martes, 19 de noviembre de 2013

DESGRACIAS BAILADAS

Siempre se ha dicho que la música amansa a las fieras, y teniendo en cuenta que el ruedo nacional hace tiempo que se convirtió en circo, en el que hasta los enanos pueden llegar a jugar en la NBA, este vecino siempre ha deseado que se convirtieran en realidad los musicales, y que en un momento dado, a golpe de partitura, todos comenzáramos un mismo baile, con idéntica coreografía.
Tras recapacitar un largo rato, y teniendo en cuenta que al ser “vecino”, y no “vecina”, se ha hecho lo que se ha podido con la supuesta inteligencia, si algún musical se ceñiría al momento actual, éste sería, sin duda, “Oliver”, en el que muchos se  sentirían niño protagonista, y cansados de recibir el mismo vaso de leche todas las mañanas, se atreverían a pedir algo más.
En cuanto a truhanes y ladrones, para completar el casting, habría muchos candidatos.
Antes de comenzar estas líneas, os he incluido uno de los números más divertidos del musical, no he podido encontrarlo traducido al castellano, y lo he puesto con subtítulos en inglés, para que al menos a muchos sea más fácil entender. En esta escena, el viejo Fagin  enseña a Oliver cómo se debe de robar, aunque en España, este vecino esta convencido, de que todos nacemos con ese cursillo ya aprendido.
Quien más quien menos se puede imaginar una academia, con un letrero al fondo que pone “PP”, ¡ojo! no confundir, estas iniciales vienen de “Próspera patronal”, en el que algún viejo profesor con ínfulas de Bárcenas, enseña a aligerar los bolsillos del currito de turno.
¡Vamos! Que en musical o no, te roban igual, pero al menos al bailar haces ejercicio, y son menos las posibilidades de que tengas que pasar por los servicios sanitarios, y de gastar el poco dinero que nos queda.
Y si en “Oliver”, es su abuelo, quien literalmente  le saca de la calle, en nuestros días solo puede ser un golpe de suerte en forma de lotería, primitiva, once, o similares, lo que ya linda con el milagro. De todas maneras, quien se conforme con “liberar” el alma, que no es poco, un buen libro, película o pieza musical, durante un buen rato te puede crear un mundo paralelo, en el que siempre es más fácil vivir.

*VÍDEO: DE LA RED


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