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martes, 7 de marzo de 2017

UN PAÍS LLENO DE GRILLOS...



Esta España, iba a decir nuestra, pero en realidad es de los Bancos, es como un jardín lleno de grillos. Sí, siempre hay alguien que se mete en el jardín, y los grillos, de todo tipo y pelaje, empiezan a cantar, unos más cabreados que otros.

Nos pasamos media vida, los jueces se pasan media vida, investigando, y otra media desestimando. Uno de los últimos casos es sobre el ganador de la Gala de Drags, Drag Sethlas en los Carnavales de Gran Canaria.

Precisamente, en el momento en que se daba la actuación, y es verdad de la buena, este vecino del mundo conectó su televisor, y vio los primeros treinta segundos. Sinceramente, hay cosas que uno no sabe por qué, quizás seguro que tiene que ver con el pasado, con la niñez, pero me dio miedo, mucho miedo, y cambié de canal. Pero no se me ocurrió buscar en el libro genealógico del individuo para extirparlo forever and ever.

Sinceramente, tampoco me extrañó que me diera miedo, porque las referencias a la religión y a la Iglesia, en el número carnavalero, eran más que obvias. Y todo lo que no se puede razonar, que va con el más allá, con la fe,  todo está diseñado siempre para  impresionar profundamente o dejar estupefacto (por no decir “acojonar”), al no entender ese contacto con el todo, con ese Gran Padre que siempre te vigila. Sin embargo, he de reconocer que la puesta en escena, de lo poco que vi, fue impresionante.

Ahora, hay otros que llevan investigando un tiempo, y seguro que no llegarán a nada, porque, gracias precisamente a Dios, curioso, todavía nos podemos expresar y dar nuestra opinión. Pero, mientras, la sombra del miedo, y más miedo, intenta nublar la luz.

Como hubiera dicho mi padre, sabiduría popular, o como dirían los pedantes, doctorado en la universidad de la calle, “ésto, y lo de los titiriteros, primos hermanos".

Ésta claro que más de uno todavía desearía que se aplicara esa ley de vagos y maleantes de la época de Franco, a modo de cajón de sastre, donde todo lo que “afeaba el paisaje humano” cabía.

Luego dirán que los juzgados están saturados, pero, ya se sabe, a río revuelto ganancia de pescadores, y mientras se investiga al ganador del concurso de drags, pues no se investigan otras cosas, que vaya usted a saber, y llámenme, mal pensado, a lo mejor es más importante, y tiene que ver con algún dinero más bien oscuro, que se quería ir a Suiza, o con extrañas amistades entre políticos y constructores…

*FOTO: DE LA RED

viernes, 2 de septiembre de 2016

CHIVATA DE SÍ MISMA



En estos días en que todo se centra, a nivel nacional, en si por fin hay "fumata blanca" para conseguir un nuevo gobierno, ha pasado de puntillas, y no se le ha dado la trascendencia que al menos este vecino del mundo estima que tiene, especialmente para la mujer, una noticia que nos viene desde Alemania.


Este pasado lunes el ministro de Justicia alemán hizo saber que “Alemania promulgará una ley (ya se ha aprobado el proyecto de ley este mismo miércoles), que obliga a las mujeres a confesar a su cónyuge, si éste refuta su paternidad, el nombre del padre biológico de un hijo nacido de una relación extra-conyugal con la finalidad de que éste (el padre biológico) contribuya a los gastos de manutención del niño”.


El texto del proyecto de ley establece que la mujer tendrá la obligación, ante el falso padre, de revelar con quién ha tenido relaciones sexuales en el tiempo en que pudo producirse la concepción.


Y ahora viene para este vecino del mundo, uno de los mejores/peores momentos de esta disparatada ley. Una vez que se compruebe la identidad del verdadero padre, quien haya pagado la manutención podría exigir que se le repongan los gastos, pero solo a partir del momento en que tuvo dudas sobre su paternidad y empezó el proceso de impugnación. 


Lo que vendría a ser, y este vecino ante tanta indignación se lo toma a broma, una especie de subvención a la cornamentaSi yo fuera mujer alemana, que obviamente ni lo soy ni lo seré, inmediatamente pediría otra subvención para cuando el marido le sea infiel.


Siguiendo con esa ley, y siendo padre biológico, también se me ocurre que el falso padre debería de devolver el equivalente monetario a los momentos felices que ha pasado con esa criatura, para restituírlo, en cierta manera, al padre biológico, por un cariño del que no ha podido disfrutar nunca.


La Ministra de Familia, Manuela Schwesig, valorando el proyecto de su compañero de gobierno, Heiko Maas, Ministro de Justicia,  ha dicho que, aunque es difícil reglamentar jurídicamente este tipo de asuntos familiares, se debe poner fin a los vacíos jurídicos.


La primera sensación que tiene este vecino del mundo, y si ésto, por decirlo de alguna manera, “se consagra”, lo veremos en muchos países, es que ahora en Alemania están intentando peinar al viento.


También me parece curioso que en un país liderado por una mujer, Angela Merkel, a ésta, al menos no ha trascendido, sus ojos no se le hayan vuelto chiribitas.


Cada vez lo comprende menos este vecino del mundo. En una sociedad actual, que se supone más abierta y mejor formada que nunca, se permiten cosas atroces, como ésta. Y, ¡ojo!, tan atroz es ésto, como que en otros lugares no se permita  bañarse en las playas (las piscinas al ser privadas pueden ser objeto de normas) a la gente vestida como quiera, sea por su propia comodidad como por sus creencias, a pesar de que luego en esos mismos países de procedencia, no se ejerza la misma libertad que se pide cuando ellos son extranjeros.


Refiriéndome otra vez a las palabras de la Ministra de Familia aduciendo que se intenta llenar un vacío jurídico, habría que advertirla que a lo mejor no es un vacío jurídico, y sí un agujero negro, y una vez entrados en él desaparecemos todos.


Se empieza por tener que decir con quién te acuestas, y se termina obligando a desvelar todo tipo de pensamientos de cada segundo del día. En todo caso lo justo sería que él confesara también con quién se acostaba, si lo hacía, porque a lo mejor la mujer se sentía, por ejemplo, desatendida, puestos a suponer.


Y lo triste de todo ésto, es que en realidad se le da primacía a lo crematístico frente a los sentimientos, tanto pasados como presentes.


Por esa regla de tres que se nos presenta en esa futura ley, también una mujer podría pedir, como ya sugerido anteriormente, una compensación cuando le pilla a su marido con otra, y si hasta ahora ha sido un matrimonio tradicional, llevando ella los quehaceres del hogar, que se traduzca en dinero  todos los trabajos que ella ha realizado en casa, y él no.


Esa futura ley supondrá, en cierta manera, obligar, entre otras cosas, a declarar los más íntimos deseos. Y lo íntimo, al menos este vecino así piensa, debe de seguir quedando para uno mismo, no destrozado por miradas ajenas, y mucho menos traducido a unas meras monedas.


Por cierto, ¿alguien se ha puesto a pensar en Alemania, las repercusiones que esas confesiones exigidas mediante ley, pueden tener en la seguridad de la chivata de sí misma? Puede ser como echarle gasolina al fuego del maltrato conyugal. 



Si Alemania va a la cabeza de Europa, como parece que así se considera, y poco a poco les vamos siguiendo todos en “usos y costumbres”, a lo mejor, y si lo miramos desde la distancia, que es como mejor se ve cualquier asunto, vamos a ser corderos que seguimos al macho alfa, que en este momento está dando un paso al frente, y ante él solo hay un vacío en el acantilado de la necedad.


Quizás, y ésto sí que debe de llevar a la reflexión, lo que algunos países lo pueden hacer por la religión, otros lo van a hacer, simple y llanamente, por el euro.


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 16 de diciembre de 2015

LO QUE LA VERDAD CONLLEVA


Algunas veces, siempre, cuando se pide que te digan la verdad, conviene mantener una conversación interior sobre si verdaderamente quieres saberlo, o quieres que la supuesta verdad tenga el esquema que previamente te has montado en tu interior. Porque la verdad puede ser dolorosa, sobre todo si involucra a tus seres queridos, más incluso que sobre ti mismo, porque, personalmente, creo que eso lo podría “manejar” mejor, que la figura de tus seres queridos. Quizás, porque éstos han podido formar tu geografía interior, tus valores, la manera de ver y deglutir las señales que recibes del exterior.


Durante muchos años ves la vida según tus padres (aunque en tu interior haya surgido ya la chispa de la rebeldía), quizás bajo la apariencia de lo que es tradicional, aunque solo sea costumbre en tu casa y porque alguno de los dos miembros, padre o madre, lo quisiera de esa manera.


Digamos que, durante muchos años, la figura de la ley, o la justicia, esa señora con los ojos tapados y una balanza, tendría fisonomía que en cierta manera recordara a nuestra familia, hasta que un buen día te vas dando cuenta de que una cosa es predicar y otra dar trigo, y que tanto tu padre como tu madre se pueden confundir, y de hecho lo hacen. Y la seguridad del suelo en el que habías pisado con fuerza hasta ese momento, puede ser ahora tan firme como unas arenas movedizas.

Y a todo el proceso anterior se le llama madurar, crecer, e incluso hacerse adulto. ¡Hay que joderse! Al final la vida misma está llena de publicidad engañosa, y no existe una OCU a la que puedas ir contando tus cuitas. En realidad sí hay alguna, que bajo la forma de “vamos arreglar lo espiritual”, al final lo que quieren es venderte la moto de lo suyo. Incluso, algunos te pueden limpiar tus pecados más blanco que las otras religiones o que los otros partidos políticos.

Quizás, y solo quizás, si la belleza está en tu interior, tal vez sea prima hermana  de la verdad y cuñada de las buenas maneras, y “acuñaron” entre todas esa frase de “no hagas o no quieras para los demás, lo que no quieres para ti”. Fácil de decir, pero difícil de llevar a cabo, porque nosotros somos nuestros mejores amigos, y con mucha frecuencia nos dejamos sobornar por nuestro propio amiguismo, que si es exacerbado se apellida “soberbia”, porque el nombre, o la excusa, siempre la pones tú mismo.


¿Seguro que realmente querías saber la verdad?

*FOTO: DE LA RED

martes, 6 de mayo de 2014

EL DIABLO Y SU RABO

Mi madre siempre ha dicho eso de que “cuando el diablo no sabe qué hacer, mata moscas con el rabo”. Y de eso se ha acordado este vecino cuando se ha enterado de que en Rusia, como si no tuvieran suficiente con la que está montada en Ucrania, se va a castigar a todo aquel que utilice palabras malsonantes en los medios de comunicación, películas, piezas teatrales, espectáculos, conciertos, libros y obras de arte.
Este mismo lunes, Vladimir Putin ha promulgado una ley, que entrará en vigor el 1 de junio, con multas de 2.000 - 2.500 rublos (40-50 euros) para particulares, entre 4.000 - 4.500 rublos (80-90 euros) cargos públicos, y entre 40.000 y 50.000 rublos (800-1000 euros) para personas jurídicas. Y, curiosamente, debido a esta ley, y desde nuestro punto de vista, en castellano naturalmente, decir su apellido ya podría costar algún disgusto. Según parece expertos filólogos serán los que determinen si  las palabras o expresiones empleadas en cada caso son merecedoras de sanción, que irónicamente lo veremos como una manera curiosa de crear más puestos de trabajo.
A partir de ahora, y según la nueva ley, no debe de haber palabras malsonantes en actos públicos (artísticos, culturales, o de entretenimiento). Con relación a las películas, cintas conteniendo diálogos con “tacos” o palabras soeces,  no recibirán certificados para su exhibición en cines.
De todas maneras, puestos a insultar o hablar mal, lo importante en realidad nunca es el, al menos desde el punto de vista de este vecino, el significado de una palabra, que también, sino la intención con la que se dice. Porque malsonante, como todos sabemos, viene literalmente de “sonar mal”, y qué diferencia hay entre los fonemas de “puta, ruta, fruta”, todos suenan de una manera bastante similar.
Es conocido eso de que los niños siempre dicen la verdad, pese a quien pese, y desde su mentalidad hay momentos en que ellos expresan, aún sin saberlo, verdades como templos.
Este vecino conoce a un mocetón ahora, niño en el momento de lo que va a relatar, y que se supone que por haberlo oído alguna vez, atribuía a palabras acabadas en “ón el poder del insulto. Por eso, cuando se enfadaba, y empezaba a soltar una retahíla de improperios, según su mentalidad, para acabar con broche de oro, utilizaba su insulto más sonoro, la palabra “salchichón”. 
Según la nueva orden establecida por Putin, esta palabra pasaría la criba establecida, pero para el niño de entonces, “salchichón” solo hubiera ido dedicado al peor de los hombres malos, dicho además, y ésto es lo importante, con toda su intención.
Y ya para terminar, quién no recuerda, las escenas de "El gran dictador", en las que en un idioma inventado, el gran Charles Chaplin, da toda una exhibición de insultos, sin que, en realidad, se entienda nada. Está claro que el Señor Putin nunca ha visto esa película, porque seguro que tendría otro concepto de la palabra y su significado


*FOTOGRAMA: "EL GRAN DICTADOR".