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lunes, 11 de noviembre de 2019

LA NOCHE DEL DINOSAURIO...



Antes de nada, y para evitar a los más despistados pérdidas de su tiempo, diré que en este post no se intenta hacer un estudio, y mucho menos a fondo, de lo ocurrido ayer en las elecciones 10N, sino abrir las tripas de este vecino del mundo, una especie de maestro de ceremonias que rige esta página.

Ayer pude comprobar que es verdad eso de que en el ojo del huracán no te enteras de nada porque reina la calma chicha.

Los que me seguís ya sabéis que  ayer, 10 de Noviembre, día de las elecciones, otra más, me tocaba estar en una mesa electoral, en Donosti concretamente, y hasta las diez y media de la noche no salimos del aula en el que estaba nuestra mesa en cuestión.

No diré que durante el recuento de papeletas no nos llegaban noticias, porque ahora en la época de los móviles, decir eso sería mentir vilmente. Además los interventores a la sazón, me apetecía usar ese término, eran unos enrollados, y algo íbamos sabiendo. Pero nada más salir,  y ya en el parque más cercano, puse la radio de mi teléfono móvil, y tuve la sensación de haber sido víctima de un secuestro, y que por primera vez me quitaba la venda que había rodeado mis ojos. 

Y no sé por qué, pero la primera frase que vino a mi mente, fue la del microrrelato de 1959, del escritor guatemalteco, Augusto Monterroso, y que debe de ser el relato más corto en español:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí -  y yo añadí instintivamente, y por eso quizás este vecino del mundo nunca pueda escribir microrrelatos-, y esta vez no mucho más cerca, sino con nosotros.

Iba a decir que lo de Vox, los cincuenta y dos escaños, es inexplicable, pero tristemente en los últimos días se olía en el ambiente. No sé si será el mismo caso que lo ocurrido con la llegada de Trump en Estados Unidos, pero quizás en España, y a mí no me lo quita nadie de la cabeza, una razón más por lo que la telebasura triunfa en nuestra televisión, y con el “Sálvame de todos los colores y sabores” como buque insignia de la parrilla televisiva. No es que nos guste la mierda, sino que además disfrutamos con revolverla.

Los jóvenes que votan a Vox, en las imágenes de celebración se veían a muchos, y que no son de familias ricas y poderosas, les aclararé que la vida no es un videojuego, y que cuando las cosas nos van mal, y las cosas no podían ir peor, se le puede dar al reset y todo vuelve al punto de partida. 

Aquí el punto de partida ya desapareció hace tiempo, y muchos se encargaron además de que no se pueda volver a encontrar para que nadie pueda evitar lo que cada vez está más cerca: una posible revuelta entre nosotros mismos, y que nos podía llevar a un panorama muy abierto, y en la mayoría de los casos con vistas a algo desolador.,,

Ciudadanos ha recibido lo que se iba vaticinando por su falta, quizás, de perfil decisorio. Le ha gustado, desde el principio bailar “la yenka”, que tenía como punto álgido ese movimiento hacia todos lados para quedarse en el mismo sitio. Y al final la gente ya se ha cansado de su baile. Al parecer, sin embargo, a más de uno le sigue apeteciendo bailar con la derecha, y muchos, se darán cuenta con el tiempo, que se han pasado de frenada y han llegado a algo que ya es “vox pópuli”.

Y lo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, cada vez lo está comprando menos gente, porque sólo es para los incondicionales de los éxitos de Pimpinela. Hace tiempo que ya no pueden espabilar solos, aunque estén en compañía.

Observad que no he mencionado para nada al PP de Pablo Casado, que no pincha ni corta, pero que se va aprovechando de los errores de los demás, para recuperar su territorio, y esta vez más a la derecha, por si acaso.

Y el hedor está a punto de coger forma. Ya se adivinan sus fauces…

*FOTO: DE LA RED


viernes, 6 de septiembre de 2019

¿MANERAS HURACANADAS?


Sorprender a este vecino del mundo es cada vez más difícil teniendo en cuenta, en especial, de cómo está el panorama actual de que el que no corre vuela para hacerse con ese minuto de gloria  que las nuevas tecnologías, con sus redes sociales, brindan en cada momento en una especie de atalaya que parece invitarte a gritar en el Finisterre de lo todavía conocido
Por cierto, oí ayer que alguien ha definido a Twitter y similares como que cada vez se parecen más a quedarse sólo tras la última copa en un bar a las cinco de la mañana, y me parece acertadísimo.

Esta especie de reflexión con la que he comenzado este post, viene a colación a que hace dos o tres días, otra vez fui superado por unas imágenes de los informativos televisivos en los que se veía a “nuestro” cocinero y pica en el Flandes norteamericano, José Andrés, en una especie de auto-vídeo luchando con su O.N.G., contra todos los elementos naturales desatados en unas Bahamas de pesadilla a causa del huracán Dorian, y eso que en realidad él se encontraba todavía a unos ciento cuarenta kilómetros de distancia.
Me sorprendí a mí mismo diciendo delante del televisor un “¿Realmente es necesario todo esto?”. Y todavía me lo sigo preguntando.

No he oído a nadie cuestionándose este hecho, no el fondo en realidad, sino esas maneras de película catastrofista que en su momento, años setenta, se rodaban en un modernísimo, para entonces, TODD-AO Y 70 MM, que era como el echar la casa por la ventana en lo último de lo último.
Y comentándolo con un amigo como recurso antes de tumbarme delante de un psicólogo, éste me decía que “eso” son maneras a la americana, norteamericana en realidad. Y no le falta razón.
Porque nosotros, el españolito de a pie, es de ayudar, en realidad siempre somos de los primeros en apuntarnos a todo, pero más en el sentido de que “uno hace lo que tiene que hacer”, pero sin grandes alharacas, aunque luego salga el secretario de turno de un departamento de cualquier ministerio poniéndose la medalla también de turno.

Habrá que quedarse, ya para terminar, con ese socorrido “el fin justifica los medios”, pero a este vecino del mundo le seguirá chirriando algo en su interior…

*FOTO Y VIDEO: DE LA RED