Estos
tres primeros meses del año, sin duda tienen nombre de mujer:
Corinna. Nombre de seda y raso, de aventuras cinco estrellas en
países más lejanos que los sueños, y un color: el blanco marfil.
El
blanco en solitario sería inocencia, hasta virginidad. Blanco marfil
ya es el refinamiento caro.
Yo
tenía un amigo de juventud, Roberto, El Rober, cada vez que se
enteraba de algo, no paraba hasta decirlo. Pero, eso sí, antes de
ello, le podías oír miles de “no puedo decirlo, lo he prometido”.
Hasta que cantaba, ¡vaya que si lo hacía!, cinco o seis óperas
juntas.
Estos
días, con respecto a su por qué junto a nuestra monarquía, se
están dando bastantes excusas y adjetivos. El último "oficio" que este
vecino ha oído es el de “conseguidora”. Decir esta palabra ha
sido una especie de “Abracadabra” que ha movido un resorte en su
cabeza, situándole en 1979, y la primera estancia del vecino en
Londres, cuando todavía no era vecino, sino solo estudiante en un
país donde hablaban muy raro.
A
uno de los primeros personajes televisivos que conocí fue a un tal
Jimmy Savile. Verle una vez era no olvidarle. Una tortilla de patata
a modo de pelo blanco en melena en su cabeza, y cualquier cosa sobre
su cuerpo, especialmente algún chándal. Tuvo un programa durante
muchísimos años titulado “Jim´ll fix it”, algo así como “Jim,
lo conseguirá”.
Este
personaje primero fue una especie de dj, luego un presentador
musical, hasta convertirse en conseguidor que es lo que le dió
inmensa fama y dinero. Hasta más de cuarenta millones de libras
debió de destinar a obras de caridad. Allí donde se le necesitaba,
allí aparecía.
Tras
tres años de estancia con los hijos de la Gran Bretaña, este vecino
volvió a su país, y se “autonombró” atalayero mayor del reino,
del de su casa obviamente, y Jim desapareció de su vida.
Hace
más de un año, y recordando aquella época, utilicé ese famoso
buscador de internet que todos conocemos, para saber de él, y mejor
que no lo hubiera hecho. Me enteré entonces de que el citado Jimmy
había fallecido no mucho tiempo atrás, en 2011. Y tras su muerte
salió a la luz pública, una larga cadena de demandas por abusos y
violaciones, en más de cuatrocientos cincuenta casos, en edades
desde los ocho hasta los cuarenta años. Fue un verdadero monstruo
amparado tras una cortina de simpatía y obras de caridad.
Al
final, tendremos que estar contentos de que a Corinna, se le vaya la
fuerza por la boca, aunque ésta esté bien perfilada y solo besada,
salvo reales excepciones, por marcas de puro lujo. Pero no hay que
olvidar que si detrás de ella, como ocurrió en el caso de Jimmy,
solo queda silencio, la culpa también será del que calló.
*FOTO: DE LA RED