martes, 13 de mayo de 2014

HISTORIA DE UNA INJUSTICIA, Y SU REPERCUSIÓN

Tengo un amigo de esos de los de toda la vida, al que le llamamos “Present”. No, no es en inglés, sino el diminutivo de “presentador”. Y es que desde muy joven siempre iba con chaqueta a todas partes, y más que bien peinado, con el cabello numerado y colocado en orden uno por uno.
Además, como lo explicaría, la expresión de su cara siempre es como de que acaba de llegar, y que aunque la procesión va por dentro, quiere “colocar” una expresión política y correcta con aire de felicidad, sin llegar a exultante, para no dar envidia o agraviar.
¡Vamos! Present en realidad fue un adelantado en su época, porque ahora, quien más quien menos, va así prácticamente a todas horas, y de entrevista de trabajo a entrevista de trabajo, con el cinturón siempre preparado por si hay que bajarse los pantalones, que es la mayoría de las veces. Con cara y cuerpo como que no pasa nada, limpio y siempre en orden, más o menos como muchos de los frigoríficos actuales,  que por no tener, no tienen ni productos caducados ni de los otros.
Hay algunas neveras, palabra prácticamente ya olvidada, que abrirlas supone tener más valentía que Ángel Cristo en sus buenos tiempos, metiendo la cabeza en uno de sus leones. Y es que la cosa, o la que está cayendo, o la crisis, está tan mal que hay frigoríficos que son trampas mortales, y como metas la cabeza para corroborar que, en efecto, sigue vacío, se puede cerrar y devorarte lo que te pille, de lo hambriento que él mismo está.
Y mientras en Valencia, el Banco de Alimentos ha alertado sobre su posible cierre al ser condenado a pagar más de 200.000 euros por el recargo de prestaciones a la Seguridad Social, debido a un accidente laboral ocurrido en 2010, a uno de sus cooperantes, y apelan a la solidaridad de la sociedad para poder mantenerlo abierto.
No sé vosotros, queridos lectores, pero este vecino vería con mejores ojos ayudar a esta organización que a “apoquinar” como tuvimos que hacer, sin rechistar además, para nuestros amigos los bancos, que, como siempre ha dicho la madre que me parió, en realidad, solo te “ayudan” cuando tú tienes dinero.
Por eso mismo, entidades, asociaciones, “ongs”,  están involucrados en asuntos que a ciencia cierta corresponderían al gobierno, pero nuestros representantes, como mi amigo Present, siempre van bien vestidos e impolutos, con buenas palabras y ademanes, es decir, pura fachada recién encalada, pero sin atisbo de ningún sentimiento, y, mientras, recorte va y recorte viene.

*FOTO: DE LA RED

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