La gala de ayer, la séptima,
se diría que ha sido una más. Sin embargo los sentimientos que me invaden son
de añoranza.
¡Vayamos por partes! Tengo
la sensación de que he ido a ver un concierto de mi cantante favorito, y con
tantos teloneros, efectos especiales y servicio de cafetería y tienda, no me he metido en
faena, y solo he sentido el des-concierto.
Y es lo que me está pasando
esta temporada. Demasiados secretos, demasiada parafernalia, demasiada
epidermis, y del concurso…nada de nada. Tengo la sensación, además, de que a
los encargados del programa les pasa más o menos lo mismo, porque ya no es normal tanta acumulación de "cosas".
Ahora, además, no hay una
rutina rígida que sirva de nexo de unión. La semana pasada enseñaron imágenes de
diferentes videos, a los dos últimos que estaban nominados, ésta sin embargo
no. Y sobre todo, a los que ese día han salido de la casa, les
dejan hablar contando ciertas cosas, que dan pistas a los que están dentro.
Ponen y quitan según parezca
a la organización, y eso no debe de ser de recibo.
Con respecto al último
programa, al de hace unas horas, lo importante como en cada uno de ellos debería de ser, que Ivy, en este caso, se fue, pagando los platos rotos de las mentiras de otros, Suso, Carolina y Marta. Sin embargo, lo más importante fue la presentación de una repesca que se me antoja muy, muy, pronta.
Siempre he pensado que la repesca no es justa.
Si los espectadores se han gastado sus buenos euros para mandar a alguien
fuera, no se debería de utilizar un recurso como ese, para hacer de la capa un
sayo.
No soy adivino, pero si
entra alguien, que también hay opción "nadie", será Maite o Raquel, más morbo, que en realidad desorientará, más
si cabe, al espíritu verdadero del concurso que fue.
Respecto a cómo están las
cosas ahora. Ricky, entró ayer mismo, se va a llevar muy mal con Suso, o al revés. Dos machos
dominantes, en lo único que no chocarán es en lo cultural. Ni saben ni les
interesa.
El antiguo Gran Hermano era
una partida de pocker en la que podías engañar, e ir de farol. Aquí ya no se
puede por la repesca, el que entré sabe la verdad.
Nos quieren sorprender tanto
que en cualquier momento van a hacer otra edición de La Voz dentro de la casa.
¿Y el concurso?
En otro orden de cosas, Suso
es tan manipulador que hasta quiere convencer al espectador de que ve otra cosa
diferente a lo que ocurre realmente.
Ayer tras terminar la
emisión del programa vi, mediante el veinticuatro horas, un rato más de esa noche.
Sinceramente, Ricky ya me ha
cansado. Va de sobrado, y de que, en teoría, en cinco minutos ya es tu gran
amigo... Me puedo equivocar pero para la semana que viene recibirá muchos
votos.
En realidad, Suso y Ricky
son como el hambre y las ganas de comer.
Y ésto, gran equivocación por parte de la organización, ni debería de ser
un concurso de cocina, ni de varietés.
Se ha perdido un espíritu. Si alguien sabe dónde está
el de aquel concurso de las primeras temporadas, agradeceré la
información. Pero mucho me temo que si ni Carolina, experta en esos temas, lo ha visto, lo hemos perdido para
siempre. Y así nos va.
*FOTO: DE LA RED
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