No
sé si os pasa a vosotros también, pero cuando veo un rostro de
alguien y estoy convencido de que le conozco de algo, mi mente
inmediatamente juega a situarlo en algún lugar, en alguna
circunstancia. Y, además, lo que veo es un alejamiento de ese rostro
para intentar recordarlo en un ambiente, en un momento. En el argot
cinematográfico pasaríamos de un primerísimo primer plano a una
panorámica, con lo cual ya tendríamos más datos para recordar a
esa persona, y en el momento que la conocí, y cómo.
Con
el verano, la sensación déjà-vu es total, especialmente cuando has
pasado los doce últimos agostos en el mismo lugar: Torrevieja.
Se
puede decir, y nunca mejor dicho, que no hay nada nuevo bajo el sol.
Tampoco es eso lo que este vecino del mundo busca, sino estar
tranquilo en un lugar ya conocido, y cada vez más conocido, por
gente de todo el mundo.
Últimamente,
con tanto ruso al rededor, tengo la sensación de que en cualquier
momento me voy a topar con el Doctor Zhivago mismo, con el rostro de
un Omar Sharif inmenso.
¡Es
curioso!, porque mientras al pueblo llano hace tiempo que se le puso
mirando a Cuenca, con perdón por Cuenca que no tiene la culpa de
nada, el gobierno se ha puesto por motu proprio,
mirando a Gibraltar. Lo del pueblo, desgraciadamente, se entiende,
porque ha llegado un momento en que entre impuestos anteriores,
nuevos impuestos, aumento del I.V.A., choriceo administrativo tanto
en directo como en diferido, la única opción que nos queda es
mirar, y mirar a Cuenca hace tiempo que tiene
connotaciones sexuales no consentidas sino impuest-as.
Sin
embargo, lo de mirar a Gibraltar es periódico y tardío, amén de
que no deja de ser un intento de cortina de humo para cambiar de
tema, y lo triste es que ni quieren hacer nada, ni van a cambiar nada,
en un grano que hace mucho tiempo que nos salió a todos los
españoles, y por enquistarse, cada vez es más grande, y ya pronto
tendrá hasta un puerto deportivo.
Este
vecino nunca ha entendido como los británicos, que no quieren
abandonar su espíritu isleño, y que trasladarse al continente es ir
a Europa, porque ellos son continente aparte, con moneda propia, sin
embargo, luego, tienen tanto apego a la geografía del sur de España,
e intentan “mover” a las instituciones europeas por una supuestas
irregularidades del gobierno español, cuando ellos, los ingleses, y
los británicos en general, se han pasado siempre por el forro de sus
caprichos las leyes internacionales, moldeándolas a su antojo.
Con
las actuaciones de Gran Bretaña también tenía sensación de
déjà-vu, hasta que un día me acordé de que lo mismo había visto
hace muchos años en el circo.
Una
vez viendo la actuación de un trío de payasos, uno de ellos atizaba
unos tortazos impresionantes al otro, mientras el payaso listo de
rostro blanco estaba despistado, y además, el mismo payaso que
atizaba, luego empezaba a llorar estruéndosamente, mientras se
acariciaba el moflete en el que supuestamente había recibido el
monumental tortazo. El supuesto agresor, mientras tanto, se miraba
las manos con ojos desorbitados, y cara de no comprender nada. Lo
mismo que está ocurriendo ahora, y seguirá ocurriendo en el siglo
que viene, a no ser que Gibraltar ya ocupe toda la península
ibérica.
*FOTO: DE LA RED
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