La
semana que termina ha tenido como uno de los “platos” fuertes, y
nunca mejor dicho, en cuestión de noticias, y además de “futurible”
comida, a una hamburguesa sintética obtenida por científicos
holandeses. Lo único que rechina especialmente, por ahora, el precio
que ha costado, la friolera de 250.000 Euros.
Este
vecino se pregunta, puestos a cocinar carne cara y sin escrúpulos,
¿por qué no obtenerla mezclando empresarios y políticos? Así se
juntaría la bravura de una educación exquisita y rancio abolengo
con arrojo y arrestos para llevarse por delante a todo el que se
interponga entre ellos y su objetivo en forma de dólar americano, y
el saber hacer y el “look” correcto y tremendamente tradicional
de un político curtido en las mejores dehesas de los mentideros
patrios.
Más
de uno se rasgará las vestiduras ante el menor atisbo de una
presunta antropofagia,
cuando
estamos cansados de ver como nos deboramos los unos a los otros sin
apenas un leve pestañeo, en todo tipo de trabajos.
Incluso
ahora el gobierno quiere fomentar el “chivateo”, con tal de
enterarse de la mala obtención del derecho al “desempleo”. Más
carne destrozada, y candidata a ser modelada en hamburguesa. Sin
olvidarnos de los empresarios que quieren bajar los sueldos un veinte
por ciento, y convertir los contratos fijos en temporales.
Cuando
eres joven, y vas probando diferentes comidas, a la vista de nuevos
sabores, uno siempre pregunta la composición del plato que está
degustando, hasta que un buen día se da cuenta de que no siempre el
sabor va acorde con sus planteamientos, digamos aquí también,
“morales”. Y a partir de ese día, no decide “no-comer”, sino
que se decanta por “no-preguntar”.
Este
vecino siempre se acordará del día en que comió “criadillas”,
y lo mismo ocurrió con los sesos rebozados. La primera y última
vez, y todo por preguntar su origen. Y sin embargo, por aquello de
“lo
que se come, se cria”,
qué bien hubiera venido más de ambos.
Por
lo tanto este vecino propugna una hamburguesa hecha de la mejor
carne, de “reses” criadas en los mejores pastos y con “label
de exquisitez en grado sumo”.
Además, es totalmente ecológica, porque desaparecerán los deseos
de construir, mediante el “pelotazo”, en paraísos de la
naturaleza, y no solo no costará la cuantiosa suma gastada por los
científicos holandeses, sino que evitaremos el tráfico de “chorizo”
con
sus sustancias nocivas para la vida del españolito
medio.
Se está acrecentando, desgraciadamente, una cultura del "no saber" del mirar hacia otro lado, antes de tomar decisiones que pueden llegar a ser dolorosas. Y conviene recordar aquello de quien calla otorga.
*FOTO: DE LA RED
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