Antes alguien escribía un libro o dos y se hacía
famoso. Antes alguien conseguía unos
cuantos éxitos en el mundo de la canción, y se hacía famoso.
Ahora, alguien se puede hacer famoso por aparecer en
todos los saraos de la noche madrileña, o por ser amigo o enemigo de alguien, o
por haber cumplido las expectativas sexuales de cualquier “ya” famoso,
o porque ha podido decir cualquier estupidez graciosa por internet, y de
un día para otro tiene sesenta mil seguidores, como en tiempos de Cristo, pero
sin arena y sin sed.
Ya tenemos al ahora famoso, y debemos encontrarle
una profesión. Si el ahora famoso o famosa fuera de alta alcurnia, es fácil, le
hacemos en un pispas diseñador, por ejemplo de zapatos, de
joyas, de vestidos de faralaes (no reíros, que hay alguna por ahí), o ya
puestos diseñador de todo, da lo mismo. También hay una variante que sería
aparecer en todos los desfiles de moda, no sé muy bien para qué, pero debe de
dar dinero porque todos lo hacen.
Si el famoso proviene de algún reality televisivo,
de primeras le haremos animador de salas
de fiesta, y poco a poco si va depurando su lenguaje, le podemos hacer
contertulio. En cuanto a sus formas,
cuanto más faltón y asilvestrado sea mejor que mejor, y como dirá eso de que “yo
lo que pienso te lo digo a la cara”, tiene todo perdonado, porque es así, y no
puede cambiar.
Si el ahora famoso, lo es por trabajar ya en la
tele como periodista, hará anuncios de todo tipo en su programa. No es broma,
hasta los hombres o mujeres del tiempo ahora hacen publicidad entre borrasca y
borrasca.
Si el periodista famoso se dedica al cotilleo es
mejor que sea de maneras y vestimenta afectadas. Y para él será una especie de
doctorado el que un buen día presente un libro, que normalmente no lo escriben
ellos, sino que se lo narran a un “negro” (no por su color de piel, sino por
trabajar en la oscuridad y, normalmente,
no trascender su nombre).
Estos días está ocurriendo algo curioso con el
presentador de televisión Jorge Javier Vazquez. Ha escrito un libro, bueno, él
ya ha dicho que le han ayudado, y entre bromas y veras lo está promocionando
todo el tiempo en su programa. Creo que debe
de ir por la quinta edición en pocos días. Sin embargo, se me ocurre
preguntar, sin malicia, de cuántos ejemplares se compone cada edición, porque
si son mil, entre los que regala a los amigos que van pasando por la tele, y al
mismo público de su programa, al final
no son tantos después de todo los que ha podido vender.
Por cierto, y ya para terminar, teniendo en cuenta
las fechas que dentro de poco nos van a invadir, si el famoso es actor de fama
internacional, no está de más, que saque/diseñe, antes se diría una colonia,
ahora se denomina “fragancia”, viene a ser lo mismo pero mucho más caro.
Y como signo inequívoco, de que al fin y al cabo
también son humanos, tienen que representar a alguna O.N.G. y relatarnos sin
ningún tipo de maquillaje desde el mismo lugar donde ocurre, los avatares que
los pobres están sufriendo, y que si no fuera por ellos, nosotros no les
ayudaríamos, porque como en todas las facetas de la vida, ellos, los famosos,
son la estrella que nos tiene que guiar, y más en Navidad.
*DIBUJO: DE LA RED
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