En
este mundo donde todo es para ayer, pues todo dura un momento, y
hasta se diseña para que dure lo menos posible, uno de los regalos
que me han dejado los Magos de Oriente (como a este vecino del mundo
le gusta llamarlos, pues siempre que se menciona a la realeza parece
que entramos en política, y ya se sabe que incluso suena mejor “la
madre de mi mujer”, que mi “madre política”), todavía no he
podido disfrutarlo.
La
verdad es que en un mundo, aparte de como ya comentado, tan rápido, y
de simple “posesión”, el regalo en cuestión será un disfrute de
sentimientos, más de una vez imaginados, pero por ahora no
experimentados. Me han regalado el disfrute de un viaje de setenta y
cinco minutos en globo por tierras vizcainas.
Al recibir un sobre de parte de los Magos de Oriente,
lo primero que me he imaginado es que estaba delante de una
recopilación de quejas “mágicas”, por provenir de los magos,
sobre mi comportamiento durante el año pasado y que podían servir
de escusa para regalarme lo mismo que regala cualquier gobierno,
osea: nada.
Sin
embargo voy a tener el privilegio de cumplir uno de los sueños desde
que el hombre pudo pensar, y es el de volar, en cierta forma ayudado,
pero y es que incluso para andar, nos inventamos los zapatos.
A La Nuri,mi sufrida, como representante ante los señores de
oriente, le tengo mucho que agradecer, aunque quien me lee
normalmente y ya me conoce, sabe que le doy mil vueltas a las cosas,
por eso no se lo voy a confesar plenamente hasta que vuelva sano y
salvo..., por si acaso.
A
partir del cumplimiento de este sueño, comenzarán las gracias y
chistes, de que como ya tengo familia, y he montado en globo, ya solo
me quedará plantar un árbol, porque creo que con tener un blog lo
de escribir un libro se puede perdonar, y lo otro que me faltará no
lo menciono, pero por si acaso sólo comentaré que mantendré más
que nunca mi retaguardia vigilada.
De
todas las maneras, un viaje en globo puede ser una metáfora de la
vida actual, con muchas subidas y bajadas, y el peligro de la caída
en cualquier momento. El viento bien puede ser todo tipo de
instituciones, el poder, el dinero, la publicidad y todo aquello que
nos hace movernos de un lado a otro, sin que seamos plenamente
conscientes del paisaje en el que estamos, ni en el cual próximamente
estaremos..., si estamos.
Esperemos
que en nuestro viaje vital no tengamos que desprendernos ni de
nuestros recuerdos, ni de nuestras raíces y filosofía de vida para
volver a remontar el vuelo.
Deseo
que de la segunda parte de la historia, el vuelo en sí mismo, os
enteréis por este mismo medio, y no por aparecer en la primera plana
de los periódicos. Ya que si alguna vez tengo mi minuto de gloria
espero no tener que disfrutarlo precisamente desde la gloria, lo cual
ya sería rizar el rizo.
*FOTO: DE LA RED