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lunes, 21 de diciembre de 2015

LA DECISIÓN DEL ÚLTIMO REY MAGO (O EL DÍA DESPUÉS A LAS ELECCIONES GENERALES)



Hoy todos los que intenten resumir lo ocurrido ayer,  dirán eso tan socorrido de “el día después”, y en realidad es así. Lo que ocurre es que este vecino del mundo tiene la sensación de estar viviendo “El día de Reyes” de aquellos principios de los sesenta, cuando uno, como se solía decir, porque ahora es una expresión que se oye poco (y puede querer decir mucho del panorama actual), ya tenía, o creía tener, uso de razón.


A aquel niño siempre le pasaba lo mismo que, tras una noche de nervios, sudores y no poder dormir, de lo pedido a lo recibido no es que hubiera un gran trecho, sino que no tenía nada que ver. Es como si en un momento dado uno de los “ayudantes de los ayudantes del último Rey Mago”, y con urgencia, porque ya se iban sus compañeros, hubiera decidido cubrir el expediente, dejando lo que en ese momento tuviera entre manos en el lugar en que estaba, en mi casa, Y además, el noventa por ciento, siempre eran cosas para el cole o para vestir, y en ese momento quién estaba pensando en el cole ni en la ropa de los domingos…


Teniendo en cuenta las expectativas/deseos/sueños que muchos teníamos, no ha quedado mucho, por ahora, depende como quede el mar tras el tsunami de las votaciones, y la posible organización entre unos cuantos, de deseos de izquierdas pero de mirarse el ombligo. Eso sí, ha quedado más que claro que España es/era de derechas, o mejor dicho de virgencita que me quede como estoy, porque a lo mejor si aspiro a algo más me hacen la del “tocomocho”, y en ese caso además, uno no podría ni quejarse, por la vergüenza de ser un panoli.


Ayer, en cambio, lo que vi y sentí, en un mediodía donostiarra, en la zona de Amara, a la hora de ir a votar, fue un gran ambiente en cuanto a gente, y mucha sonrisa y cara de complicidad. Por un momento, solo por un momento, creí estar en el Santuario de Lourdes por la gran cantidad de gente mayor, ayudada, y en silla de ruedas, pero con cara de tozudez y de "yo lo consigo, por los míos". 


Lo que nunca le había pasado a este vecino del mundo, tuve que hacer una cola, para mi urna, no menor de veinte minutos. pregunté, incluso, por si me había confundido y era la cola para la nueva entrega de "La guerra de las galaxias", pero afortunada o desgraciadamente era la fila que correspondía. Y tanto los que iban delante de mí, como los de atrás, dijeron muchas, muchas, veces eso de “a ver si esta vez podemos”. Hubiera sido mucha casualidad que solo hubieran sido ellos los que iban a votar morado, y al final de la noche quedó más que claro, que en el País Vasco, por las noticias que han dado, sino arrasó, para que nadie se pueda dar por ofendido, sí fue la primera fuerza.


Ahora, ya solo queda pasar de las frases hechas de los políticos, o mejor dicho, y como un cocinero diría, hay que pasar de las recetas perfectas en un libro impolutamente bien edito, al fragor de las comandas y olor a fritanga, a intentar sacar adelante la cocina de este país, que al menos según opinión de este vecino, y de mucha gente que conoce, solo se han dedicado a cocinar para unos pocos, eso sí, cocina exquisita y muy publicitada. ¿Y para el resto? Pues eso, que se busque la vida como pueda, pero eso sí, le vamos a dar un buen nombre: “cocina de autor”.


Aunque ayer a la noche, hace apenas unas pocas horas, había flashes por todas partes, y sonrisas “profident”, en realidad es a partir de ahora cuando muchos se tendrán que retratar, porque aunque el Partido Popular ha sido el más votado, su descalabro ha sido más que evidente, y no cuenta con una mayoría, por lo que dependerá de otros (y con Ciudadanos sólo las cuentas no salen), o al menos de abstenciones de otros, para poder gobernar. O incluso se pudiera crear, lo que se está llamando una gran coalición, PP-PSOE, que si ésto ocurriera, y en opinión muy particular de este vecino del mundo, pudiera ser, en un futuro, la debacle socialista.


Y quizás, más que los socialistas, alguno que otro  también tenga que pasar por el fotógrafo, como un P.N.V. que si mostrara su apoyo al P.P., aunque sea solo absteniéndose, en realidad haría oídos sordos a ese “PUEBLO”, que siempre tiene en su boca (otra cosa es a la hora de defenderlo, postureos aparte), y que ayer dejó clara su postura de izquierdas.


Con eso del eterno “bipartidismo” ha habido minorías, y gente de mi generación me entenderá, que bailaban, y bailan, constantemente “La Yenka”, por aquello de “izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un, dos, tres” de su pegadizo estribillo.  


Este vecino no es ni politólogo, ni futurólogo, solo es un sufridor de la crisis que se reconvirtió en blogger/bloguero, pero le huele a una despedida del Señor Rajoy, bajo el maquillaje que se quiera, para poder llegar a entendimientos varios con algún que otro partido. Lo que sí echa de menos es aquel ya famoso “Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. Quizás, porque ni Rajoy lo siente, ni tiene la honradez (palabra complicada para los políticos) de reconocerlo.


Ahora, mucho me temo, y como en la niñez de aquel comienzo de los sesenta, todo queda en la decisión del último Rey Mago y lo que le quede en su bagaje, entre otras cosas de honradez y vergüenza, pero, esta vez, no para nosotros, sino para él.


*ILUSTRACIÓN: DE LA RED


sábado, 4 de enero de 2014

EL CUCO Y LA MADRE DE HARRY

Vengo de jugar a ser Rey Mago por los comercios de Bilbao, que es donde me encuentro estos días, y a modo de creador de arquitectura financiera, como si de un pequeño Mario Conde se tratara, he intentado que el dinero llegara al menos para hacer castillos en el aire, que mañana, pues la historia continúa, intentaré colocarlos en el suelo, aunque lógicamente seguro que perderán tamaño y es posible que consistencia, pero con el deseo de que al menos hagan ilusión a aquellos a los que irán destinados el día 6 de Enero.
En la sección de librería de unos grandes almacenes, de esos que practican el corte británico, están promocionando un libro policíaco titulado “El canto del cuco”. Es curioso el caso. He leído la sinopsis de la novela, y me ha gustado el planteamiento. Al buscar el autor me he encontrado con el nombre: Robert Galbraith… Lo mismo ha pensado este vecino, “no conozco a este escritor de nada”, y enseguida la misma editorial en una nota anexa te aclara el tema: Robert Galbraith es un seudónimo de la autora británica J. K. Rowling, la madre de Harry Potter y su mundo.
Como dijo aquel ministro del interior: “los experimentos, con gaseosa”. La Señora Rowling se supone, intenta saber la pegada que puede tener en otros géneros literarios, pero por si acaso, la editorial no quiere que los antiguos lectores se despisten mucho, y va poniendo una especie de señales de orientación  para ir atrayendo la atención de la gente.
Este vecino, al enterarse de lo del seudónimo, ha pensado  desde su inocencia, que flaco favor está haciendo la Señora Rowling, al resto de las mujeres, que para intentar vender se enmascare detrás del nombre de un hombre, cuando ella por ejemplo, siendo mujer, ha vendido millones de libros, o, y es la duda, ¿por ser un libro sobre crímenes venden más, en teoría, los escritos por hombres? Este vecino hubiera jurado que estaban ya lejanos esos tiempos. Y que sería conveniente avisar a la escritora Patricia Cornwell, de que a partir de ahora su vida como escritora será más fácil firmando como Patricio.
Sin embargo, tras indagar un poco, este vecino ha conocido que ya desde el principio J.K. Rowling no es el verdadero nombre de la escritora, sino Joanne, “Jo”, Rowling, y que precisamente la editorial insistió en que firmara con un nombre hasta cierto punto ficticio, ya que J.K. Rowling en realidad no existe, para que los lectores pensaran que estaba escrito por un hombre.
Y es que aunque al final la  Señora Rowling sea una de las mayores fortunas de Gran Bretaña, tuvo que pagar una especie de peaje por el triunfo, accediendo a los deseos de la todopoderosa editorial en cuanto a cambio de sexo, aunque solo fuera en el nombre, y quizás en sus principios. Es curioso, pero ese truco, el de cambio de nombre nunca se enseñó en el famoso Colegio Howgarts.

*FOTO: DE LA RED