Es
de todos conocida la gracia gaditana, y este vecino del mundo tiene
un amigo, al que desde hace mucho tiempo que no ha visto por cierto,
al que por razones obvias llamamos “Picha”, eso sí suavizando la
“ch” para intentar alejarnos de otro significado de la misma
palabra.
Este
amigo gaditano muy culto él a su manera, más de una vez hablaba de
un filósofo, un tal Kiko, como decía él, “Kiko por aquí, Kiko
por allá”, hasta que un día este vecino se puso a investigar un
poco, y se dio cuenta de que el citado Kiko no era otro más que el
filósofo danés Kierkegaard. Pues bien, este gran danés, y dicho
sin coña, dijo que “La vida sólo puede ser comprendida mirando
hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante”.
Ahora
se oye mucho eso de que “para atrás, ni para coger carrerilla”,
y este vecino no está muy de acuerdo.
No
hay que anclarse en el pasado, porque entonces nuestra nave no se
mueve, pero sí recordarlo para ver toda nuestra trayectoria, y ver
de dónde venimos, y hacia dónde vamos.
Ahora
es muy frecuente, especialmente entre la gente famosilla de este
país, hablar solo de su presente con respecto a su trabajo, y no dan
muchas pistas sobre empresas anteriores en las que han trabajado. Se
confunde muy frecuentemente, entre dar publicidad y ser agradecidos,
porque si ahora estás, por ejemplo, trabajando en un medio de
comunicación, en realidad no has nacido allí, tienes un pasado y es
más que probable que por ese pasado precisamente te haya fichado la
empresa en la que estás ahora.
Es
típica la escena de cine negro en la que a alguien se le pone dinero
delante para que recuerde algo. Aquí en España, el dinero muchas
veces logra lo contrario, olvidarse de un pasado del que, quieras o
no, vienes.
Mi
amigo Picha, también me dijo una vez, citando a no se quién, que
“Tratar de olvidar a alguien, es querer recordarlo para siempre”,
y si nosotros mismos ponemos barreras a nuestros recuerdos, barreras
que además tienen un precio, quizás haya gente que llegue a la
conclusión de que no debemos ser dignos de confianza, y lo más
triste es que quizás no se confundan.
*FOTO: DE LA RED