jueves, 8 de noviembre de 2012

EL REGALO DE VARÓN

Estaba mirando el calendario que tengo en la cocina esta mañana al levantarme, porque el calendario del ordenador no es igual, es otra sensación diferente, y me he dado cuenta de que ya las navidades están prácticamente a la vuelta de la esquina, y habrá que ir pensando otra vez en la ceremonia de los regalos.
Por ceremonia no me refiero al acto físico de entrega de los regalos a mis seres queridos, sino, y ésto es lo complicado, al pensar un regalo para cada persona.
Desde el primer momento que conocía a La Nuri, mi sufrida, quedó claro que no íbamos a hacernos regalos por hacernos regalos, y que quedaba descartada esa idea de regalarle a la esposa cosas de la casa.
En primer lugar, he de decir que aunque ella me lo advirtió, en ningún momento había pasado por mi mente el hacerlo porque sinceramente eso sí que me parece machismo. Es como si a un hombre, por el mero hecho de serlo, de regalo de cumpleaños le regalan un cobertor para que no se le enfríen los susodichos.
De todas maneras conozco una anécdota, contada precisamente por La Nuri, que practicándola se puede acabar con todo aquel que tenga por costumbre hacer ese tipo de regalos, y que este vecino del mundo la va a contar a modo de cuento:
Hace ya muchos años, y en un no muy lejano lugar había un hombre, al que llamaremos Varón. Varón era muy buena persona, pero lo de practicar el pensamiento lo llevaba fatal. A él le habían metido de pequeño unas cuantas ideas en la mente, y eso le servía para todo.
En la vida no le había ido ni bien ni mal, era uno más.
Varón estaba casado y le gustaba que le regalaran cosas. Él también hacía regalos, pero solo a su mujer porque para todo lo demás él relegaba en su pareja.
Ayer había sido el cumpleaños de su mujer, de nombre Ella. Ella era cariñosa y sosegada. No se había enfadado nunca. Ayer había sido la primera vez, y es que ya estaba cansada porque Varón solo le regalaba cosas para la casa, mientras que ella, como conocía los gustos de él, le compraba detalles que iban con los gustos de Varón.
Sin embargo ayer había caído la gota que colmaba el vaso. Como regalo de cumpleaños Ella había recibido una tostadora de pan; curioso además cuando  solo desayunaba galletas, las maría de toda la vida.
Aunque de primeras había tenido ganas de tirarle la tostadora de marras a la cabeza, se contuvo porque a fin de cuentas era el padre de sus hijos.
Ella era amiga de La Nuri, y le contó lo que le pasaba, y entre las dos urdieron un plan.
Hoy es el cumpleaños de Varón, y tras la comida y apagar las velas de la tarta, Ella le da el regalo a su marido. Un paquete rectangular y forrado de papel azul, el color que más le gusta a Varón, mientras le dice: -Agarralo con cuidado que se puede romper.
Tras luchar contra su nerviosismo, Varón consigue romper el papel de regalo y comprueba perplejo que dentro hay un paquete de pan de molde, y a duras pena consigue articular palabra para decir: -¿Qué es ésto?
Ella sin un atisbo de nerviosismo contesta: -Es pan para tu tostadora.
Varón se puso rojo, se ignora si de rabia o de vergüenza, pero nunca más volvió a hacerle ese tipo de regalo.”
Y es que como se suele decir donde las dan las toman. Por eso, y aunque a este vecino no le gustan las moralejas, os aconsejo a todos vosotros que me leéis cada día, que no hagáis como varón ese tipo de regalos, porque además, tener presente, que todo regalo denota el concepto y el cariño que se tiene a la persona que lo recibe.

*FOTO: DE LA RED




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