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lunes, 18 de junio de 2018

PÁJAROS DE DIFERENTE PELAJE



Esta mañana, a primera hora, más de uno habrá pensado, como en las películas de espías con frases medio encriptadas, "el pájaro ya está en la jaula; repito, el pájaro ya está en la jaula".  

Y es que el Señor Urdangarín ya ha ingresado en la prisión que ha tenido a bien elegir, y que no es otra que la de Brieva, Ávila. Cárcel de mujeres, que tiene un pequeño módulo para hombres, y que en este momento no estaba siendo utilizado.

Se nos está venga a decir que aunque ha tardado el Señor Urdangarín, bastante por cierto a mi entender, que como cualquier español que haya cometido algo en contra de la ley, al final, va a prisión.

Sin embargo, llamenle a este vecino del mundo "malpensado" si quieren, la percepción que pueden tener muchos de los ciudadanos de a pie es que al Señor Urdangarín, que no deja de ser, por mucha o por muy poca condena que le haya caído, cuñado de nuestro Rey Felipe VI, le han ofrecido una especie de menú de todas las cárceles españolas, 82 en total, y de ellas ha elegido la que más le molaba, que, ¡oh casualidad!, es una cárcel de mujeres, en las que hay un pequeño módulo para hombres, y dónde en su momento también se alojó, Luis Roldán, otra joya de nuestro choriceo nacional. Y que,¡oh casualidades también!, en este momento no hay nadie. Por lo que se convertirá, aunque seguro que no lo reconocen, en una especie de “casoplón” pagado por todos, y habitado por un reo tratado mejor que a la mayoría.

Los recuerdos no dejan de ser una especie de comida para nuestro espíritu, y por eso si tengo que recordar algo de estas últimas horas, en lugar de recordar las aventuras y desventuras de un vasco en la corte del Rey Felipe, prefiero quedarme con un recuerdo delicatessen aunque el escenario no fuera el mejor. 

Algo dicho por una de las niñas, de doce años, que ayer llego con otros 629 refugiados al puerto de Valencia. Esta niña en cuestión, a modo de pequeña gaviota procedente de Guinea, y que esperemos le dejen hacer su nido en nuestro país, le ha dicho a la persona que con mucho cariño le estaba atendiendo: "Hace mucho tiempo que nadie me daba un abrazo como este".  Sobran las palabras.

*FOTO: DE LA RED



sábado, 9 de agosto de 2014

NOCHES DE MAGIA Y MAR

En estos días torrevejenses este vecino del mundo intenta evadirse de la actualidad diaria, lo mínimo para no alejarse de la realidad y sin excederse para que no aumente su ritmo cardiaco.
Ayer por la noche paseando en soledad, o más concretamente, hablando consigo mismo, este vecino, mientras se dirigía al faro del puerto, por una construcción de madera y hierro, iba pensando en la cantidad de amigos y familiares que tiene,  nacidos en Agosto, muchos de ellos Leo practicantes, y muy practicantes.
Mirando las estrellas y la casi perfecta luna llena, a este vecino seguro que se le insinuaba una sonrisa en la cara, mientras pensaba que el invierno siempre es muy duro y conviene estrechar lazos, por aquello del calor humano.
Los destellos de la luz, jugando con un mar en calma tan solo roto por algún atisbo de contados barcos pesqueros, le llevó al vecino a esos inviernos donostiarras de grises azulados costeros, enmarcados por un frío de abrigo con cuello alzado y narices rojas.
Quizás un paisaje marino te lleve inevitablemente a otro, libre de acentos y costumbres. La pregunta quizás puede ser ¿lo que nos gusta, en realidad, es el paisaje, o precisamente esa mezcla de paisaje y paisanaje?
Y es que “la banda sonora” siempre es muy importante. Los azules y los grises siempre son más entrañables con una leve insinuación a lo lejos de cualquier canción, en el caso del vecino, de Benito Lertxundi. Este vecino no habla euskera, pero para ciertas cosas, no hace falta entender, sino solo sentir, y el candor de la voz del Señor Lertxundi puede servir de faro, teniendo en cuenta que el vecino se dirigía a uno, en cualquier momento desalentado de motivación, y frío de sentimientos, en un invierno crudo de soledades.
El vecino se acordaba ahora del misterio que siguió a la primera vez que llegó junto al faro de Torrevieja, a uno de ellos, al más asequible llegando desde donde se encuentra un remolino de gente y aparatos feriales con olor a churros y gofre.
Aquella noche de agosto, de otro verano de hace más de diez años, al llegar al faro, y mirar al frente, divisó unas luces, como pequeñas luciérnagas azuladas eléctricas que no paraban de vibrar. No se podía saber si estaban lejos o cerca, solo estaban.
Tras mil un teorías, incluidas algunas paranormales, y cuando ya el vecino se batía en retirada entre intrigado y temeroso, se dio cuenta de que debajo del faro, y del vecino naturalmente, y protegidos tras numerosas rocas, se encontraban una docena de pescadores con sus cañas en ristre, y eran éstas las que tenían unas pequeñas franjas de colores eléctricos, se supone que para detectar su posición nocturna, las que le habían estado intrigando al vecino. Y aquella noche aprendí, el vecino aprendió, ya que no lo había hecho antes, de que cuando se crea un poco de magia en nuestras vidas, es mejor dejarlo así, y disfrutar,  sin intentar buscar explicaciones, que a la postre seguro que no te van a hacer más feliz.

*FOTO: F.E.PEREZ RUIZ-POVEDA

miércoles, 26 de marzo de 2014

VESTIDO DE LLUVIA



Un día más vestido de lluvia, de paseos mojados por el puerto. Días de recopilar verdes y azules grisáceos. De cuidar tus pasos para estar al cobijo, para no parecer extraño, o quizás loco, por una playa que se siente triste, abandonada por aquellos que la idolatran en otras épocas del año. Una playa que no se siente profeta en su tierra, que de los agasajos muy pronto pasa al olvido.


Un día más vestido de invierno, aunque sea primavera, en el que no hace falta mirar al armario para vestirte de extraño, porque tienes la necesidad de sentir las gotas de lluvia sobre tu cara. Un bautizo de realidad sobre un rostro maquillado de mil conversaciones impostadas. Una vuelta a tus raíces, a tu soledad de las horas bajas.


La lluvia espanta a muchos, y convoca al club de los poetas sin poema, al francotirador de ideas imposibles, al habitante de mundos paralelos, al arquitecto de besos sobre papel de epidermis.


Hoy quiero jugar a ser cazador de arcoíris, a domador de instintos primarios, a compositor de bandas sonoras para historias triviales. Quiero habilitar mi bañera como parque acuático. Hacer lo que no he hecho nunca. Mirar a la gente de siempre para inaugurar frases nuevas, para crear situaciones nunca pensadas. Encontrar las otras caras del prisma del que miramos.


Un día más del almacén de los días contados, de la oficina de reclamaciones para causas perdidas de sueños no encontrados. Día gris para pintarlo de ilusión, porque sigues aquí aunque más de uno no se haya dado ni cuenta, ocupado en acumular reconocimientos sobre hechos que caducan, como lo hace la vida misma.


Un día más vestido de lluvia, para regar comportamientos secos y relaciones en barbecho. Para mojarte la melena de los comportamientos engominados como manda la ley, y despeinarte de una vez por todas.
Siempre has tenido la llave en tu mano, pero nunca has encontrado la puerta de tu libertad. Y hoy, vestido de lluvia, es un buen día para abrir puertas de mundos interiores, sueños de soles nacientes que nunca morirán. Hoy es un buen día malo para encontrarte.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 22 de noviembre de 2013

GATO ENCERRADO A LA DONOSTIARRA

Hoy escribo este post con el mono de trabajo puesto y restos de obra informática en él, ya que como muchos de vosotros sabéis,  tengo otro blog, ese de pintura, mostrando a mis hijos creados y amamantados al óleo. Y como se acercan las fechas navideñas, he pensado remozarlo con un poco de madera, para los marcos, y más ganas e ilusión si todavía se puede, con el fin de que alguno de los Reyes Magos, Papa Noel, o incluso nuestro Olentzero , pase algún encargo.
Este vecino no tiene ningún “negro”, como una Belén Esteban cualquiera, que haga su trabajo mientras se va de fiesta, y así obtener más carnaza para alimentar su vida. Por lo que estos últimos días o me sobran cuadros para ordenar, o me faltan horas.
Menos mal que la vida no hay que tomarla muy en serio, pues ya de primeras, en tu primera cita ante la sociedad que luego va formar parte de tu vida, apareces desnudo y en no muy buenas condiciones, por lo que a partir de ese momento solo puedes mejorar. Con gente que ya desde que eres un tierno infante se asoman a tu coche, sin pedir permiso, ni importarles si estás despierto o no, y empiezan a cogerte parecidos con alguien.
El problema es que luego tú mismo coges esa costumbre, y vas poniéndolo en práctica a lo largo de tu vida, comparando, por ejemplo, a las chicas que vas conociendo, no con tus tías precisamente, sino con esos sueños de papel de revista llamadas "top-models" y, claro, las chicas de carne y hueso pierden siempre por culpa del “fotochop” que ellas no llevan. Además, las mujeres que te rodean, hablan, e incluso se quejan, y las de papel cuché solo sonríen y siempre están divinas.
Y hablando de no tomarse la vida en serio, hoy aparece en uno de los periódicos donostiarras que se va a hacer un nuevo edificio, con dieciséis viviendas, al lado mismo de la lonja del puerto. Eso sí, con forma de cajas de pescado, una encima de otra.
Sinceramente, si fuera el veintiocho de Diciembre, estaría seguro de que es una inocentada, de lo contrario, o pienso de que a alguien, como vulgarmente se dice ahora, “se le ha ido la pinza”, o ésto huele a pelotazo inmobiliario, por mucho de que se le dé un toque pintoresco al edificio.
De todas maneras, será fácil de comprobarlo, porque aquí, en Donosti, si no hay gato encerrado se tardará unos treinta años en ponerse todos de acuerdo, y si se hace rápido, “pelotazo habemus”.
Si esta obra siguiera adelante, este vecino ya tiene otra idea para construir algo que nos daría un toque londinense, sin perder nuestra idiosincrasia: Construir una gran noria, al estilo de la que se construyó en Londres, pero ésta al final del Paseo Nuevo, en la plazoleta que está al frente mismo de la isla de Santa Clara. Eso sí, el “aspa” que soportaría el círculo de la noria, llevaría forma de “lauburu”. Si las cajas de pescado cuelan, la noria también, aunque bien pensado, la idea de las cajas sale ganando, porque el pescado siempre será para el gato que seguro que está encerrado.

*FOTO: DE LA RED