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lunes, 13 de enero de 2020

LA CHICA DE LA "CURVY"...


Hoy me he despertado, no debería ser lo normal, sobre las cinco de la mañana, y me he imaginado a más de un compañero y compañera “blogger” intentando pactar con el mundillo de las musas para ver si los pensamientos se traducen en material con un poco de fuste para ser usado.

Por aquello de que cada maestrillo tiene su librillo, más de uno se dirige a San Google para comprobar si hoy es el "día internacional de algo” y ese algo le puede ayudar a confeccionar su menú bloguero del día. Hoy al parecer, y es muy raro, no les ha dado tiempo a nombrar un asunto como “propietario” del día.
Este vecino del mundo, hasta ahora al menos, nunca se ha basado en ellos para su blog, pero imagino a muchos de mis compañeros y compañeras mirando ahora mismo hacia la Meca bloguera, si la hubiera, y postrados de rodillas pegarse unos cuantos juramentos.

Por cierto, ayer fue una de las comidillas de internet la noticia y correspondiente fotografía, naturalmente, de la nueva “curvy” internacional española, Lorena Durán, para Victoria´s Secret

Dos temas a destacar, el término, curvy, que desde hace un tiempo se han sacado de las “entretelas” para denominar a las modelos que tienen un poco de “chicha” (como hubiera dicho no mi abuela que si esta levanta la cabeza explota directamente, sino mi madre, ya que la diferencia en manera de pensar ha sido ayer mismo) debajo de su epidermis. Y si Lorena Durán es modelo para “tallas grandes”, como se decía hace apenas veinticuatro horas, más de uno y una, entre los que me incluyo, tendrá que comprarse la ropa donde fabrican las carpas de circo.

El problema no es la gente que no tiene, como hubiera dicho Gila, patas de gallo, pero sí un gallinero en cada ojo, sino todas esas almas cándidas que andan abandonando la pubertad y que quieren reivindicarse mediante la moda sin tener unas tallas de la antigua Pasarela Cibeles

Ya solo les queda a la empresa de "las alas" para terminar de limpiar su imagen, y poder seguir adelante con sus desfiles de final de año, que sus modelos se empoderen, protesten contra el negocio de las pieles, y hablen de los problemas que tienen todos los días, como las mujeres de carne y hueso. Lo que ocurre es que con lo que ganan las tops, muy tops, cualquier problema de la vida real se diluye como un azucarillo en una copita de anís.

Conviene no buscarle en este caso, mayor significado a la copa de anís, lo digo por los lectores que tienen alma de Sherlock Holmes, y están seguros además de que los gatos siempre tienen cinco patas. Lo que ocurre, y de ahí el auto-homenaje,  es que de joven, abandonando la pubertad, era la única copa que podía tolerar este vecino del mundo. Hasta que descubrió que las borracheras dulces son las peores, y fueron además las primeras “curvis” que descubrí y tracé, muy a mi pesar dicho sea de paso, y lo del "paso" nunca mejor dicho.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 28 de mayo de 2015

ME IMPORTA UN PITO, O LA CARA B DE LA FINAL DE COPA


¡Y este sábado la final de copa! Y la consiguiente “revolución” de hinchas de uno y otro equipo: Barcelona y Athletic de Bilbao. Y mientras la hazaña deportiva va por un lado, por otros lares, en las altas instancias, ya calientan motores  con el tema de siempre: pitar a los himnos. Ya que la palabra “revolución” antes utilizada, y no es aleatorio, puede tener otro sentido que es, al parecer, lo que a muchos preocupa.

En realidad, al menos visto desde ático, tenía que ser el menor de los problemas. Porque quizás, la discusión si la hay, es si el Himno Nacional forma parte del espectáculo, y desgraciadamente se mire como se mire, la costumbre o lo que sea, ha hecho que todo lo que se produzca dentro del famoso Camp Nou, en el caso de este próximo sábado, ya será espectáculo. 

Incluso formará parte del espectáculo la llegada del rey, al que sin duda también pitarán, y eso, al parecer, no es materia de discusión, o importa menos.

Este vecino siempre se acordará de aquella famosa frase que va muy ligada al mayo del 68 en París: Prohibido prohibir. Y han pasado muchos años, quizás demasiados, y seguimos en las mismas.
Personalmente, a este vecino del mundo le molesta más que no se haya hecho nada todavía respecto al accidente de metro de Valencia, por ejemplo, y alguno se haya ido, al menos por ahora, de rositas. O que los partidos políticos, cualquiera de ellos, cada vez que se descubre un presunto acto de corrupción, y se expulsa del partido al presunto sospechoso, el correspondiente partido dice que ya ha cumplido con lo suyo y “después paz y aquí gloria”.

Ahora sale el comité anti-violencia diciendo que si se pita al himno se sancionará a los dos equipos. En primer lugar, y ya de acuerdo al nombre del citado comité, pitar a un himno, no es violencia en sí. Más violencia, ya puestos así, es los chanchullos que han salido estos días sobre la FIFA, de voluntades compradas y vendidas, y como consecuencia de ellas, entre otras cosas, se va a celebrar un campeonato del mundo de fútbol en pleno Diciembre, rompiendo los calendarios de todas las ligas, y sin embargo, al final no pasará nada.

El todavía gobierno en la poltrona lleva intentando penalizar los pitos, en su caso, durante el desfile de las fuerzas armadas, pero lo mismo que se pasa cuatro años recordando que están en la poltrona por voluntad popular, esa misma voluntad popular, parte al menos, quiere pitar y manifestar su opinión durante los himnos, o incluso en los minutos de silencio. A este vecino del mundo, sinceramente no le parece bien, pero considera que el que lo hace, también queda retratado. Porque los pitos  también tienen una doble dirección: hacia la persona, objeto u asunto al que se pita, y también destaca, no lo olvidemos, al grupo de personas que lo hace, y éste queda retratado y, algunas veces, no para bien.

Como se dice cuando conviene, al aceptar ciertos cargos, hay derechos y obligaciones. Y puede ser triste pero las posibles pitadas van también con el cargo, y más en un país democrático, como por ejemplo es más que probable que ocurrirá al Rey ese mismo día al estar presente en la entrega del trofeo que lleva su nombre.

Serán apreciaciones de este vecino del mundo pero cada vez son más los que pitan, y ya no es una cuestión de separatismos, sino que de la insatisfacción se ha llegado al hartazgo. El hartazgo de hacerlo casi todo mal, o casi todo bien solo para unos pocos, como viene siendo habitual. Y éstos tienen la sartén por el mango; el mango de la moral, de lo políticamente correcto, del dinero e, incluso, de la ley.

La  gente tanto en el día a día, como en un espectáculo, tiene que tener derecho al pataleo, ese mismo pataleo que en el caso de Doña Esperanza lo está intentando canalizar en una campaña, otra más, en contra  de los que ella llama“bolivarianos”, o “soviets”,  y a la que no solo no se le recrimina la falta de juego limpio, tras saberse los resultados de las elecciones,  desde su partido, sino que ha logrado que algunos de sus compañeros, cuando menos, le rían las gracias.

Seamos claros, en el fondo no es el hecho de pitar a la bandera en sí, es el hecho de criticar a la autoridad, y por lo tanto a los que hacen y deshacen. Y es que de lo contrario, sería una posición comodísima para los que mandan: Haces lo que te sale de ahí, ustedes ya me entienden, y encima prohíben el derecho al pataleo, o lo que viene siendo la reclamación de toda la vida.


Al final, y como siempre, no nos confundamos, no estamos hablando de deporte, al menos no solo de ello, sino de política también.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 16 de abril de 2014

TONTOS DEL BOTE

Hoy se juega uno de esos partidos denominados “partidos del siglo, de este mes”, y para contentar a todos, diríamos eso de “que Dios reparta suerte”. Sin embargo, este vecino lleva unas veinticuatro horas, reconociendo minuto a minuto la “estulticia” de que hacemos gala. “Tontos” porque de un día para otro sacamos palabras nuevas, naturalmente en inglés, como si las utilizáramos de toda la vida, y optamos por rechazar las respectivas palabras en castellano.
A alguien se le ocurrió ayer denominar a la zona de esparcimiento creada en Valencia para los aficionados de cada  uno de los equipos finalistas de la Copa del Rey como Fan Zone, y desde ese momento, y al grito de “maricón-el-último” todos los medios de comunicación están repitiendo las mismas palabras, porque parece que “estar a la última” es ésto.
Este vecino no niega que en países anglófonos se refieran a ese lugar con esas palabras, pero con un idioma tan rico como el castellano, es de juzgado de guardia utilizar ese término.
Si tenemos una palabra sugerente, pizpireta y más española que una paella es “chiringuito”, que, además,  por el prolijo uso que se le ha dado, puede emplearse en diferentes acepciones, y el “chiringuito para los hinchas” no deja de ser molón y hasta un poquito “cheli”, pero ahora se lleva lo extranjero como indicativo de moderno. Y si nos dicen “país pobre” nos ponemos, por decirlo en fino, de mal café o incluso de “bad milk”, pero si nos dicen “poor country” parece que nos venimos arriba, cuando seguimos siendo igual de pobres, y además hemos hecho el ridículo, sin enterarnos, lo que es más ridículo todavía.
Si queremos que nos respeten en Europa, y en cualquier lugar, primero tenemos que respetarnos nosotros mismos, y utilizando cualquier palabra que suene a foránea, no vamos por el buen camino, porque si los extranjeros aprendieron a respetar nuestra “siesta”, o nuestra “fiesta”, que respeten también al “chiringuito” o a cualquier palabra que nos apetezca usar, porque de lo contrario nos tomarán por “tontos” pero no un tonto cualquiera sino al “tonto del bote” que eso sí es español, y además no tiene traducción. ¡Que se jodan!