sábado, 13 de agosto de 2011

NOCHE ESPECIAL

 
Varias son las noches especiales al año: la de Reyes, la de San Juan, y la denominada las lágrimas de San Lorenzo.
A diferencia de las otras noches anteriores, la de las lágrimas de San Lorenzo, la noche del doce de agosto, no pertenece a los recuerdos de mi niñez, sino tan solo a hace unos diez años más o menos. Recordar esta noche es recordar para mí tierras y playas alicantinas.
La verdad es que en todos estos años, yo personalmente no he visto ninguna estrella fugaz, pero me conformo con la espera. Las noches de agosto en la playa, y como ayer con luna llena, son espectaculares. Da la sensación de que en cualquier momento puedes tener, por ejemplo,  un contacto en la tercera fase. Es curioso, a penas nos entendemos con los vecinos de este planeta...como para que vengan guiris espaciales.
De este posible contacto, y siguiendo la película, lo que más me atrae, es la banda sonora de John Williams. Esas primeras notas que en sí son todo un lenguaje de unión entre las partes.
Lo que en realidad me trae en un sinvivir, es el detalle de que de acuerdo con las imágenes cinematográficas, con el estruendo de las primeras notas se rompen todos los cristales de la zona, y yo en ese caso me quedaría sin mis queridas gafas, y todo se convertiría, para mí, claro, en un emotivo espectáculo de luz y sonido.
Quizás es efecto placebo pero lo importante es que todas estas noches especiales te hacen salir de la monotonía y mezclan presente, poesía, con unas notas de cariño, dando como resultado un elixir que te muestra, estrellas fugaces del corazón en este caso, regalos del alma la víspera de Reyes, y hogueras de cariño en la noche de San Juan.
No es un mal plan para cualquier noche...esperar que la oscuridad se trueque en luz, ¡casi nada para empezar!

*CUADRO: LA NOCHE ESTRELLADA, DE VAN GOGH

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