Llámenme loco, pero estamos en una época del año en la
que tengo la sensación de que si vengo un poco tarde de la playa, me voy a
perder la cena de Navidad... O dicho de otra manera, en cualquier momento va a
sonar el timbre del portal, y al ponerme al telefonillo me entero que es MRW.
Me he debido de desvanecer, y lo siguiente ya es una gran montaña en el salón
de mi casa con todos los primeros números de los fascículos que se lanzan estas
semanas.
Lo mismo que hay una clara pendiente cuesta arriba, la
famosa de enero, existe otra no tan publicitada pero sí sufrida desde finales
de agosto, y con una vertiginosa pendiente que más que bajar se desploma y nos
deja en plenas navidades frente al mostrador de cualquier departamento de “El
Corte Inglés”. Tenemos que improvisar, como siempre, unos cuantos regalos
haciendo un gran esfuerzo para no repetir actuaciones pasadas que tampoco
fueron ninguna maravilla de originalidad.
Hablando de originalidad, estoy pensando muy
seriamente en ese maldito cisne
hinchable con el que prácticamente todos estamos terminando estas vacaciones, y
que por supuesto lo mantenemos hinchado, para no asfixiarnos aún más, mal
colgado en ese metro de balcón al que seguimos llamando “terraza”.
Ya
que lo tenemos, y no hay vuelta atrás cuando tomo una decisión, este año va a sustituir al árbol navideño, y pondremos los
regalos en su base.
¿No se nos dice continuamente que hay que reciclar, no
malgastar, y ser originales? Pues este año nacerá el “Cisne de Santa Claus”,
que será el mismo del verano, al que añadiremos un elegante gorro de Santa que naturalmente habrá depositado en mismísima persona en el “chino” más
cercano. Por supuesto, que dos metros alrededor del cisne quedará confiscado
todo tipo de petardo, velas y cerillas para no convertir aquello en una trampa
mortal.
La veteranía que dan los años te ayuda a asimilar que la
vida son una sucesión de imágenes entre parpadeo y parpadeo. Y que además hay
que aprender a disfrutar antes de que
cualquier desaprensivo te meta el dedo en el ojo con cualquier excusa como
bromas o familiaridades mal entendidas.
Me acabo de poner el casco, nunca se sabe, por aquello de a grandes
velocidades, grandes remedios…
*FOTO: DE LA RED
TRUCAJE: PATXIPE
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