Esta
semana que hoy acaba, aunque para muchos países en realidad, hoy
empieza, ha sido en cuanto a noticias, una auténtica semana
blanca. En este caso no tiene que ver nada con la nieve, sino con
el color que caracteriza al Papa, y que lo hace también al del
Espíritu Santo en cuanto a su “versión” paloma. Y entre tanta
blan-cura se nos ha colado de soslayo una noticia en apariencia
pequeña, como un orzuelo en un ojo, y que luego cuando te auto-miras
parece una montaña.
AENA
ha desvelado que en siete de los aeropuertos españoles se va a
cobrar un euro por el uso del carrito portaequipajes. Con esta
medida, y son palabras textuales “espera ahorrar solo en el
aeródromo madrileño 3,2 millones de euros anuales”.
Tras
leer esta medida de la citada compañía a la que este vecino siempre
se refiere como FAENA, porque esta denominación es más precisa con
respecto a sus habilidades, le pone un gran “pero”.
Al
poner una nueva medida que en realidad es una especie de impuesto
disfrazado con cuatro ruedas, no se le puede llamar ahorrar, sino una
nueva fuente, otra más, de financiación. Ahorrar siempre se
entiende por recortar gastos, y sin embargo a partir de ahora habrá
que añadir al gasto de siempre, el nuevo que suponga los aparatos
que tendrán que ser instalados, y su mantenimiento.
Además,
para todos aquellos viajeros procedentes de países donde no se
utilice el euro, es una verdadera FAENA, porque todavía no han
tenido tiempo de cambiar divisas.
Desde
que se empezó a cobrar por el perejil, y por las bolsas de plástico
en las grandes superficies, estos carritos eran de lo poco que
quedaba gratis en este país. Ellos, los carritos, y el casarse por
lo civil, a lo que precisamente esta semana también se le ha puesto
“santo”, por lo de la semana blanca, remedio.
Además
como todas las empresas tardan poco en copiarse unas a otras, este
vecino está seguro que la fiebre de los carritos se
trasladará como una enfermedad sin vacuna posible, a todo tipo de
comercio muy rápidamente.
Después
de cobrar por estas nimiedades, a este vecino del mundo solo se le
ocurre otra vuelta de tuerca más: cobrar por apuntarse al paro.
Tiempo al tiempo.
*FOTO: DE LA RED
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