Este
vecino del mundo y su relación con el catolicismo es igual, y
salvando las distancias, naturalmente, que la que tiene con el
gimnasio, está apuntado, pero va muy de vez en cuando, aunque ir
quiere ir.
Sin
embargo, como ocurre con todo aquello a lo que has procesado un
sentimiento especial, las idas y venidas de todo lo querido, después
en cierta manera, no te dejan indiferente.
Las
recientes declaraciones del Papa Benedicto XVI en su último libro
sobre la infancia de Jesús, en las que se niega que
en el Evangelio se hable de la existencia del buey y el asno en el
pesebre, han
dejado a muchos católicos no estupefactos, pero sí fuera de onda,
no por la importancia de esta, digamos, declaración, sino porque las
más altas instancias de la Iglesia no parecen estar en sintonía con
las preocupaciones del católico de andar por casa.
En
una época en que mucha gente se las está viendo y deseando para
poder comer, y que un gobierno sí y el otro también esté
estrujando el bolsillo del sufridor, sea católico o no, parece que a
la Iglesia le trae sin cuidado, y nunca mejor dicho, prefiere hablar
del sexo de los ángeles.
Quizás,
y siguiendo en tono de humor, por no llorar, los católicos
catalanes, sean nacionalistas o no, y con relación al portal de
Belén, esperan en cualquier momento las declaraciones de la cabeza
visible de la Iglesia sobre si existió el “caganer” o no, y de
ser positiva la respuesta, si se sabe en qué pensaba el
citado caganer mientras estaba en cuclillas.
Sería
mucho más humano para la Iglesia en sí, el confesar posibles
errores de sus miembros, como esos presuntos casos de abuso, y
practicar el famoso “propósito de enmienda”. Sin embargo, parece
que por ahora solo podemos aspirar a ahorrarnos unos pocos euros, al
quitar dos figuras claves en cualquier Belén que se precie, sin
contar con los innumerables “villancicos” que tendrán que ser
enmendados.
Este
vecino del mundo desearía también que el Papa se pronunciara sobre
algo más mundano, como es el horario de las tiendas en el templo, si
debieran abrir durante todo el día, o directamente cerrarlas por
estar en contra del deseo de Jesús, y de transformar su templo, en
el Vaticano, en la gallina de los huevos de oro.
Como
dice el chiste, teniendo en cuenta que todo empezó en un pesebre,
han llegado muy lejos, para que luego hablen de Amancio Ortega.
Y
es que es triste decirlo pero, una cosa es Dios, y otra la Iglesia.
*FOTO: DE LA RED
Uffff........................
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