Aviso: Hoy hay peligro.
No, no lo digo porque es la
noche de Halloween, que también, sino que nos hemos juntado cinco amigos, que por
circunstancias de la vida no habíamos coincidido todos juntos desde hace muchísimos
años, y en muy poco tiempo nos hemos puesto de acuerdo, y salimos esta
noche.
Si fuéramos de la jet set, hubiéramos
dicho algo así como que, hemos conseguido cuadrar agendas, y esta noche nos
vamos de cuchipandi.
En realidad, y si esto lo pudiéramos
repetir el año que viene, ya sería tradición, una suerte de noche de modistillas,
pero al ser de hombres, podríamos bautizarlo como reunión de donantes de
testosterona.
Eso sí, y en parte por
aquello de la vergüenza, para no ser reconocidos, vamos a salir disfrazados.
Este vecino del mundo, al
mencionar “disfraces”, siempre se acuerda de los Hermanos Hernández y Fernández,
personajes de Tintín, que cada vez que se iban a un país de esos denominados “remotos”,
y con el fin de pasar desapercibidos, ya que ellos eran policías, se ponían el
traje típico de aquel país, y por supuesto, que daban el cante. Por eso, me temo, que a lo mejor salimos los cinco por las calles donostiarras, y para no pasar
vergüenza porque no encontramos a otros disfrazados, tenemos que mentir. Lo tenemos preparado, diremos, como en voz baja, que estamos subvencionados por el ayuntamiento, y ya hablando de una
manera formal, meteremos el cuento de que es para dar un poco de “glamour”
a una noche que nosotros nunca habíamos celebrado, pero que, ya se sabe,
siempre es bueno para el comercio local, como siempre se dice, con el fin de promocionarlo.
Vaya por delante, que hemos
querido que el desfile de los cinco no destilara sabor americano, sino
sobretodo que imperara, por decirlo de alguna manera, el humor excesivo a la
española. Lo de los disfraces, en realidad ha sido barato, y además partíamos
de intentar “reciclar” o dar uso a cosas que ya teníamos nosotros de otras
fiestas o saraos.
Contábamos con un disfraz de tirolés, y como entre los cinco la calvicie
está bastante extendida, y para más datos, uno de lo que ya hemos denominado
como “quinteto de la muerte” se parece un rato a Rato, Don Rodrigo, pues eso, que no hay nada más que comentar al respecto. Y para
redondear la figura, y que sea más que evidente la crítica al Señor Tirolés le
adjuntamos un maletín negro, y para recalcar su importancia se lo uniremos
perennemente con una esposa a su muñeca.
El segundo de los amigos, y
por darle a la descripción un orden, es bastante alto, moreno, con canas, y
barbudo, que remotamente pudiera recordar a un Presidente del Gobierno todavía
en activo. Va a ir con un traje azul, que dicho sea de paso, mi amigo ya no necesita, por ser uno de esos parados de más de cincuenta y cinco años. He dicho lo anterior, porque el traje va a ser manchado sospechosamente con tomate, ya me vais entendiendo,
especialmente en su bolsillo derecho, del que va a salir como por descuido,
aunque ya lo hemos grapado en su interior, una peluca morena que acaba en una
reconocible coleta. El que quiera entender que entienda.
El tercer amigo, aunque
guipuzcoano de nacimiento, lleva muchos años viviendo en Bilbao. Y su disfraz
no ha podido ser “negociado”, él tenía muy claro que quería ir de Maestro
Shaolín, ya que el caso del Shaolín asesino en Bilbao, en cierta manera le
afectó bastante, porque debía de vivir por esa zona. Y para
que quede clara su antipatía por ese individuo, él va a ir toda la noche
esposado.
El cuarto amigo es, ¿cómo diríamos
sin regodearnos?, exageradamente estrábico, si eso es posible. Y como muchas
veces le ha ocurrido durante su vida, hay gente que asocia eso, a traer mala
suerte, y por eso esta noche va a ir de arriba abajo pintado de amarillo, y
para que quede clarísimo, un letrero en negro a la altura del pecho, por
delante y por detrás, con la palabra: gafe.
Ni que decir tiene que con
el fin de ir haciendo sitio en los bares de la zona, cada vez que entremos en
un garito para tomar un trago, y hacer unas risas, entrará el primero. Y es muy
posible que parezca que va a sacar un corner, porque probablemente los
clientes que ya estén en el local se pondrán en el otro lado, por aquello de más
vale prevenir…
Y ya para terminar, en mi
caso, y como quinto y último, voy a ser
el más internacional. Me he empeñado, porque en su momento me gustó mucho, el
musical en su versión cinematográfica, y me voy a disfrazar de Sweeney
Todd, el barbero asesino de la londinense Fleet Street.
Aunque es un
personaje netamente victoriano, me voy a poner una camisa blanca (fácil de
limpiar), un chaleco negro que ha sido testigo de varias bodas, y cubriéndolo
todo una bata que era blanca en origen, pero que como la utilizo para pintar al
óleo, y últimamente uso mucho el rojo, manías pasajeras, da la impresión de
que he causado varias víctimas.
Para los que ignoren el tema
de Mister Todd, no solo se cargó a muchísima gente en su barbería, sino que
además, una amiga suya que tenía una taberna cercana, condimentaba con los restos, unos
sabrosos, eso se decía, pasteles de carne.
Por eso, y para darle un
toque satírico actual, y a la española, junto con la navaja de afeitar, que no
es de verdad, sino de plástico, y su correspondiente brocha, que irán en el
bolsillo del pecho, me voy a colgar de la bata una ristra de chorizos, y
beicon, mucho beicon, en clara alusión a las últimas noticias que nos dicen que
pueden ser mortales, por aquello del cáncer.
Como ya sé lo que va a
ocurrir con mis lectores, desde ahora digo que no voy a contar el desenlace de
la fiesta. Como se dice en Las Vegas, lo que ocurre en la fiesta, se queda en
la fiesta. De todas maneras, si ocurriera algo, digamos que importante, convendrá leer
mañana los periódicos locales, como hubiera dicho Mr. Todd: Just in case. O
como hubiera traducido Curro Jiménez en el caso de que hubiera dominado el
inglés, en lugar de a los ingleses: Por si “acazo”.
Lo dicho, hoy hay peligro.
¿Y vosotros, os lo vais a perder?
*FOTO: DE LA RED
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