Prácticamente
han quedado atrás los años en que el prolegómeno de la navidad en
televisión eran nevadas inmensas en cada
uno de los anuncios con gente que volvía a su pueblo por navidad, e incluso muñecas que llegaban al portal de
Belén, aunque ahora que lo pienso no recuerdo si se veía la mula y el buey.
Como
ahora los aires gélidos los tenemos nosotros, y no solo en navidad, se está
imponiendo otro tipo de anuncio, más bien rompedor y que en cierta manera azuza
al espectador.
La
misma empresa cárnica que el año pasado apeló al espíritu de Gila para, y
reuniendo a la flor y nata del humor nacional, hacer de tripas corazón y
animarnos a reírnos incluso en los peores momentos, este año ha contratado a
Fofito para que redacte una especie de curriculum vitae de la nación, para
enseñar nuestros logros y virtudes, con la ayuda de mucho rostro conocido, y
bajo la acertadísima dirección, como siempre, de ese valor seguro que es Icíar
Bollaín.
Por
otro lado, la sorpresa de este año, y seguro disgusto para la Iglesia católica
en su sucursal española y para algún partido de derechas, es el anuncio de una empresa de moda. Es un ejemplo de muy buena utilización de las imágenes para,
y sin darnos prácticamente cuenta, enseñarnos infinidad de sus productos,
mientras en realidad está hablando de otra cosa, de la que no nos daremos
cuenta de su amplitud hasta el final, como en cualquier buena historia que se
precie.
Esperemos
que ninguna asociación de lo que sea intente ponerle veto, porque ejemplos
anteriores hemos tenido con creces.
De
todas maneras, entre la picaresca y la ironía más bien innata en nosotros, hay
que practicar el sano ejercicio de la risa, porque entre otras cosas a falta de pan buenas son tortas, y como
siempre se ha dicho que la risa engorda, de esta manera pasaremos menos hambre.
Además,
la buena economía y marcha de un país no es signo de tener buen humor como se
puede deducir fácilmente del rostro de
Doña Angela Merkel.
Cuanto
le gustaría a este vecino del mundo el que nuestro ministro de asuntos exteriores
intentara contar a Doña Angela, en uno de esos descansos, que seguro que los
tendrán, el nacimiento de Gila cuando su madre no estaba en casa, y que le dio
la merienda la vecina. Si una persona no se ríe con eso, seguro que no es de
fiar, y de economía lo único que entiende es eso de que ahorren los demás,
mientras yo me lo gasto en pastillas para ir al servicio.
*DIBUJO: PATXIPE
* VIDEO: DE LA RED