En tiempos de crisis mucha gente puede reflexionar y utilizar los días problemáticos en los que está inmerso para intentar dar un cambio a
su vida.
Eso han debido de pensar en la Conferencia Episcopal al comenzar una campaña promocional para nuevas vocaciones. Y basándose en aquello de que “el que no llora no mama”, los altos estamentos eclesiásticos han empezado a mover toda su maquinaria disponible.
Utilizando la verdad como un templo, de que todos los gobiernos desde la transición han hecho multitud de promesas incumplidas, el anuncio está lleno de promesas que la Conferencia Episcopal afirma que va a cumplir.
En verdad que pocas empresas se van a descolgar con la oferta de un trabajo fijo para toda la vida, advirtiendo de antemano de que el sueldo no es muy allá, y de que por tanto no te vas a hacer millonario, pero de que vas a tener una vida plena, y de que tu riqueza será eterna, convirtiéndote en emisario de la palabra.
Hay que tener en cuenta que los miembros de la Iglesia se han autodenominado siempre como pescadores de almas, y como las aguas en estos días bajan turbias y revueltas, se han basado en el viejo refrán A río revuelto, ganancia de pescadores, para tender sus redes digitales e intentar captar nuevas vocaciones.
A este vecino del mundo le gustaría añadir alguna idea para frases promocionales del tipo “Pertenezca a la mayor empresa de todos los tiempos, y será eternamente feliz”, añadiendo la nota de absténganse curiosos.
También se podría promocionar al estilo de las campañas de las eléctricas, donde se muestren grandes espacios naturales que se van acercando, todo en vistas aéreas, y una voz muy masculina, y con cierto eco, que diga: “Detrás de la luz... está la luz, y ésta es eterna.”
Lo que está claro, para todo aquel que se lo esté planteando, es que el grupo que está detrás de esta campaña es totalmente fiable, y ya no tienen nada que demostrar, sobre todo teniendo en cuenta cómo empezaron hace muchísimos años, y lo bien que les va.
*FOTO: DE LA RED