sábado, 10 de marzo de 2012

EL CIELO Y LA BANCA

Hoy he pasado una noche toledana, eso sí inconscientemente.
He soñado que estaba en el más allá del más allá, es decir en la puerta del cielo, y he descubierto que allí no se entra así por así.
Había una gran cola de espíritus en fila india esperando pacientemente, como para que se vayan dando cuenta de que van a estar dentro toda la eternidad, y que prisas no hay ninguna.
Hay una gran puerta de entrada, que por cierto, ya la deberían engrasar, porque aquello lleva siglos y siglos sin ningún servicio de reparación, y con la altura que debe de tener aquello, pues no se ve el final debido a la gran cantidad de nubes que hay por todas partes, si algún día se cae, se podría dar el caso, de que miles de almas fueran afectadas. Morir no podrían morir, pero a lo mejor se mezclarían los sentimientos de unas almas con otras, creándose una gran confusión entre ellas.
Estábamos entrando al cielo. Al pasar la puerta, encuentras una gran sala, llena de oficinas, cada una de ellas no muy grande, pues tampoco hace falta más. Al contrario de la puerta de entrada, cada uno de los recintos está amueblado con los últimos adelantos técnicos, algunos de ellos todavía no son conocidos a este lado. Descubrí, para mi desconcierto, que en cada puerta estaba el nombre de un banco de los de la tierra, también hay de las cajas de ahorro, aunque éstas oficinas son un poco más pequeñas todavía.
A medida que va tocando el turno, cada una de las almas se dirige a su banco terrenal correspondiente.
Tras verificar el estado de cuentas en el momento de fallecer, si no tienen nada pendiente toman un pasillo por el que se supone que van al verdadero cielo. Si dejaron lo que se conoce en la tierra como “agujeros pendientes”, van por otro pasillo, que por lo que me enteré es una especie de limbo en el que tienen que hacer diversos trabajos, para terminar de pagar sus deudas.
Parece que los bancos se habían hecho, por decirlo de alguna manera, con el poder también en el cielo, puesto que el Gran Jefe había tenido que recurrir a ellos para poder acometer diversas obras de ampliación en sus instalaciones, y como no existía en el cielo el sistema de dación en pago, para por lo menos intentar perder solo una parte, al final la banca se había quedado con todo, y el Gran Jefe era solo la figura visible.
Ahora comprenderéis mi estado de ánimo tras despertarme, y entender que lo que está pasando aquí, puede que no se acabe ni con la muerte, y que exista la posibilidad de que lo suframos eternamente. 

*FOTO: DE LA RED 

4 comentarios:

  1. Pero Patxipe... ¡si la realidad es mucho peor! Si uno casca dejando la hipoteca de 200.000 eurazos sin saldar, ¡menudo marrón le deja a sus hijos! No podrán vender la casa, pues la crisis ha arrasado con el mercado inmobiliario, lo de la dación todavía está muy lejos de generalizarse y si ellos están metidos a su vez en otra hipoteca, la ruina es total.Una preocupación más que tenemos, además del yuyu de la muerte, la amenaza de que te recuerden con mucho rencor.
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    He leído tus dos últimas cabeceras y te felicito por lo bien escritas que están.

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    1. La verdad es que tienes toda la razón, además de que te mueres encima que te recuerden con rencor, y todo por culpa de los bancos.

      Muchas gracias por tu opinión sobre mis dos últimas entradas. Siempre intento dejar las ideas claras y con mucha ironía, eso sobre todo.

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  2. Muy imaginativo Patxipe. Me he reído leyéndote. Hay que hacer humor con la tragedia. Muy inteligente.

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  3. El humor es un arma muy importante para poder vivir, y tal como está la cosa, quizás es lo único que nos va a quedar sin tener que pagar impuestos,...creo...

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