Desde hace un tiempo, y
solamente a nivel publicitario, el Señor Matías Prat está jugando, por contrato publicitario, a ser una
especie de “coco” o de “hombre del saco” que te puede ir apareciendo en
cualquier sitio y momento, para dejarte, eso sí, en versión muy buena
educación, su mensaje: Permíteme que insista.
Cada vez que abro una
puerta, aunque sea solo un armario, estoy seguro de que Don Matías aparecerá en
cualquier momento con la “alcachofa” en ristre y aire de apremiarte: -Permíteme
que insista.
El problema es que tras las
elecciones del pasado domingo, ahora tengo miedo de que aparezca acompañado, y
no por cuestión de tendencia política, sino por importancia del coñazo, de Doña
Esperanza Aguirre, moviendo las manos como un antiguo guardia urbano, a la vez que
parece que todo espacio le viene pequeño.
Parecía haber quedado nítida
la opinión de los españoles tras los comicios del domingo, con ese batiburrillo de opciones en algunos municipios,
y una tendencia, en general, nítida hacia la izquierda. Sin embargo, ayer,
martes, Doña Espe, ya había abandonado su papel más o menos democrático, y
adoptado el de Señorita Rottenmeyer de la derecha más derechona, en el que se siente más que cómoda,
demostrando que no había aprendido nada sobre los
deseos de los votantes. Y poco más que apelando a las trincheras, y al “no nos
moverán” solicitaba a la opción socialista, un frente común para que no gobernara
Manuela Carmena o la marca blanca, por decirlo de alguna manera, de Podemos en
Madrid. Recibiendo al poco tiempo la negativa a ello en boca de Antonio Miguel
Carmona, cabeza de lista del PSOE al ayuntamiento de Madrid.
Para sorpresa de muchos
entre los que se encuentra este vecino del mundo, hoy el propio Partido Popular
en lugar de reprender a Doña Esperanza, y en boca de Fernández Díaz, y
naturalmente del Señor Hernando, se hacen eco para llevar el frente común de no
gobernar “Podemos” en ningún lugar de España. Llevando la contradicción a la
altura de un altar.
Son éstos los que tachan de “Bolivarianos”,
antidemocráticos e intransigentes a ”Podemos” y sin embargo, por su parte hacen
de su capa, no un sayo, sino un auténtico búnker.
Buenos mal, que en un
momento dado, y al ser preguntado por un periodista, el Ministro de Asuntos
Exteriores García-Margallo ha afirmado rotundamente: -Podemos no es un peligro para
la democracia.
Lo malo de dejarse llevar
por ideas búnker es que como en la propia definición de búnker, solo se está
seguro dentro de él, y a los demás nos pegan con el micrófono de la democracia
en toda la boca mientras nos dicen una y otra vez: -Permíteme que insista…
*FOTO: DE LA RED
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