Mostrando entradas con la etiqueta oreja. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta oreja. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de mayo de 2020

PRIMAVERA Y COACHING



No sé si tenéis la misma sensación que este vecino del mundo. Nos están sometiendo a, esa palabra que está tan de moda, tan anglosajona ella, un coaching, un aprendizaje, preparación, las veinticuatro horas del día. Cómo nos tenemos que comportar ahora, tanto en el confinamiento, como en la desescalada, y luego ya en esa nueva normalidad, que ya sabemos que si la describimos como “nueva”, nunca será la misma.

Es curioso, y bien pensado, está primavera está teniendo más coaching que polen.

Lo que ocurre es que llega un momento en el que se te calienta la oreja, porque hace unos minutos estaba escuchando la radio, a la una y media de la madrugada, Onda Cero. El coaching de ahora giraba en torno a que hay que consumir en las tiendas del barrio, cosa que como diría un castizo, me parece “fetén”, y que habrá que pasar las vacaciones en España, en nuestros hoteles, y en nuestros restaurantes. Que por cierto, ha dicho uno que acompañaba al presentador en ese momento, y que es propietario de un bar, que debemos de copiar también esa costumbre tan anglosajona de la propina, y nos portamos bien. Ahí es cuando se me ha irritado la oreja y la vena del cuello.

Haremos todo eso, cuando entre otras cosas, ganemos lo que ganan los ingleses, los alemanes, y los franceses. Y no me refiero a los extranjeros que trabajan en esos países, sino a los oriundos que tienen todos los derechos. Además, no se debería de pensar en las propinas a la hora de fijar una buena nómina para el currante. La propina si cae bien, pero no se debería de dejar al destino la nómina, por ejemplo, de un camarero. Pero de eso no se habla, porque entre otras cosas no debe de convenir, por de pronto, a la parte contratante.

Además, considero que la propina es, entre otras cosas, muy española. Lo que ocurre es que ya nos están preparando para suplir este año a los turistas extranjeros que al parecer no van a poder, en el caso de que hubieran querido, venir. Y el panorama que tenemos en España es bastante…desolador. Porque el común de los españoles no es el que se lleva el dinero a Suiza, que ese a lo mejor tiene mimbres hasta para organizarse unas vacaciones en Mónaco, sino a quien está en su casita, y muy probablemente en el paro.

Personalmente, este vecino pasa todos los veranos a orillas del Mediterráneo, y este año, si puede, lo hará otra vez. Lo cual no quiere decir que ni me calle ni olvide las diferencias de trato que siempre ha habido con respecto al extranjero, especialmente suecos, alemanes y noruegos. Las cosas son como son.

Después de haber estado más de media hora haciendo cola para cenar en un restaurante, a ellos no les ofrecen una mesa al lado del W.C. o debajo mismo del aire acondicionado, y al menda sí, mientras detrás entraban, casualmente, extranjeros en el mismo momento, y les ofrecían mejores lugares. No busco venganza, pero tampoco olvido, ni que me cuenten milongas. Porque no hay carnet de impresentable, ni patria de salva-economías, y puede venir desde cualquier frontera.

Aviso, personalmente ya está este vecino del mundo empachado de tanto coaching, porque al final seré yo quien decida qué hago, y lo que hago.

Muy poca gente se da cuenta que el comprar algo en una tienda, o irse a cenar a un restaurante, siempre es una ceremonia tan íntima como decidir acostarse con alguien. Pensároslo. No vayamos a confundir a estas alturas de la película, intimar con intimidar.

*FOTO: DE LA RED



martes, 7 de abril de 2020

LA COMEDIA DE LA VIDA



Al final con tanto famoso viendo las orejas al lobo en forma de coronavirus, no vamos a ser nada si el dichoso bichito no nos ha dado a cada uno de nosotros unas cuantas cornadas en el mismo ojo hasta casi perderlo.

Lo de Boris Johnson en cambio es para hacérselo mirar, cuando se recupere, que ojalá sea pronto. Y es que además de ser chulo, más que un ocho, cuando te pones chulo es lo que te pasa. Viene el destino y te hace tomar dos tazas de tu propia medicina. Además, a los que les cae mal, que somos muchísimos, nos tenemos que callar porque en ese caso nos pueden tachar de abusones.

De todas maneras, esperemos que si al Señor Johnson por aquello de la fiebre, le provoca visiones, y ve un túnel con una luz brillante al fondo, no vea también a su imperio británico en el horizonte, porque se nos lanza como un escapista sin vuelta atrás.

No sé por qué me da que para cuando todo vuelva a la normalidad, si algún día eso ocurre, quizás lleguemos a la conclusión de que este año no teníamos que haber guardado el árbol de navidad ni ese espumillón que está dando vueltas por casa, pero en fechas siempre equivocadas.

Este año, si volvieran las burbujas de Freixenet no me extrañaría que bailaran al son del Resistiré y de un Dúo Dinámico 3.0 en honor de todos esos que son pacientes de riesgo, y es porque la vida les ha pasado por encima y alguna consecuencia tenía que tener.

Y ya para terminar, una pregunta inocente: ¿Alguien sabe algo de Trump? A lo mejor nos enteramos de que ya ha metido en la cárcel a “Coronavirus y a su banda” que además tenían una extraña conexión chino-latina, y les hace responsables de todos esos cadáveres que ya no caben en las diferentes morgues.

Si alguien creyó en algún momento que nombrar presidente a un individuo como Donald Trump era un buen comienzo para una serie en el canal de la vida misma,  que sepa que ya ha pasado de la comedia al esperpento y va directamente a la tragedia. ¿No va siendo hora de cambiar la programación?

*FOTO: DE LA RED

sábado, 22 de marzo de 2014

CUESTIÓN DE PELOTAS (CÓDIGOS MATRIMONIALES 2/3)

El matrimonio, especialmente por parte de ella, está lleno de frases crípticas.
Hoy vamos a hablar de una de ellas, que si fuera una caja, al abrirla, la de Pandora se quedaría corta.
Vamos a ponernos en situación. A ti, me refiero al hombre, te apetece hacer algo que ya te imaginas que a ella no le va a hacer mucha gracia, pero, no vamos a negarlo, a ti te apetece, y mucho. Durante varios días sopesas el instante adecuado, y por fin crees encontrar EL MOMENTO, así, con mayúsculas. Ella cuando sugiere algo, se pone muy cariñosa,  y te puede dejar la oreja, tras acariciarla, tan roja como el pomo de la puerta después de que han pasado cien personas. Tú, sin embargo, estás más nervioso que Ernesto de Hannover delante de una copa, y ella lo sabe, porque lo sabe todo. Y se lo planteas.
No te esperabas su respuesta, pero debías haberlo previsto: Haz lo que quieras. Pero no es un “haz-lo-que-quieras” cualquiera. Por de pronto arrastra mucho la “z” como pasándote su lengua por tu cara, y además para decírtelo de buen humor, falta la palabra clave, “cariño”. Porque “haz lo que quieras, cariño” es una invitación, pero “haz lo que quieras”, simple y llanamente, es una advertencia.
Además, las mujeres son muy sabias. Nos dan veinte vueltas, e igual este vecino se queda corto, en cuestión de pelotas, aunque a más de una no le guste ni  el fútbol ni el rugby. Me explico. 
Tú, con la pregunta, le habías dejado la pelota en su tejado, pero ella, con la respuesta, la vuelve a dejar en el tuyo, y además te deja claro su talante en este caso, porque es muy probable que después de haber hecho lo que querías, te sientas como el protagonista de la canción de Sabina “19 días y 500 noches” pero versión sofá. Por lo que decides al fin, y visto la que se avecina, no hacerlo. 
Ese esfuerzo, tampoco sirve para nada, porque si le vuelves a mencionar el tema, y que no lo vas a hacer, no tiene ningún mérito, porque ella, en realidad, no te ha dicho nada, y tú solito, lo has decidido todo.
Por todo lo dicho, y si fuéramos Sherlock Holmes, extrapolando el tema, demostraríamos que existe el crimen perfecto, y la premisa es: que no se encuentre el cadáver.

*FOTO: DE LA RED