Leyendo
las noticias de esta mañana mismo, desde mi atalaya de vecino del
mundo, me doy cuenta de que todavía la bestia que llevamos dentro
nos juega malas pasadas, y en cuanto nos descuidamos, aunque pensemos
que nuestra parte prehistórica está más que dominada se pueden
leer noticias provenientes de una agencia, Efe en este caso, que
deberían hacernos sonrojar:
“Un
británico lanza por la ventana a una prostituta en Barcelona”.
Hoy
habrá habido miles y miles de lectores que habrán leído ésto
incluso desayunando y no se les habrá cortado ni la leche, ni las
venas, y ese es el quid
de la cuestión.
La
frase se podía haber defendido por parte del periodista encargado
de dar la noticia si hubiera puesto por ejemplo “Un carpintero
lanza por la ventana a una prostituta en Barcelona”. Equiparando a
las dos personas con sus profesiones, todavía tiene un poco de
defensa el “plumilla” en cuestión, por lo demás debería de
pensar seriamente sobre su manera de ver la vida.
La
víctima ante todo era una
mujer,
fuera prostituta o primer ministro, porque leyendo la noticia luego
en profundidad, el “británico”, que tampoco los hijos de la Gran
Bretaña tienen la culpa, era un desalmado sobre el que ya pesaba
una demanda de detención desde Italia.
Muchas
veces al intentar vender una noticia “como más atractiva” para
consumirla inmediatamente, mostramos maneras de pensar que sin darnos
cuentas todavía tenemos instaladas en nuestro interior.
Además,
da la casualidad, de que la víctima era de origen nigeriano, y este
hecho no se hace constar en el titular, porque no es políticamente
correcto el mencionar la diferencia de la piel, pero sí definir a
una persona por su profesión, y si ésta es la más antigua del
mundo, para vender noticias, mejor que mejor.
En
este mundo de traje y corbata, hay mucha gente que todavía se pone
estas prendas directamente encima de su taparrabos cavernario, y
aunque gane mucho dinero y se alimente de buenas raciones de la mejor
comida francesa, por ejemplo, en algún momento en lo más oscuro de
su intimidad sacará las garras de la bestia que lleva dentro, y
puede hacer desgraciada a más de una persona, porque la llamada de la selva siempre vuelve.
*ILUSTRACIÓN: DE LA RED
*ILUSTRACIÓN: DE LA RED