miércoles, 9 de enero de 2013

COMO EN EL JUEGO DE LA OCA


Teniendo en cuenta la altura que me da la atalaya desde la que observo, muchas veces tengo la sensación de que la vida se asemeja al juego de “La oca”, en el que tenemos que hacer un supuesto recorrido, pero que en realidad no elegimos nada pues todo ya está preestablecido.
Acabamos de cerrar el portal de Belén, y mientras nos compramos algún trapito rebajado, ya estamos poniendo miras en otros días. Los donostiarras ya están quitando el polvo a todo aquello necesario para la víspera y día de San Sebastián. Otros estarán ya pensando en celebrar las Calestolendas. Quizás en cierta forma somos como los asnos ya que nos van enseñando una zanahoria de cualquier tipo para que caminemos hacia delante, muchas veces sin ser plenamente conscientes de nuestro recorrido, y aparcando nuestros verdaderos objetivos para más adelante. 
Son muchas las veces que vamos dejando ilusiones por cumplir para más adelante, intentando programar nuestras vidas, sin ser conscientes de que nosotros proponemos, y el destino, o Dios para los creyentes, dispone. Algunas veces, una mala noticia, como la muerte de un conocido, un chico de nuestra edad, aunque nosotros ya estemos más cerca de los sesenta que de los cincuenta, nos hace plantearnos el plan programado de nuestra vida, y mirándonos en el espejo de la cordura, admitimos de que no solo los otros se van haciendo mayores, o se van para siempre... Quizás sea el momento de, mirando a los ojos, decir a “tu” gente lo mucho que les quieres. Porque si en el trabajo nos gusta que no solo nos digan lo que hacemos mal, sino que reconozcan lo bien que hacemos nuestro trabajo, cuando lo hacemos, también es bueno abrazarnos a nuestros seres queridos, y hablar con la piel, con las caricias, con las miradas.  La vida nos va enseñando que al final lo verdaderamente triste es arrepentirse de lo que no se ha hecho: 
Los labios que no besamos, la piel que no acariciamos, los sentimientos que no confesamos...
Por eso en esos momentos que nos sentimos fichas de un juego, hay que dar un paso al frente, rompiendo todo tipo de barreras, incluyendo las afectivas, y dejarse de juegos para hablar antes de callarse para siempre como se dice en alguna ceremonia religiosa.

*FOTO: DE LA RED



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