El temporal que estamos sufriendo estos días, nos han
traído escenas como la de ayer acaecida en el puerto de Ondárroa (Vizcaya), y
en la que un hombre de 43 años, de origen senegalés, muere, al ser engullido por una gran
ola, mientras se encontraba, al parecer, intentando sacar una foto, en el
exterior del muelle.
Seguramente será la imagen del día, y habrá sido dada por
todos los informativos de televisión porque alguien captó ese momento en vídeo.
Sin embargo, este vecino no entrará en el computo de los millones de personas que
sin duda al final habrán sido testigos en todo el mundo.
Desde hace mucho tiempo este vecino se ha negado, siempre
que le han dado la opción de antemano, de ver imágenes en las que muere una
persona, simplemente porque considera que ese acto, el de la muerte, es un acto
íntimo y personal.
Ha habido épocas en que formaba parte de la cultura, o
del culto a la muerte, sacar fotos del difunto para tenerlas de recuerdo. Quien
viera la película de “Los otros”, de Amenabar, recordará que hay un momento,
este vecino cree recordar que mientras aparecen los créditos del comienzo mismo
de la cinta, en el que se ven fotos reales, y otras trucadas en las que aparece
incluso el mismo director, de difuntos en actitudes como si estuvieran posando
para el “camarógrafo” de la época.
Quizás este vecino sufriera un exceso de documentales de
la segunda guerra mundial, genocidio incluido, durante su niñez, en la única
televisión que existía, viendo todo tipo de “salvajadas” del hombre contra el
hombre. Ésto incluso le ha llevado, muchos pensarán en una especie de “exceso
de celo”, a evitar ver películas como “La lista de Schindler”.
Este vecino siempre se ha considerado un gran amante del
cine, sin embargo en este caso ha primado siempre la opción, digamos que, “personal”
y se ha negado a verla, aún a sabiendas de que la película pueda ser
considerada como una obra maestra, y sea
un canto en contra del nazismo y de todo tipo de ideas extremas. Porque en este
caso a este vecino no le vale esa máxima de “ver para creer”. Las guerras
siempre son una equivocación en la que no gana nadie, sino que pierden todos. Y
no hay que olvidarlas sino aprender de ellas, sin embargo eso no incluye “recrearse”
en las imágenes.
El 21 de julio de 1969, sobre las 2 / 3 de la mañana,
hora española, todo el mundo pudo ver por televisión, como un hombre,
Armstrong, ponía por primera vez el pie en la luna. Y sin embargo, mucha gente
tiene la teoría de que todo aquello fue una manipulación, con imágenes rodadas
en un estudio de cine, incluso los más, digamos que, “enterados” dan el nombre
de Stanley Kubrick, como colaborador necesario en esa “conspiración”.
No vemos lo que aparece en la pantalla, sino lo que
queremos ver. Por eso este vecino se ha negado a ver las imágenes del suceso de
Ondárroa. Simplemente porque es libre de elegir, y el “ver para creer” no
justifica todo.
*FOTO: DE LA RED
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