Mostrando entradas con la etiqueta tamborrada. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tamborrada. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de enero de 2020

EL INTERÉS POR MI ANDRÉS...


¿Un sueño?
El poder decir algún día “mañana a las doce del mediodía estaré firmando ejemplares en la FNAC. Perdón, en la de Madrid no, en la de Donosti, y es que la tierra tira mucho..”. Porque además nosotros los vascos, lo de ser profeta en nuestra tierra, no lo llevamos nada bien. Quizás, por esa creencia de que más o menos todos somos iguales, y qué se habrá creído éste para dar enseñanzas...

Miro el calendario, el del ordenador, y me doy cuenta de que es, sencilla y llanamente, 19 de Enero,Víspera de San Sebastián, y ante esto no hay siquiera futura cita, en el mundo de los sueños, en la FNAC.

Por una vez que el donostiarra, esa es otra, se desmadra hay que hacer como con Curro Romero y una buena faena suya, formar parte de su cuadrilla y entrar en la historia, a la vez que llamas al notario para que levante acta.

Aunque sigue mal la cosa. Ni he escrito un libro, ni editado uno tan siquiera de fotografías, para presentarlo en la FNAC, ni estoy  ni estaré hoy en Donosti. Y no es por cuestión de agendas, que la tengo más libre que Andrés Pajares y Esteso juntos,

De todas maneras, cualquier día doy la campanada, imaginaria, y edito, por ofertas de auto-edición en internet no será, “El diario, o así, del vecino del mundo”. Material, hay, porque ya van para diez años de blog. Otra cosa será el interés por mi Andrés, jugando con el dicho. Porque cuando intentas ser gracioso y hay quien no te entiende, en el mejor de los casos, como mínimo, te catalogan como friqui. o que estás emitiendo por otra onda y no es la FM.

De todas maneras, y el tiempo te va enseñando a pensar en eso de que mañana será otro día, y concretamente en este caso, “el mismísimo día de San Sebastián”.

Habrá que salir con gafas de sol, para que no se me note que no tengo ojeras y que no he pasado la noche persiguiendo una tamborrada, porque ya lo de perseguir un sueño, hace mucho tiempo que zarparon todos…

*FOTO: DE LA RED.

miércoles, 20 de enero de 2016

UN "GORA DONOSTI" INDIGNADO


Indignado. Esa es la palabra y mi sentir. No se puede pretender ser el ombligo del mundo con un Donosti, con un San Sebastián, de postal, de marco incomparable ante el mundo, gastándose millones para promocionarse, y en un momento que va a trascender a montones de países al menos durante unos segundos, y gratis, en la Víspera de San Sebastíán, y preámbulo de esa capitalidad europea, no se puede hacer peor que pitar al Himno de Europa (Himno a la alegría), en su versión más donostiarra con tambores y el mismísimo Orfeón Donostiarra.


Que no sabemos medir los tiempos. Que ayer nada tenía que ver ni con la Merkel ni con esas autoridades que viviendo a miles de kilómetros de nosotros, quieren medirnos y guiarnos en nuestro camino a la pobreza. Ayer era una especie de ¡Hola, amigos europeos! Y, en realidad, nos comportamos como los niños que cuando viene una visita y tras adularnos nuestros padres diciendo todo tipo de bondades que poseemos, en lugar de confirmarlo después con nuestro verbo fácil, simpatía irrefrenable y gran talento innato, o comenzamos a llorar a voz en grito, o a arrojar platos a las visitas.


Lo de ayer fue totalmente, y con perdón, mear, mareas vivas enteras, fuera del tiesto, y como siempre, salvo alguna contada excepción, la prensa local, y oficial, no se ha hecho eco.


En una ciudad “acostumbrada”,  porque esa es la palabra, a que las obras, incluso las pequeñas, duren como “El Escorial”, eso cuando comienzan, porque, como diría mi madre, “hasta poner el huevo” pueden pasar tranquilamente diez años, más de treinta en el caso de la nueva estación de autobuses que TODAVÍA no se ha inaugurado, nos cabreamos con “algo”, un ente, un ser misterioso que a lo mejor no existe, porque ha formado parte de nuestro triste folclore el pitar antes de cualquier acto oficial.


Una cosa debe de ser una reivindicación y otra un acto de mero civismo con la Europa que en ese momento nos estaba abriendo una ventana, y contra la que hemos tirado piedras auditivas.


Hay que protestar todos los días por unos comportamientos irreverentes contra el contribuyente donostiarra, pero como se han convertido en costumbre, ya no los vemos.


Ni se puede tolerar, T-O-L-E-R-A-R, unos precios tan abusivos en todo, incluso convertir un “menú del día” de un restaurante, unos 13 euros, a un plato del día, por un módico precio de 7-8 euros, en lugar de bajar los precios del primero, y no parpadeemos.


Las tarifas de las grandes capitales como Barcelona y Madrid, son juegos de niños en Donosti, y ni parpadeamos por la costumbre. Estamos perdiendo las tiendas de toda la vida y convirtiendo Donosti en capital de la franquicia, en una ciudad repetida de otras, ante el reumatismo de la autoridad in-competente, y ni nos inmutamos. Eso sí, somos los más jatorras (majos, puros, verdaderos…) entre mil.


Si queremos pitar y protestar, debemos hacerlo contra nuestras autoridades que nos han acostumbrado a no hacer prácticamente nada, sino de vez en cuando a auténticos brindis al sol, como muy recientemente lo de TABAKALERA, que primero se hace (porque la capital vecina ya tiene el Guggenheim y esa afrenta no se puede quedar así) y luego ya veremos con qué lo rellenamos. La culpa nunca será de las autoridades bilbaínas que hacen lo que pueden y más, sino de las nuestras que miran al vecino y se lamentan, como un niño cuando quiere el juguete de otro.


En una ciudad con un subsuelo totalmente arenoso, queremos levantar un metro, porque el vecino, otra vez, ya tiene uno, y en realidad el nuestro no va a llegar ni a “centímetro” porque el mapa no ayuda. Y luego, nos parece normal, que en cualquier cosa los diversos partidos que conforman el ayuntamiento nunca se pongan de acuerdo en nada, y eso sí, lo primero que hacen es nombrar una “comisión” a favor y otra en contra que lo estudie, y cada vez que se oye esa palabra, COMISIÓN, significa: tres o cuatro años más tranquilamente. Y partidos que cuando estaban mandando opinaban una cosa, y cuando están en la oposición, otra.


A ellos, a los políticos, y a la prensa que con su silencio les ayuda es a la que hay que pitar. Por cierto, ¿alguien ha leído muchas veces (con dos me conformo) comentarios afeando la conducta de nuestra Real Sociedad en partidos y comportamientos calamitosos la mayoría de las veces? Este vecino tampoco.


El que me siga sabrá que el vecino del mundo puede decir muchas cosas, verdades desde su punto de vista, que incluso puede estar equivocado, pero que las dice desde su corazón, y sin embargo, lleva prohibido en EL DIARIO VASCO por más de dos años, por no estar de acuerdo con un comentario que hicieron, y sin faltar a nadie, y mucho menos a ellos, se lo hice notar y dando razones. Lo único que obtuve es su callada por respuesta, y como el juguete, el periódico, es suyo, en la práctica mi prohibición a publicar más textos (textos que se recogen en sus páginas pero que a los cinco minutos desaparecerán para siempre).


Y nosotros, seguimos pitando a donde alguien nos enseñó a pitar, mientras nos robaba la cartera y los sueños, y todavía no nos hemos dado cuenta de ello.



Aún desde la indignación… Gora Donosti!


*FOTO: DE LA RED



lunes, 19 de enero de 2015

BLUE AND WHITE MONDAY


Uno de esos estudios raros, que si hubiera sido realizado en España, inmediatamente lo hubiéramos catalogado como una manera de desperdiciar el dinero, pero que en este caso ha sido en la Universidad de Cardiff, en Gales, y por lo tanto nos lo tenemos que tragar sin parpadear, ha dictaminado que hoy, lunes 19 de Enero, es el día más triste del año.
Lo único que queda claro en ese estudio, en la humilde opinión de este vecino, es que ni el investigador de la Universidad de Cardiff y experto en motivación, Cliff Arnal, ni ninguno de los que han intervenido en ese estudio es donostiarra, porque en ese caso se hubieran negado a una afirmación tan rotunda, a pesar de que la fórmula aplicada así lo estimara, teniendo en cuenta que hoy precisamente, es la víspera de San Sebastián y el comienzo de 24 horas de inmersión total en la tamborrada.
Hoy, prácticamente, es el único día en que el donostiarra pierde esa compostura de cartel de anuncio turístico, ante los sones compuestos por el Maestro Sarriegui, ni tampoco se necesita nombrar ningún tipo de comisión a favor ni en contra  para que generalmente no lleguen a ninguna conclusión, sino a miles de ellas. Porque en el ADN del donostiarra, las próximas veinticuatro horas están escritas en txuri-urdin (blanquiazul), los colores de Donosti.
Por si acaso, y volviendo al tema de la formulita en cuestión, que se ha empeñado en que sea un día, una víspera para nosotros, triste,  hoy saldré después de cenar, y pensando en ella, sin rímmel a la calle, por aquello de que no me digan el famoso “te lo dije”  cuando llore porque tenía que llorar según los estudiosos.
En una sociedad que te dicta los gustos, lo que compras, lo que consumes, lo que faltaba ya es que tengas que estar triste porque a alguien en alguna remota universidad le sale mediante un fórmula, que tenemos que estar tristes, porque “yes”, y porque es “Blue Monday”. Señores, aquí, en mi querida Donostia, y si quieren se lo digo en inglés, hoy es “Blue and White Monday”.
Aunque sí, he de reconocer, que personalmente desde hace unos años ya las fiestas en general no las vivo como antes, y son los daños colaterales, como se dice ahora, de una crisis que nos ha empitonado como un miura desbocado, y el que ha podido levantarse no olvidará lo vivido. Ahora comprendo bien a mi madre, que fue componente de los llamados “niños de la guerra civil”. A ella se la llevaron a Francia, y aunque siempre ha celebrado las fiestas, ha tenido los pies en la tierra, y comprado sin desbocarse, por aquello de “gastar poco para tener”.
Por eso, al enterarme de que este año hay alguna sociedad gastronómica, que vuelve a poner en su menú, las famosas angulas, que durante unos cuantos años las han tenido que olvidar por prohibitivas,  este vecino del mundo se da cuenta, de que él personalmente, ya no ve la vida de la misma manera, y que si ahora tuviera que volver a vivir todo otra vez, lo haría de otra manera, más pautádamente.
Y que los que han causado esta crisis no crean que, cuando quieran, si quieren, va a volver todo a su cauce, porque no va a ser así, y que cuando deseen que compremos, porque la fórmula de alguien diga entonces que así tiene que ser, y que necesitan que compremos, porque quieren ser más ricos, este vecino desde luego se apea en la próxima.

Lo dicho ni “Blue Monday”, ni día multicolor, porque alguien nos ha recordado insistentemente que los excesos se pagan, y mucho; y en realidad, la fiesta y el cariño donde mejor encajan es en el corazón, y eso sí, la tamborrada que no falte en la calle.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 24 de julio de 2014

TAMBORRADA DE TOGAS

Con el sopor que le estaba invadiendo a este vecino tras la comida, le ha parecido contemplar, en el informativo televisivo, y teniendo en cuenta que él es un donostiarra advenido, una especie de tamborrada de togas cercana a Cibeles, en el corazón de Madrid.
Dando la espalda a la luz, procedente del televisor esta vez, el vecino ha captado la noticia real, y es que alrededor de unos 700 abogados de los distintos colegios de toda España se han concentrado con sus togas negras para defender el servicio público de la justicia gratuita, y llamar la atención  de que la reforma liderada por el ministro, Alberto Ruiz-Gallardón,  dejará indefensos a los más desfavorecidos, poniendo en riesgo, además, el trabajo de unos 42.000 abogados de oficio.
Es indignante que mientras ésto ocurría en el “manifestódromo oficial” de Madrid, el mismo ministro se defendiera en los medios públicos diciendo que, en realidad, los abogados se estaban manifestando porque con la citada reforma iban a ganar menos dinero. Sin embargo, y debido a estas manifestaciones del ministro, uno de los organizadores de la citada concentración ha retado al Señor Ruiz-Gallardón a que enseñe uno solo de los papeles que le han entregado en el que se haga referencia a lo que él alude.
Con eso de la manifestación mencionada, este vecino ha estado meditando sobre la gran cantidad de huelgas de todo tipo que en estos tiempos se están organizando,  echando de menos una manifestación de diputados
Quizás, ha dado en la clave,  y todo comenzará a ir mejor cuando haya una manifestación de diputados, con ministros incluidos desfilando agarrados a su cartera, como no podía ser de otra manera.
Si ellos se quejan quiere decir que entonces a ellos les va mal, o al menos algo peor, y quizás, por aquello de variar,  a nosotros mejor, porque está demostrado con creces que viven bastante alejados de la realidad. 
Ya se sabía que tenían Ipad a cargo del contribuyente , pero lo último que ha trascendido es que también les pagamos línea de ADSL en su casa y conexión a internet.
Si las cosas a este vecino le van un poquito peor, es decir, rematadamente mal, va a tener que recabar información de la dirección de los diputados más cercanos a su casa, no para hacer ningún tipo de “scratch”o seguimiento personal, tranquilos los legisladores que no tienen que sacarse una ley de un día para otro,  sino para pedirles que le dejen subir a la red estos posts desde su conexión, ya que algunos de sus megas está claro que le pertenecen.
Con todas las prebendas que tienen, últimamente les ha salido una nube en el sol perpetuo que disfrutan, y esa nube, para más información, tiene forma de coleta y trae vientos de cambio. Mientras, ellos, los diputados y sus compañeros de partido, se pasan ideas, por el ADSL, que pagamos todos, sobre cómo pueden neutralizar al que encima, para más inri, tiene apellido del templo del Dios que todo lo ve.
Decidido, este vecino va a dejar de dormitar mientras ve la televisión, le deja mal cuerpo.

*FOTO: DE LA RED

martes, 21 de enero de 2014

LA GENTE NO APRENDE

¡Y es que la gente no aprende!
La Nuri, mi sufrida, y este vecino que les escribe, han pasado unas treinta y tantas horas en Donosti, sumergidos entre tamborrada y tamborrada, en este año que dicen que es el resurgir de la angula, antes producto de la época, y ahora rara avis.
Se han oído diferentes precios, pero la cosa, o mejor dicho, la angula, estaba alrededor de 400 Euros por kilo. Muchos se han roto las vestiduras al comprobar que hay gente que las compre y que este vecino no haya mostrado su extrañeza desde su atalaya.
Es triste, pero este vecino está ya curado de espanto. Porque puestos a extrañarse, uno lo puede hacer, en este Donosti del alma, cada día. Y si se siguen vendiendo pisos en los lugares más VIP ñoñostiarras; o la gente, nuestra gente, sigue desayunando todos los días en su bar de toda la vida, por qué no se va a comprar esa cría de anguila con pedigrí.
Además, y lo dicen las estadísticas, la crisis, la maldita crisis, ha disparado a los ya millonarios, como más millonarios todavía, mientras que los pobres han bajado a tales cotas que en cualquier momento se caen de las listas.
Y mientras por un lado nos sigue pareciendo carísimo el precio de la angula, no pestañeamos al pagar un precio de dos cifras, por harina y pasta maquillada y bautizada con el nombre de gula o similar. Eso sí,     con la publicidad de que son “frescas”, cosa que uno nunca ha entendido que se dé ese adjetivo a algo que, como diría el Señor Gallardón, nunca nació.
La Nuri, ayer más sufrida todavía, quiso llevar un recuerdo a sus sobrinos, y qué mejor que un par de tambores. Claro, no los iba a comprar en esas tiendas lindando con el marco incomparable, y que tienes también un precio incomparable. Por eso, sondeó en los “chinos” de Amara, y es curioso lo rápido que un foráneo se acostumbra a las maneras donostiarras.
Un tambor de madera, más bien pequeño, pero hecho de aquella manera, que no te garantiza que dé dos sonidos iguales, se ponía en no menos de 11,50 Euros. Ni que decir tiene que los sobrinos ahora tienen dos pequeños círculos de madera con sus respectivos palos, y al cabo de una hora ya se habían aburrido de ellos.
Por lo menos, aquel osado que pagó por sus respectivos cien gramos de angulas, seguro que tiene una foto del momento en que las ingirió. Porque lo mejor que tiene comerse una ración de angulas, es poder luego contarlo, sin faltar a la verdad.
Lo dicho al comienzo, la gente no aprende, porque se fija en las excepciones y traga con el timo diario.

*FOTO: DE LA RED