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miércoles, 11 de marzo de 2020

... QUE NO SALGA NADIE...



Pues sí, va a ser difícil olvidar por solo un momento el concepto “coronavirus”. 

De todas maneras y para tomárnoslo con humor, este vecino propone que desde este momento adoptemos como himno de cabecera, durante muchos días, o mientras dure todo esto al menos, esa canción tan sanferminera que dice “…y ha dicho el alcalde que no salga nadie, que no anden con bromas, que hay muy mal ganao, riau Riau…” Y es que a todo un bicho como ese ya tan famoso, “coronavirus”, se le podrá confrontar otro  de unos quinientos kilos y unos cuernos que  no son “honoris causa”, sino de verdad de la buena.

Pues eso, que Pedro Sánchez, el alcalde, como el de la canción, de nuestro municipio llamado España, ha dicho que no salga nadie y que no andemos con bromas. 

En realidad, todas las medidas que ya se han dado no pueden prevenir nada, sino que más bien hacen que vayamos pasando todos por la enfermería de la plaza, pero más lentamente. El fin último, y me parece lógico, es que nuestro sistema sanitario, y en eso los americanos, los hijos de Trump, nos tienen que tener mucha envidia, no se colapse enfermando todos a la vez.

Como en aquel famoso chiste, y no lo voy a contar ahora porque estaría fuera de tono incluso en este blog, lo importante es ORGANIZARSE. Y como ponerse enfermo por estricto orden alfabético va a ser imposible, lo importante es que nos distanciemos en el tiempo lo máximo posible.

Más de un yerno y nuera díscolos, o asesinos en serio, utilizaran la estratagema de que el gobierno ha hecho bien en suspender los viajes del Imserso para que así se hagan cuidadores non-stop de sus nietos, y así los padres de las criaturas, no pierdan horas de trabajo ya que los suyos no se pueden realizar desde sus casas vía digital y cual…

Tengo un amigo, de bar, filósofo de txikito en ristre, que ayer me preguntaba si veo peligrar el Olentzero del próximo Diciembre. Como a este vecino le gusta bacilar, pero serio, siempre serio, tras unos segundos haciendo que estaba sopesando la cuestión, le contesté, quizás demasiado secamente, y acordandome de todos aquellos que están dejando limpios los supermercados: Creo sinceramente que el fin del mundo tiene una fecha mucho más corta. 

Tras mirarme fijamente por si iba en serio o en broma, cogió su txikito, y antes de desaparecer por completo el vino de su vaso, la campanilla, la de su gaznate, ya estaba recibiéndolo con un tintineo un tanto fúnebre esta vez. Un minuto después, Txomin, mi amigo de barra, ya había desaparecido. Espero verlo antes de las próximas navidades… será una buena señal, para los supervivientes al menos.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 16 de noviembre de 2019

UN BESO Y ... UNA CANCIÓN


Si por algo se va a recordar esta semana, sí, seas de izquierdas o derechas, aunque radicalmente por diferentes motivos, será por el beso que se dieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias escenificando en público el acuerdo al que llegaron tras las, esperemos que por bastante tiempo, últimas elecciones.


Como todo fue tan rápido, daba la impresión de que nos habíamos perdido la boda, y llegábamos en el momento aquel de “y comieron perdices y a nosotros nos dieron con el plato en las narices”.  

Todavía tardarán mucho tiempo en recuperarse, y si lo hacen, todos aquellos que se hacían los estrechos y ponían peros y problemas a todo lo que sea un acuerdo de izquierdas.

Naturalmente, uno que no es pesimista, sino realista de tantas cicatrices en la piel y en el corazón, sabe que todavía no se ha conseguido nada y que la salida de este túnel va a ser lenta, si es que se consigue, porque ni ayudan los políticos, ni la prensa, ni los empresarios, ni todo aquel que tenga intereses en otras miras. Como me dijo una vez La Rosa, mi vecina, de más de ochenta años: nadie dijo que el sexo fuera fácil....

En otro orden de cosas,y teniendo en cuenta todo lo que le ha pasado este año a este vecino del mundo, y que como diría aquel, al final no hablamos de dinero pero literalmente me ha costado un ojo de la cara, me ha hecho plantearme muchísimas cosas. Y en estas últimas veinticuatro horas, he encontrado a través de YouTube, y primero en la versión de unos niños de La voz-Kids, que como se suele decir, sin reprimir nuestros instintos un pelín caníbales, por aquello de “están para comérselos”, una canción de Pablo López, “El mejor momento”, en realidad una especie de himno compuesto para la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Y que si has pasado cuando menos un tiempo complicado, sirve de bálsamo para calmar heridas y mirar hacia adelante, en mi caso, con una sonrisa, y ya me entenderéis, en mi mirada. 

...Es el momento de salir y respirar,
es el momento de cantarle a todo lo que ves,
es el momento de saltar para caer de pie.
Rompe con la puerta y grita fuerte, que se entere el mundo,
este es el mejor momento...


Debe de ser verdad eso de que la música amansa a las fieras, aunque vengan disfrazadas de tristes pensamientos.


*FOTO Y VÍDEO: DE LA RED

sábado, 25 de marzo de 2017

LA VIDA QUE NOS DEJAN VIVIR


Las veinticuatro horas que van desde este mediodía pasado, sábado, al mediodía del, todavía por venir, domingo, se convertirán, y no hace falta ser un adivino, en un continuo déjà vu, hablando sobre lo perjudicial que puede ser un cambio horario a la carta, si por "a  la carta" se entiende un cambio horario que se pierde en la noche de los tiempos, con inequívoco olor a "franquismo", y "desde hace mucho tiempo que se hace así, y no voy a ser yo quien se meta en un jardín y cambie algo, que a mi partido político, por cierto, ahora en el poder, le da lo mismo, porque lo que verdaderamente le da dinero son los impuestos, y no el supuesto malestar, en especial, psicológico, de unos cuantos, que seguro son los que siempre se oponen a todo".

Bien es verdad, que el futuro de la gente que son los que para el poder realmente cortan el bacalao, nunca tienen problemas por una hora o más o menos; más perderán o ganarán en esos jet lag a los que están más que acostumbrados por su ritmo de vida y de costumbres, sin duda. Ya que si hace falta, y para evitar su supuesto estrés, se van unos días antes a uno de esos paraísos, no fiscales esta vez, sino donde la civilización no parece haber llegado excepto a esos hoteles repletos de todo, y dejan pasar la vida, a sabiendas de que a la vuelta, a la rutina, seguro que son más ricos aún...

Por cierto, y en otro tono de cosas, parece que "La reina del Sur", no la de Pérez-Reverte, sino la del PSOE, ya ha aceptado lo que la historia, la suya y la de sus amigos, quiere que acepte.

La verdad es que ha sido un intento baldío de poner suspense, como gas en una gaseosa prehistórica, en una jugada que era tan clara en el fútbol político, desde el momento en que se colocaran el balón en la parte del campo que les era propicia, tras sacarle tarjeta roja y expulsión al supuesto capitán de entonces, Pedro Sánchez, por orden más que clara de la Reina del Sur y los que en su momento accedieron a que ella fuera reina.

La vida que nos dejan vivir es un eterno paripé y nos permiten, porque les trae al pairo, hablar de nimiedades como el cambio horario. Ya que saben que antes, y por supuesto, después, ellos, los que tienen todo controlado, serán igual de ricos, o más. Porque cosas como el himno, el honor y el orgullo, nunca cotizarán en bolsa.

*FOTO:  DE LA RED

martes, 7 de junio de 2016

MORAGAS Y EL CUÑAO, O EL PODER DE ACERTAR, FALLANDO



Se supone que detrás de cada anuncio televisivo, un mensaje escrito en imágenes, hay un grupo de personas que se dedican durante un tiempo a tener en cuenta los objetivos a cumplir, los famosos "targets" (simplemente "objetivos", pero al decirlo en inglés, por de pronto, te cobran más), y el producto a promocionar de la mejor manera posible. 


Sin embargo, de vez en cuando, aparece un anuncio que parece que se ha creado, exclusivamente, para ponerte de mala leche, sacando lo peor de ti, y que pasas a odiarlo directamente, sin paños calientes, sin pasar por tu cerebro, pero llegando directamente a tus tripas.


Desde el punto de vista de este vecino del mundo, últimamente hay un anuncio que se lleva la palma, y hasta el palmar. Y es ese de los familiares, en gran cantidad (ya empezamos mal), que para terminar bien la tarde tienen la idea de prepararse unas cuantas pizzas, sí, las de Tarradellas, pero por decir eso, desgraciadamente no nos pagan.


Aunque no nos explican cómo se compone la familia, se supone que hay varios matrimonios, de varios colores y gustos. Por lo que al que me cae tan mal, casi como una bomba atómica en un ojo abierto para recibir solo una lentilla, este vecino le conoce como el “cuñao”. Porque está claro que no le queda más remedio que ser cuñado de alguien. El destino es muy puñetero, pero algunas veces, como en este caso, está acertado. Y se pasa, el cuñao, todo el anuncio diciendo que a él no le preparen pizza porque no le apetece, pero cuando las están repartiendo, calentitas, y en su punto,  él se apunta también, diciendo aquello tan "sembrao", y que en realidad es como para darle, lo que mi difunto padre denominaba “un soplamocos”: Si ya sabíais que iba a comerla.


Quizás la mayoría tenemos un poco del cuñado de Tarradellas y nos pasamos hablando de que no queremos, que a nosotros no nos la dan con queso, ni la pizza ni nada, porque nosotros sí sabemos. Y al final, nos conformamos con lo que nos dan, y, por cierto, vaya que nos dan, y bien dados.


Si el cuñado de la pizza hubiera existido, seguro, seguro, que también se hubiera llevado "el marrón". Y hubiera sido el encargado de dar la rueda de prensa en lugar del Señor Moragas (más perdido que un pulpo bailando latino, y más trágico que Nerón incendiando Roma), para dar a conocer la versión “merengue” del himno del Partido Popular


¡Es curioso! Como al resto de los partidos, a los populares, se les llena la boca de decir que han comprendido lo que el electorado les quiso decir tras lo ocurrido en las elecciones del  20 de Diciembre. Y nos presentan: un merengue. ¿Una metáfora del pastel que nos han dejado en España?  A eso, quizás, se le llama: "acertar, fallando".


*FOTO: DE LA RED


lunes, 16 de noviembre de 2015

UN HIMNO QUE RESISTA


Tengo envidia. Confieso, soy un envidioso elevado al cubo. Y más estos días. Lo de que todos a uno canten la Marsellesa me da mucha envidia. 

Porque nosotros no somos así. Nosotros somos de cantar cada uno lo suyo intentando dejar medio mudo, o sordo, al que está al lado. Y eso dice muchas cosas. Nosotros somos de nosotros, tenemos partido propio y a los demás que les den.

En días tan tristes como los actuales, que la gente intente rehacerse de sus cenizas como el Ave Fénix teniendo un himno al que agarrarse es muy importante; una banda sonora que aúne a la mayoría, y que a los otros les informe, quizás, de que el horno no está para bollos.

Siempre se ha dicho que tal vez el fallo del himno español es que no tiene letra. Y este vecino del mundo cree que todo es, o más complejo, o nada complejo. El himno de España no tiene letra porque por la historia, en el fondo, o en la superficie, no se nos ha puesto en la peineta tener una letra que nos una. Ya las mismas notas hacen a unos  pitar y a otros aplaudir. Quizás, puede ser que todavía nos queden ecos de una época que incluso nosotros ya no hemos vivido, pero que sabemos que nos quisieron imponer, primero una melodía, y luego una letra, la de Pemán, que o eras del régimen, o estabas a régimen.

Suelen decir que el movimiento se demuestra andando, y que el pueblo sabe lo que quiere, o al menos  lo que NO quiere, y personalmente este vecino del mundo hace tiempo que eligió una canción para esos momentos en que o te animas tú, o acompañas a lo que queda del Nautilus en el fondo del mar. Y poco a poco, con el tiempo ha ido observando que a mucha gente le va sirviendo como válvula de escapa de todos los sinsabores. 

Es una especie de claraboya de la que salir triunfante cuando los problemas te absorben, e incluso este año la tomó prestada la Academia de Cine en la entrega de los Goya a modo de Himno en sus reivindicaciones. Es, claro está, el “Resistiré” del “Dúo Dinámico”, y que también forma parte, y final, de "Átame" del Señor Almodóvar, Don Pedro.

Pasó la época de las mil gestas y de un imperio en el que no se pusiera el sol. Ahora, todo lo contrario, hay que luchar para que salga el sol cada día, y darse ánimo uno mismo para seguir hacia adelante, encontrando motivos para seguir en pie.

Este vecino no siente como suya “La Marsellesa”, le gusta mucho, eso sí, aunque siempre le ha parecido muy del pueblo y para el pueblo, francés naturalmente, por su historia y porque ellos se la trabajaron.

De todas maneras, estos días que la ha oído cantar como símbolo de seguir hacia adelante, se le han puesto los pelos como escarpias. Pero, si le dan a elegir, o le preguntan qué le pide el cuerpo en esta época, él lo tiene clarísimo... 

Decir

… Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla,
Pero siempre sigue en pie
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré…

puede resumir nuestro estado de ánimo y una especie de presentación de intenciones si nos tocan los pinreles más de lo debido, que no es poco para estos días en que cada uno solo mira por lo suyo.


*FOTO Y VIDEO: DE LA RED.




jueves, 28 de mayo de 2015

ME IMPORTA UN PITO, O LA CARA B DE LA FINAL DE COPA


¡Y este sábado la final de copa! Y la consiguiente “revolución” de hinchas de uno y otro equipo: Barcelona y Athletic de Bilbao. Y mientras la hazaña deportiva va por un lado, por otros lares, en las altas instancias, ya calientan motores  con el tema de siempre: pitar a los himnos. Ya que la palabra “revolución” antes utilizada, y no es aleatorio, puede tener otro sentido que es, al parecer, lo que a muchos preocupa.

En realidad, al menos visto desde ático, tenía que ser el menor de los problemas. Porque quizás, la discusión si la hay, es si el Himno Nacional forma parte del espectáculo, y desgraciadamente se mire como se mire, la costumbre o lo que sea, ha hecho que todo lo que se produzca dentro del famoso Camp Nou, en el caso de este próximo sábado, ya será espectáculo. 

Incluso formará parte del espectáculo la llegada del rey, al que sin duda también pitarán, y eso, al parecer, no es materia de discusión, o importa menos.

Este vecino siempre se acordará de aquella famosa frase que va muy ligada al mayo del 68 en París: Prohibido prohibir. Y han pasado muchos años, quizás demasiados, y seguimos en las mismas.
Personalmente, a este vecino del mundo le molesta más que no se haya hecho nada todavía respecto al accidente de metro de Valencia, por ejemplo, y alguno se haya ido, al menos por ahora, de rositas. O que los partidos políticos, cualquiera de ellos, cada vez que se descubre un presunto acto de corrupción, y se expulsa del partido al presunto sospechoso, el correspondiente partido dice que ya ha cumplido con lo suyo y “después paz y aquí gloria”.

Ahora sale el comité anti-violencia diciendo que si se pita al himno se sancionará a los dos equipos. En primer lugar, y ya de acuerdo al nombre del citado comité, pitar a un himno, no es violencia en sí. Más violencia, ya puestos así, es los chanchullos que han salido estos días sobre la FIFA, de voluntades compradas y vendidas, y como consecuencia de ellas, entre otras cosas, se va a celebrar un campeonato del mundo de fútbol en pleno Diciembre, rompiendo los calendarios de todas las ligas, y sin embargo, al final no pasará nada.

El todavía gobierno en la poltrona lleva intentando penalizar los pitos, en su caso, durante el desfile de las fuerzas armadas, pero lo mismo que se pasa cuatro años recordando que están en la poltrona por voluntad popular, esa misma voluntad popular, parte al menos, quiere pitar y manifestar su opinión durante los himnos, o incluso en los minutos de silencio. A este vecino del mundo, sinceramente no le parece bien, pero considera que el que lo hace, también queda retratado. Porque los pitos  también tienen una doble dirección: hacia la persona, objeto u asunto al que se pita, y también destaca, no lo olvidemos, al grupo de personas que lo hace, y éste queda retratado y, algunas veces, no para bien.

Como se dice cuando conviene, al aceptar ciertos cargos, hay derechos y obligaciones. Y puede ser triste pero las posibles pitadas van también con el cargo, y más en un país democrático, como por ejemplo es más que probable que ocurrirá al Rey ese mismo día al estar presente en la entrega del trofeo que lleva su nombre.

Serán apreciaciones de este vecino del mundo pero cada vez son más los que pitan, y ya no es una cuestión de separatismos, sino que de la insatisfacción se ha llegado al hartazgo. El hartazgo de hacerlo casi todo mal, o casi todo bien solo para unos pocos, como viene siendo habitual. Y éstos tienen la sartén por el mango; el mango de la moral, de lo políticamente correcto, del dinero e, incluso, de la ley.

La  gente tanto en el día a día, como en un espectáculo, tiene que tener derecho al pataleo, ese mismo pataleo que en el caso de Doña Esperanza lo está intentando canalizar en una campaña, otra más, en contra  de los que ella llama“bolivarianos”, o “soviets”,  y a la que no solo no se le recrimina la falta de juego limpio, tras saberse los resultados de las elecciones,  desde su partido, sino que ha logrado que algunos de sus compañeros, cuando menos, le rían las gracias.

Seamos claros, en el fondo no es el hecho de pitar a la bandera en sí, es el hecho de criticar a la autoridad, y por lo tanto a los que hacen y deshacen. Y es que de lo contrario, sería una posición comodísima para los que mandan: Haces lo que te sale de ahí, ustedes ya me entienden, y encima prohíben el derecho al pataleo, o lo que viene siendo la reclamación de toda la vida.


Al final, y como siempre, no nos confundamos, no estamos hablando de deporte, al menos no solo de ello, sino de política también.

*FOTO: DE LA RED