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domingo, 22 de noviembre de 2020

UN NUEVO SUPERHÉROE...

 

Algunas veces viene bien el ser anónimo, o al menos no tener el poder de decidir por el resto del mundo. Me acabo de despertar, temprano, demasiado temprano quizás, y al leer los periódicos del día se nos recuerda que la vacunación contra el Covid, en el mejor de los casos, comenzará en enero, y no será obligatoria.

 Y la pregunta viene sola: ¿Si tú fueras uno de los superhéroes esos, como el que está casado con la Pataky, que viene del Olimpo de España, le obligarías a vacunarse?

Teniendo en cuenta que este vecino del mundo defenderá siempre el ADN de ser de izquierdas, debe de decir que está en cada uno decidir su fin último, aunque entremedias pudiera ocurrir algún fuego amigo…

Por eso comenzaba diciendo que algunas veces, quizás la mayoría, viene bien el ser anónimo, o al menos no tener que ponerse las mallas de superhéroe, y decidir por el bien de la humanidad. Por eso, lo de ser un Superpataky lo dejamos para un Chris Hemsworth cualquiera.

Con respecto a la otra pregunta que en cierta manera sería el reverso de obligar a todos, como pudiera ser: ¿Serías el primero en ponerte la vacuna?

En mi caso, y teniendo en cuenta que para ponerme la vacuna de la gripe he tenido que llamar yo, porque parece que mi existencia no debe de ser una urgencia nacional, sería muy rara la circunstancia, tanto que hasta sonaría sospechoso, el que tuviera que ser el primero. Pero entre eso,  y el no tomar la vacuna, está claro que doy el paso. Mejor, en este caso, ser un cobarde vacunado.

Está claro que este año no va a ser olvidado tan fácilmente, entre otras cosas porque se han resquebrajado todo tipo de negocios, incluido el del cine, que dicho sea de paso es la galaxia en la que habitan …los superhéroes. Aunque por esas cosas que tiene la vida, este año, y especialmente desde España, que en ese tipo de asuntos somos más que miopes, hemos descubierto la extrema importancia que tiene la ciencia y esos seres hasta ahora más que anónimos, y sin mallas: los científicos. 

*FOTO: DE LA RED

lunes, 8 de julio de 2019

DONOSTI NO ES HOLLYWOOD...



Por “El diario vasco” este vecino del mundo se entera de que Elsa Pataky y su marido Chris Hemsworth han vuelto de vacaciones a Donosti, donde todavía se encuentran en compañía, como se decía antiguamente, de sus tres retoños.  Y es que quizás, por aquello de que el movimiento se demuestra andando, han querido refrendar otra vez ese amor a primera vista que ya habían mostrado el año pasado por unos paisajes, unas gentes, y que ya nos hacíamos eco, hace unas tres semanas, de unas declaraciones de Mr. Hemsworth (https://patxipe.blogspot.com/2019/06/la-teoria-del-tiempo-chicle.html)
diciendo que con la excepción de Australia, San Sebastián sería el lugar donde le gustaría vivir.

Y en más o menos dos días comienza el rodaje del esperado film de Woody Allen. Difícil se nos va  a poner a los que queríamos seguir manteniendo a Donosti como un Edén solo para iniciados. Y es que el turismo de mochila y juventud por todas partes, sólo puede traer comercios, que ya los hay en demasía, y restauración copiada de otros lugares, y que nos haría perder nuestras señas de identidad.

Estaría bien un cameo de la vida real entre el Señor Allen y el Señor Hemsworth en cualquier esquina de la Parte Vieja donostiarra. Siempre se ha dicho que Woody Allen es maestro en improvisar gags en sus guiones, aunque mucho me temo si así fuera, que primero habría que “improvisar”, también, más de una reunión de los despachos que llevan la carrera de ambos profesionales, y colocar más de un asterisco en esa famosa letra pequeña…

Ya me perdonareis pero si ya Donosti para sus habitantes puede resultar más que cara, después de ese respaldo australiano-norteamericano, en cuestión de precios podríamos vivir en un continuo día de la marmota, pero encallados en unos precios a lo “víspera de San Sebastián”.

Los turistas, por propia definición de la palabra, vienen y, especialmente, se van, y los residentes pagamos los platos rotos el resto del año. Eso sin olvidar que además debemos de ser hospitalarios de todo corazón, ese mismo órgano, "corazón", que se nos pone a prueba cada vez que pedimos la cuenta, y que más de una vez hemos tenido que aclarar que no queríamos pagar la cuenta de todos. 

Donosti será cada vez más una ciudad de película, pero nosotros, sus habitantes, no somos estrellas ni ganamos como tal.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 21 de junio de 2019

LA TEORÍA DEL TIEMPO CHICLE


Con el tiempo te das cuenta que al final de una juerga, y en torno a la ¨última copa", se suelen decir verdades tan grandes y sólidas como templos. Ayer, sin ir más lejos, me acordé de Koldo, el de la cuadrilla, cuando con lengua de trapo (empapada en alcohol, naturalmente) me dijo aquello de que "El tiempo no deja de ser un chicle que se puede estirar y encoger a conveniencia, todo depende del interés que le pongas a cada instante".

Lo dicho, ayer me acordé de Koldo, y hasta de su prima, cuando en solo tres pisos, en el ascensor, Mari Puri (precisamente "la del tercero") me dijo, entre otras muchas cosas, que este año estaba pasando mucho tiempo ya para que al marido de La Pataki, Don Chris Hemsworth, no le hubieran nombrado todavía "Tambor de oro" por sus declaraciones a una revista internacional, pero en su versión española, en las que confesaba que tras Australia, de dónde él es originario, Donosti sería la ciudad en la que le gustaría vivir.

Entre el segundo y tercer piso conseguí colarle mi opinión, y le dije que sinceramente los oasis conviene quedárselos para uno mismo, porque de lo contrario dejan de serlo.

Creo que a Mari Puri le faltó un piso para arrebatarle ese premio que todavía no le han dado al Señor Hemsworth. Y es que todo es opinable y hasta argumentable, y más cuando en un momento dado se ha puesto el listón a cierta altura, especialmente de la repercusión mediática de sus declaraciones, y te viene un mocetón de más de uno noventa y te hace trizas las expectativas, lanzando el martillo de su opinión tan lejos que si no se agacha le pega en la nuca.

En momentos así, cuando tres pisos, y en virtud de la teoría "tiempo chicle" de Koldo, se te hace un viaje exageradamente largo, doy gracias por no vivir en el último piso del Empire State.

*FOTO: DE LA RED