Hay fiestas, como la de Navidad, día de Reyes, el
día de la Virgen, que están en la mente de todos, pero para muchos, el día de
la Constitución, es una fiesta más.
Tengo un amigo, licenciado en Historia, que no en “historias”,
que de eso hay mucho, sobre todo para justificarse, que hace ya unos diez años,
me dijo que había preguntado en un examen quién era Franco, y muy pocos de la
clase sabían quién era.
Como todo, lo anterior puede tener su parte buena
y su parte mala. Lo mismo que en mi niñez, finales de los cincuenta, los padres
intentaban delante nuestro no hablarnos de la guerra, nosotros no hemos dado
ninguna información del cambio político que surgió en España a partir del dictador
a nuestros hijos, quizás confiando en que lo aprendieran en la escuela, o para
protegerles vaya usted a saber de qué. Y eso también conviene ponerlo en tela
de juicio, porque si antes se escribía una historia para España, parece que
ahora cada autonomía se fabrica su historia, como la ropa, de quita y pon.
El otro día escuché en la radio declaraciones de
un político catalán, de tendencia nacionalista, diciendo que después de treinta
y cinco años de un intento de vivir en armonía con el plan autonómico, como
éste estaba claro que no daba resultado, era necesario “volver” a ser un país
con identidad propia.
La verdad es que al oír ésto, lo primero que
deduje es que este vecino del mundo había debido de faltar algún día a clase, porque
la historia de la historia que a mí me habían contado e incluso estudiado no
era esa, y además frecuentemente se confunde la historia con la histeria.
Nadie quiere una nueva guerra civil, cualquier
guerra es horrorosa, por eso siempre es mejor aprender de los errores, y una
manera es enterarse de cómo hemos llegado al ahora, mediante la historia.
Por eso no es un buen signo, y volvemos al comienzo
de este artículo, eso de que mucha gente
no sepa el por qué de la fiesta de ayer, y por supuesto ni les suene los
nombres de muchas personas que en aquel momento se batieron el cobre, para
comenzar de nuevo en una España, que empezaba a andar otra vez, después de
haber estado parapléjica, por una dictadura, durante cuarenta años.
*FOTO: DE LA RED
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