Hoy se juega uno de esos partidos denominados “partidos
del siglo, de este mes”, y para contentar a todos, diríamos eso de “que
Dios reparta suerte”. Sin embargo, este vecino lleva unas veinticuatro
horas, reconociendo minuto a minuto la “estulticia” de que hacemos gala. “Tontos”
porque de un día para otro sacamos palabras nuevas, naturalmente en inglés, como
si las utilizáramos de toda la vida, y optamos por rechazar las respectivas
palabras en castellano.
A alguien se le ocurrió ayer denominar a la zona de
esparcimiento creada en Valencia para los aficionados de cada uno de los equipos finalistas de la Copa
del Rey como Fan Zone, y desde ese momento, y al
grito de “maricón-el-último” todos
los medios de comunicación están repitiendo las mismas palabras, porque parece
que “estar
a la última” es ésto.
Este vecino no niega que en países anglófonos se refieran
a ese lugar con esas palabras, pero con un idioma tan rico como el castellano,
es de juzgado de guardia utilizar ese término.
Si tenemos una palabra sugerente, pizpireta y más
española que una paella es “chiringuito”, que, además, por el prolijo uso que se le ha dado, puede
emplearse en diferentes acepciones, y el “chiringuito
para los hinchas” no deja de ser molón y hasta un poquito “cheli”, pero
ahora se lleva lo extranjero como indicativo de moderno. Y si nos dicen “país
pobre” nos ponemos, por decirlo en fino, de mal café o incluso de “bad
milk”, pero si nos dicen “poor country” parece que nos venimos
arriba, cuando seguimos siendo igual de pobres, y además hemos hecho el
ridículo, sin enterarnos, lo que es más ridículo todavía.
Si queremos que nos respeten en Europa, y en cualquier
lugar, primero tenemos que respetarnos nosotros mismos, y utilizando cualquier
palabra que suene a foránea, no vamos por el buen camino, porque si los
extranjeros aprendieron a respetar nuestra “siesta”, o nuestra “fiesta”, que
respeten también al “chiringuito” o a cualquier palabra que nos apetezca usar,
porque de lo contrario nos tomarán por “tontos” pero no un tonto cualquiera
sino al “tonto del bote” que eso sí es español, y además no tiene traducción.
¡Que se jodan!
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