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domingo, 5 de abril de 2020

¿VERDADES ESTÚPIDAS?



Ya solo nos faltaba que hasta los dibujitos de Google nos recuerden que debemos de quedarnos en casa. Una cosa es que haya caraduras en todas partes, e insolidarios, y egoístas, y otra cosa es que nos restrieguen el “quédate en casa” por la cara hasta hacer sangre, por culpa de unos insensatos.

Siempre se ha dicho que la letra con sangre entra, y como no les puedes atizar con un letrero que diga “te tienes que quedar en tu puta casa”, pues les aparcas un multón entre mano y mano, que sea algo así como el padre y la madre de todas las multas, para que se vayan enterando. Y si fuera por este vecino del mundo, con un suplemento por intento de cachondeo a la autoridad competente, o no, que si seguimos así todavía estará por validar lo de la competencia...

En otro orden de cosas acabo de ver los ocho capítulos de la cuarta temporada de “La casa de papel”. Y sin ánimo de hacer ningún spoiler, o dicho en el idioma de Cervantes, sin desvelar nada que pueda ser determinante a la hora de que otros vean más tarde la serie, si seguimos así, en próximas aventuras cada vez habrá más gente en el pasado que incluso en el presente.

Y hablando del idioma de Cervantes, no me gusta nada que la copia que nos distribuyen a los que hablamos español de España, los títulos de crédito estén en inglés. ¿Os imagináis si eso ocurriera con una serie francesa?

Nos pasamos horas enteras diciendo que con esta serie hemos puesto una pica en Flandes, y en cualquier lugar del mundo, y después aceptamos disfrazarla de británica o americana, por aquello del idioma y no contradecir a papá Netflix.

Cualquier día le vemos a Antonio Banderas con su piel oscurecida en varios tonos, por aquello de que para los americanos todo hispano es de color, y no es cuestión de contradecirlos. 

Hay cierto tipo de verdades, y todos las reconocemos, que no son verdaderas, sino estúpidas, y más bien una especie de peaje, o de bajarte los pantalones, para que te sigan dando los de siempre.

*ILUSTRACIÓN: GOOGLE



miércoles, 1 de agosto de 2018

DOS SUGERENCIAS, UN SOLO PROPÓSITO



¡Y ya estamos en agosto! Esto ya va rodado, me temo, y llámenme pesimista, hasta nochevieja y sin parar. Eso, en el mejor de los casos y si la vida no nos apea antes.

Me despierto, ya me había levantado media hora antes, con una entrevista al Señor Maroto en Onda Cero, y me he dado cuenta, muy a mi pesar, de que dos de las canciones del verano, al menos para la derecha española, van a ser “buenismo” y “no hay papeles para todos”. Con lo cual, y además teniendo en cuenta las noticias de la ola de calor que nos invade, lo que queda de verano se nos presenta más que propicio al uso de protectores de ánimo y de sonrisa.

Precisamente, os voy a recomendar dos cremas protectoras de muy alto espectro para cuidar vuestro rostro, que siempre se ha dicho que es el espejo del alma.

Una de ellas proviene de la televisión, y es “The good doctor”. Dieciocho capítulos de una primera temporada con una trama llena de delicados sentimientos dulce-amargos, como la vida misma. 
Una recomendación: no verla en su pase televisivo, digamos que oficial en Telecinco. Porque aunque comenzaron emitiendo dos capítulos seguidos, ya que cada uno tiene unos cuarenta minutos, ahora (desde la tercera semana) ya están con la dieta de un solo capítulo, el segundo que dan es repetido, y te quedas con una terrible sensación de “interruptus”, que te impulsa a dejar de yacer en la misma cama televisiva. Se pueden seguir todos a través de Netflix, e incluso en internet.

Para la segunda crema, es necesario, al menos por ahora, visitar las salas de cine. “El mejor verano de mi vida”, de Dani de la Orden, no pasará a los anales cinematográficos como la peli de las pelis, ni del cine español, ni del extrarradio, pero sí es un vehículo que ofrece lo que te esperas: pasar un buen rato.

Con un reparto lleno de caras conocidas de la televisión  (Leo Harlem, Maggie Civantos (“vis a vis”), Toni Acosta, Jordi Sánchez, Berto Romero…), es un producto, como la comida rápida, para uso inmediato. Pero, eso sí, con unos más que mínimos de calidad y honestidad, en el no se  ha escatimado medios, de todo tipo, y se nota. 

Las primeras imágenes te conducen a un modo zen que solo se teñirán de risas, y especialmente, de sonrisas que no te abandonarán hasta el final.

Con estas dos cremas, seguramente no pasaremos el mejor verano de nuestras vidas, pero a cambio tu vecino estará seguro de que tu vida sexual es plena, por aquello de un cutis de ánimo más que envidiable y una sonrisa permanente.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 27 de octubre de 2016

"INVESTIDURA, LA SERIE"


Hoy viendo la sesión de investidura, por ahora el intento, de Mariano Rajoy, ha habido un momento en que los ojos de este vecino del mundo, siempre hábiles en detectar buenas películas, ha considerado esas imágenes como algo que pudiera ser usado, tal cual, sin tamices, ni segundas tomas, como capítulo piloto de una interesante serie de televisión, al estilo de Dallas o Falcon Crest.


La verdad es que las escenas vividas dan para mucho. Porque por lo visto y sentido, tiene un ingrediente básico de toda serie que se precie ahora: no hay buenos, porque cada uno, desde la primera toma nos están intentando vender, de mejor o peor manera, su mentira.


Hay una gran dama de la escena: Doña Ana Pastor Julián, que desde un primer momento ha dejado claras sus preferencias: su amo y señor, que es su partido, y principalmente el Señor Rajoy, por quien es capaz de moldear los usos y costumbres de la cámara a la manera en que hagan falta.


Antiguamente los políticos eran más de esgrima en sus palabras, de florituras dialécticas. Lo que en comida se caracterizaría por grandes platos de costosa elaboración, tanto en cuanto a materia prima como a condimentación.


Lo visto hoy en la cámara, en el capítulo piloto, no ha habido nada de florete, ni tan siquiera de sable. Lo más usado en la palabra ha sido el garrotazo y tentetieso. Lo que en comida equivaldría a lo que se expende en cualquier hamburguesería, especialmente con acento americano.


De todas maneras, lo curioso de hoy ha sido, una especie de nueva versión del dicho de "Los tres mosqueteros": Todos para uno, y uno para todos. Al salir Pablo Iglesias repartiendo a diestro y siniestro, los aludidos luego lo han tenido fácil de defenderse bajo el manto de Venezuela y Maduro, que dicho sea de paso, nadie ha podido comprobar de que sea verdad.


Para que sea una serie redonda solo nos va a hacer falta un guionista a lo Gore Vidal en "Ben-Hur" que nos cree, o nos haga creer, una relación amor odio entre dos de los personajes, mejor para el espectador, además, si los dos son del mismo sexo y de posturas encontradas, por aquello de crear aún más morbo.


Y es que en la política actual, al menos en nuestro hemiciclo, falta amor, y a cambio hay mucho sexo honoris causa, unos a otros se mandan a joder continuamente. Incluso, comenzando hoy con Doña Ana Pastor que ha negado la réplica a un Pablo Iglesias que las circunstancias le han otorgado el título de Señor de Hur, por el comportamiento de un desatado Rafael Hernando, que sus palabras y actos le han convertido en Messala en una tarde de cuadrigas trucadas y permitidas por la Presidencia de la Cámara.


Si yo fuera Netflix compraría inmediatamente toda la serie, porque promete no dejar a nadie impasible. Otra cosa ya será como quede el país, aunque estos meses, casi un año, de interinidad han demostrado, quizás, que nuestro gobierno en realidad se puede asemejar más a una máquina de expedir tabaco. Solo hay que acordarse de rellenar las cámaras….


*FOTO: DE LA RED