Desde
esta atalaya de vecino del mundo, y aunque con los años uno va teniendo más
capas que una cebolla, siempre hay noticias que por pequeñas que sean no dejan
de sorprender.
A
medida que se va acercando la fecha puesta por los mayas sobre el fin del mundo,
pasado mañana, 21 de Diciembre, debe de haber gente que se ha ido poniendo nerviosa.
Para todos esos, se ha descolgado el obispo chileno de Punta Arenas, Bernardo
Bastres Florence, diciendo que “La historia de que el fin del
mundo llegará el 21 de diciembre no tiene seriedad alguna, pero todos aquellos
que se lo crean pueden dejar testamento de sus propiedades a la Iglesia”.
Esa misma filosofía “y si no pa mí” se ha
descubierto presuntamente que era también la de Bankia con “las preferentes”,
ya que muchas indemnizaciones obtenidas por víctimas de la masacre del 11M, aprovechando la consternación que les
embargaba a las propias víctimas o a sus familias, y que lo que menos les
importaba en ese momento era el dinero, pues ellos seguían viviendo su particular duelo, fueron directamente
empleadas según el léxico utilizado en los bancos, a comprar ese producto.
Así de
primeras me ha recordado, tanto el comportamiento de la Iglesia como el de la
banca en general, lo que contaba mi filósofo de cabecera, el Señor Don Miguel
Gila sobre su tía, solterona sin haberlo elegido, que iba a todas las bodas, y
cuando el cura decía eso de “quiere usted por esposo…”, ella muy digna y seria
se levantaba en la iglesia, y decía “y si no pa mí”.
En realidad, y esquemáticamente, ese ha sido el
comportamiento de la Iglesia, no comparten otras doctrinas, pero si se pierde
algo por el camino, bienvenido sea.
Por otra parte, la Iglesia y la Banca siempre han
aprovechado el momento para su beneficio, y gran aliado de ambos siempre ha
sido el miedo, para la Iglesia el miedo a lo desconocido, a la otra vida, si la
hay, y para la Banca, el miedo a ellos mismos, a su grandeza y poder.
Quizás esa sea la única manera de medrar, el estar
todo el día “ojo avizor”, y todo aquello que se distraiga un segundo, como
diría el castizo, “pa el menda”, y si por eso con el tiempo te llaman “el distraído”,
no importa, porque ya se sabe que “ande yo caliente…”.
*FOTO: DE LA RED
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