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domingo, 22 de julio de 2018

VACACIONANDO, QUE ES GERUNDIO


Lo que tiene ir de vacaciones cuando ya estás  jubilado es que en realidad eres como un taxista, solo tienes que izar la bandera de tu decisión, y …¡ya estás!


Aunque la adaptación para pasar a modo vacacional cuando tampoco tienes muchas ganas de bañarte en sudor, pasa primero, es mi opción, en esconderte en plan zulo, durante unas cuantas horas, incluso un día, para sufrir una descompresión de todos tus malos espíritus y descansar.

A ser posible un conato de hibernación tampoco estaría mal visto, por lo que pueda ocurrir en días posteriores. Ya que las vacaciones, por mucho que se exploren cada año, porque lo de disfrutar es mucho suponer, siempre pueden estar llenas de desagradables sorpresas. Como que el lugar que habías contratado por internet no tenga nada que ver con aquel apartamento con vistas al mar cuya foto te habían adjuntado gentilmente en un email, y que el único parecido con la realidad es que tu apartamento está en el pueblo que suponías donde está el mar que quieres disfrutar, pero bastante más alejado, y mucho más pequeño.

Nos pasamos el año intentando acercarnos lo más posible a nuestra noción de excelencia vital; sin embargo, llega vacaciones, y sin saber a ciencia cierta por qué disfrutamos vistiendo con ropas de mercadillo, y con gorros o pamelas que más que librarnos del calor en el fondo nos libran de ser reconocidos. 

Otro síntoma vacacional es que, de pronto no nos importa enseñar nuestras vergüenzas confesables en  la playa, mientras siempre encontramos a un niño desnudo jugando en la orilla, y que tanto nos recuerda  a nuestra propia infancia.

Al igual que al desapego  repentino  por lucir como Petronio, lo mismo nos ocurre con esas ganas inmensas que nos entran, a nosotros y a otras cincuenta personas que ya están haciendo cola por delante nuestro, por cenar en terraza, o lo que es peor, en la mitad de una calle; por el mero hecho de que hace buen tiempo y hay que aprovechar el día al límite. Con el grave riesgo de que tus platos se puedan convertir en diana de todo lo que pudiera caer de los pisos adyacentes. Y que exista la gran posibilidad, no es pesimismo sino realismo, que lo más sorprendente que te pueda aportar ese ágape nocturno, sea lo disparatado de la cuenta.

El hombre, y por supuesto la mujer, son los únicos animales que tropiezan dos veces en la misma piedra vacacional, y además, siempre declararán que lo han disfrutado.

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA


jueves, 9 de julio de 2015

CARTA ABIERTA A "LA CAIXA" (UN CLIENTE Y SU CORRESPONDIENTE CABREO)

     
                                 
                                        San Sebastián,  9 de Julio, 2015


Att.: Señores de "La Caixa"

Muy Señores míos,

Hace un cuarto de hora, sobre las nueve y media de la mañana, he ido a ingresar una pequeña cantidad (250,00 euros) para ustedes, una gran cantidad para mí, en la sucursal que tienen en Avenida de Madrid, en San Sebastián (20.011).

Como le he dicho a la señorita que se acababa de sentar, cogiendo el relevo de una anterior, la cuenta es mía pero la maneja mi hermana desde un pueblo costero del Mediterráneo. Todos los meses ingreso una cantidad, a la que acompaño con mi carnet de identidad y una fotocopia de la correspondiente cartilla, en la que está el número de cuenta.

La Señorita en cuestión siempre con una sonrisa marcada en los labios, aparentemente no sentida, me ha preguntado qué cantidad quería sacar. Al decirle que no, que en realidad era para ingresar, y esperando que se alegrara por ello, en su lugar ha tornado la sonrisa por un rictus de seriedad y me ha dicho con el mismo tono que una máquina de cigarrillos da las gracias, que "YA SABE USTED que esa operación hay que hacerla en ventanilla, aunque ahora ya se la estoy haciendo yo”.

Le he contestado que es la primera vez que me lo  dicen, pero que además no tengo tarjeta para la máquina. En el mismo tono anterior, más de inquina que de indiferencia, me ha dicho que “no hace falta, que con teclear el número de cuenta en la que se quiere ingresar, ya está”.

Le he comenzado a decir, que yo quiero seguir así, porque ya estoy cansado de trabajar para los bancos, en lugar de que ellos lo hicieran por mí, y que además iba a llegar un momento en el que incluso su figura, la figura de ella, no iba a ser indispensable…Pero a la mitad del razonamiento ha cogido un teléfono que estaba fuera de mi vista, y ha comenzado hablar mientras musitaba,  más para ella que para mí, un “perdón”.

Ni que decir tiene que me he ido, y además como se imaginarán ustedes, bastante cabreado.

De todas maneras, desde hace bastante tiempo, se nota que en todas las entidades bancarias cada vez hay menos gente empleada, los que quedan se supone que  trabajando, y procuran que todo lo hagamos nosotros, bien sea a través de la maquinita correspondiente en sus sucursales, o vía internet desde nuestra casa.

Sinceramente, cuando sea mayor, que visto lo visto no lo seré nunca, quiero poner un negocio como el de ustedes. Los clientes cada vez trabajan más en lugar de sus empleados, y encima nos pasan cargos por el “trabajo” realizado.

Y a todo eso hay que añadir, que si además todo fuera mal, no hay problema, nosotros les rescatamos. ¡Negocio perfecto!

Aunque me imagino que realmente, al menos eso parece, no les importa, seguiré yendo a ventanilla para depositar el dinero correspondiente, porque entre otras cosas, no me queda más remedio, y además prefiero la frialdad de sus empleados a una máquina que incluso es posible que me trate mejor, pero que si se va la electricidad “se queda muerta”. Y siempre prefiero, ya ven, hasta para eso honesto,  que sea yo el que se quede muerto, aunque sea como en el caso de hoy, por el comportamiento de sus empleados, esos mismos que con el tiempo van a ir desapareciendo en su gran mayoría.

Atentamente,

El vecino del mundo

P.D.: Donde dije digo digo Diego. 
Hoy 13.07.15 he recibido una llamada de la señora directora de la citada sucursal, en Donosti,  pidiéndome más información sobre los hechos y tras dárselos me ha pedido todo tipo de perdones. Ya le he dicho que lo que peor me sentó fue esa especie de muro que se creó cuando la señorita que me atendió/desatendió cogió el teléfono para atender otro asunto.
Por lo menos un poco de humanidad y afecto entre tanta norma que siempre protege a la parte más fuerte.


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 30 de julio de 2014

AHÍ ESTÁ EL DETALLE

Para aquel que vaya a leer el post de hoy pensando que vamos a hablar de la película de Cantinflas del mismo nombre, este vecino, y jugando con el título, va a tener el “detalle” de sacarle del malentendido inmediatamente, aunque muchos políticos, y especialmente en España, hagan uso, más de lo que ellos piensan, del verbo “cantinflear”, que se usa especialmente en Latinoamérica, por, y según el diccionario, hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.
En realidad vamos a hablar de que la vida está llena de pequeños detalles.
Por ejemplo, una puerta automática que no se abra en su momento, puede  crear un pequeño problema, pero si estamos en uno de esos días en que nos sentimos completamente deprimidos, con la sensación de que no valemos nada, e incluso ponemos en duda, si suponemos algo para la gente que nos rodea, y al intentar salir de una gran superficie no podemos hacerlo porque la puerta automática no se abre, y nadie durante más de diez segundos repara en el incidente, quizás la teoría de que no existes sea aún más consistente, y el problema ya trasciende en importancia casi hasta límites metafísicos. 
Porque los gestos son importantes. Nadie va a creer que le digan que están tremendamente enamorados de él o de ella, si la persona que se lo dice ni le mira a la cara, y además está leyendo el periódico.
Estamos en plena crisis, y eso de remar todos en conjunto ni se atisba ni se prevé.
En Euskadi, se supone que somos una Autonomía, y sin embargo cada diputación hace la guerra, o en este caso la tarjeta de transporte, por su cuenta, y luego, entre dimes y dirites, ya nos iremos arreglando, eso sí, cada uno con su tarjeta haciendo distinción de la provincia de la que viene. Cualquier día este vecino espera que cada ayuntamiento saque otra tarjeta para distinguir del pueblo en el que vive, o al menos, en el que pernocta. Y, mientras, se nos llena la boca hablando del mundo como “aldea global”, pero, en realidad, nos hemos quedado solo con lo de “aldea”.
Por otro lado, en Málaga, se inaugura el metro, y en las fotos huele a el PSOE, por todo lo alto, con Susana Díaz en autopromoción continua. Es más, el primer viaje solo es para “los entes” (suena a algo terrorífico, y en realidad lo es) y personal relacionado con el proyecto, por aquello de que el orgasmo de orgullo sea de pedigrí. Este vecino creía, sigue siendo igual de iluso, que el citado proyecto era para la ciudadanía, pero eso, en todo caso, será a partir del segundo viaje.
De todas maneras, como no hay mal que por bien no venga, el día que haya un accidente de metro, que ni Dios ni el destino lo quieran,  y como, con lo ocurrido en el tren que descarriló cerca de Santiago de Compostela, se le eche la culpa al maquinista, que sin duda, por lógica, la tendrá, pero parcialmente, y no aparezcan más responsabilidades, la foto de hoy, el gesto inmortatlizado hoy,  se puede usar para aclarar actuaciones.
Hablando de detalles equívocos, este vecino se pasa la vida mirando hacia arriba, muchos pensarán que está buscando la luz de salida al túnel de la crisis. Sin embargo, los que así piensen, se equivocan de pleno. Solo busca la bomba de este escusado, y nunca mejor dicho, gigante que es España, para tirar de la bomba, y que haya un poco de limpieza.

*FOTO: DE LA RED