políticos que ahora se han puesto, viniendo desde atrás, los primeros en la cola de la indignación, son los mismos que llevan mucho tiempo siendo cicateros incluso con los que les votan, y especialmente con los que votan a otros partidos en su mismo país.

Ahora el Señor Rajoy está muy afligido con los avalanchas de personas, porque eso es lo que son, personas por encima de las cifras, que entran en Europa por algunos de sus puntos, y dónde antes apenas había cupos para poder acoger a gentes, sólo unos dos mil,  por el problema acuciante del paro, declarado por ellos mismos,  ahora se ve que el paseo con la Merkel le ha contagiado las ganas de ayudar, y ya se sabe que en cuestiones de quedar bien, podemos ser los primeros y por goleada, ahora ya no les parecen muchos, ni quince mil.

Seamos serios, las cosas no han cambiado en veinticuatro horas, o este vecino se ha perdido algo. El problema que tienen algunos países, como los sirios, está desde hace tiempo, pero los políticos con recolectar sus votos,y comprobar que nadie más se sienta en su sillón, ya tenían suficiente,  y ahora, la foto de un niño, que podía ser nuestro, les ha sacado los colores, que el niño ya no tenía.


Siempre se ha dicho que una foto (que este vecino del mundo no ha querido mostrar por ser mucho más que una simple imagen) vale por mil palabras, y las mil de esa foto, han sido de reproches para todos nosotros, y para los que nos debían de guiar, que en lo importante siempre andan por detrás, aunque luego jueguen a ser los primeros de la clase, de una clase que nunca han tenido.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 17 de septiembre de 2014

¿OBSERVADOR O VOYEUR?

Esto de la aldea global significa  que, si a alguien al ir a cerrar la puerta, se le escapa de las manos, y sin querer se cierra con estruendo, el portazo se oye en todo el orbe.
Hoy todo el mundo se hace eco de lo que va a ocurrir mañana en Escocia, pero no es que estemos preocupados por el escocés, ni tan siquiera por el británico, sino que todo el mundo está o intentando aplicar “eso” en España, o que no se aplique.
Incluso en los mismos periódicos vascos se cuela de rondón, y en un discretísimo segundo plano, que el gobierno vasco ha mandado “observadores” a Escocia para inspeccionar el Referéndum en el que se va a saber si Escocia se independiza de Gran Bretaña o no. 
No solo eso, por de pronto de Euskadi han ido “observadores”, aparte del ya mencionado Gobierno Vasco, de Bildu y del Euzkadi Buru Batzar (PNV). O sea, que Euskadi está muy bien representada.
Ya sé de antemano que, y especialmente desde el País Vasco, opinar sobre ésto es meterse en un jardín, además lleno de cactus, pero a este vecino del mundo, y más teniendo presente  esta época en la que el dinero público, ante su escasez, se reparte con cuentagotas, irse hasta Escocia para ver in situ cómo otro país toma la decisión de independizarse o no, le parece que es malgastar el dinero; ese mismo dinero  que para otras cosas siempre se dice “que no tenemos”.  
Además, a este vecino le recuerda aquellos tiempos cuando era niño y sin una “perra gorda”, literalmente y nunca mejor dicho, en el bolsillo, que se pasaba horas enteras delante de la única pastelería del pueblo, observando aquellos canutillos, que como diría un andaluz, con su gracia habitual, “quitaban el sentío”, pero que en mi caso era un verdadero acto de masoquismo cuando todavía no sabía lo que era el masoquismo.
A este vecino le parece que ir a ver “eso”, y consecuentemente con los gastos que se van a originar, no procede, aunque nos digan que no nos tenemos que preocupar porque son fondos que provienen de tal o cual cuenta, porque en realidad es como ir al cine a ver solo el final de una película, de la que nos hemos perdido casi todo. 
En este caso,  lo verdaderamente importante es el proceso que ha llevado a ese desenlace, a esa votación, y no la votación en sí, y que en España estando las cosas como están, y con la Constitución que hay, al menos por ahora, no nos podemos encontrar ese escenario.
Y es que algunas veces tras la figura del “observador” se puede esconder el “voyeur”, que es el que siente placer con lo que está viendo, y a este vecino, le parece que es lo que está ocurriendo.
Y aunque el voyeur lleve “txapela” o “barretina”, seguirá siendo un voyeur, cosa que este vecino, no se va a hacer el estrecho, faltaría más, pero cada uno sabe que ese tipo de cosas se deberían de solventar con el dinero de uno mismo, porque siempre hay una gran diferencia entre los deseos privados y las realidades públicas.
Y, según parece, no hemos aprendido de nuestros errores. Cada uno ha confundido, durante lustros, las necesidades públicas con los deseos privados, y se han hecho, durante la época de las vacas gordasel museo que siempre he deseado”, o "que el ave pare delante de mi casa", o "construir el aeropuerto que, siempre al imaginarlo, me producía una erección", aunque luego no vaya nadie al museo, o ya no viva en la casa donde para el ave, o no aterricen aviones en ese aeropuerto soñado, sin contar con que ya pasó el tiempo de las erecciones.
Y la realidad nuestra es que tenemos un país inacabado y a falta de fondos, o, como se quiera, muchas autonomías hechas unos zorros, y en lugar de barrerlas y adecentarlas, e intentar aminorar gastos sin reducir ni calidad ni cantidad, estamos mirando el piso ajeno escocés, para coger ideas de un plano que no es el nuestro, y que por ahora, al menos, no casa con el nuestro. 
Ni hemos aprendido, ni queremos aprender.

*FOTO: DE LA RED