Esta mañana, a primera hora, más de uno habrá pensado, como en las películas de espías con frases medio encriptadas, "el pájaro ya está en la jaula; repito, el pájaro ya está en la jaula".
Y es que el Señor Urdangarín ya ha ingresado en la prisión que ha tenido a bien elegir, y que no es otra que la de Brieva, Ávila. Cárcel de mujeres, que tiene un pequeño módulo para hombres, y que en este momento no estaba siendo utilizado.
Se nos está venga a decir que aunque ha tardado el Señor Urdangarín, bastante por cierto a mi entender, que como cualquier español que haya cometido algo en contra de la ley, al final, va a prisión.
Sin embargo, llamenle a este vecino del mundo
"malpensado" si quieren, la percepción que pueden tener muchos de los
ciudadanos de a pie es que al Señor Urdangarín, que no deja de ser, por mucha o
por muy poca condena que le haya caído, cuñado de nuestro Rey Felipe VI, le han ofrecido una
especie de menú de todas las cárceles españolas, 82 en total, y de ellas ha
elegido la que más le molaba, que, ¡oh casualidad!, es una cárcel de mujeres, en
las que hay un pequeño módulo para hombres, y dónde en su momento también se
alojó, Luis Roldán, otra joya de nuestro choriceo nacional. Y que,¡oh
casualidades también!, en este momento no hay nadie. Por lo que se convertirá,
aunque seguro que no lo reconocen, en una especie de “casoplón” pagado por todos,
y habitado por un reo tratado mejor que a la mayoría.
Los recuerdos no dejan de ser una especie de comida para nuestro espíritu, y por eso si tengo que recordar algo de estas últimas horas, en lugar de recordar las aventuras y desventuras de un vasco en la corte del Rey Felipe, prefiero quedarme con un recuerdo delicatessen aunque el escenario no fuera el mejor.
Algo dicho por una de las niñas, de doce años, que ayer llego con otros 629 refugiados al puerto de Valencia. Esta niña en cuestión, a modo de pequeña gaviota procedente de Guinea, y que esperemos le dejen hacer su nido en nuestro país, le ha dicho a la persona que con mucho cariño le estaba atendiendo: "Hace mucho tiempo que nadie me daba un abrazo como este". Sobran las palabras.
*FOTO: DE LA RED