miércoles, 26 de octubre de 2011

EL BOTON SUICIDA Y LAS BOLAS ENVENENADAS

Antes de nada quiero decir que me he acordado mucho de todos vosotros, y que cada día hubiera necesitado una hora para analizar todo lo que ha ido pasando.
Sin embargo, al tener que abrir un deposito de recuerdos acumulados durante más de dos semanas, los acontecimientos y los sentimientos tienden a salir sin ningún orden y control. Por eso de primeras quiero decir, a modo de resumen, que para este vecino del mundo como para su mujer han sido dos semanas maravillosas, aderezadas con todo tipo de especias dulces y amargas, muchas de ellas primerizas en nuestro paladar, pero que conforman una ensalada vital que nunca olvidaremos en nuestra mesa de recuerdos delicatessen.
Aunque hay platos que son difíciles de digerir, como que te montes en un avión Pullmantur, el domingo 9 de Octubre, rumbo a Cancun, y que tengas la sensación de que has agrandado porque todo te queda pequeño. Este vecino, sabe que está entradito en carnes, pero nunca hubiera imaginado el tener que pedir un cinturón accesorio porque no podía entrar en el que tenía, ni casi en el asiento.
Si alguien tenía dudas de que las cosas van mal, hubiera despejado todas ellas al ver en este avión a todas unas señoritas azafatas, cuya preparación se presupone, vendiendo boletos para el sorteo de un viaje, sin olvidar que las mantas prestadas, son eso prestadas, y se devuelven al final del viaje. Atrás quedaron los tiempos en que se regalaban.
Otro detalle que tiende a salir de los primeros del depósito de recuerdos que he mencionado anteriormente, es en el aeropuerto de Cancún, cuando tras tramitar todo lo tramitable y ya en el momento de salir con el equipaje, tienes que apretar un botón y si sale verde no pasa nada, pero si sale rojo has sido afortunado con un bonito cacheo en el equipaje que llevas.
He pensado que esto se puede hacer en España con un toque inequivocamente nacional, cambiando el botón suicida, por unas bolas envenenadas, en las que los niños de San Ildefonso sacarían una bola del bombo de las unidades, y si te toca la bola roja, con la cancioncilla “Le ha tocadooo”, sabríamos nosotros y todo el aeropuerto que deberíamos de abrir nuestro equipaje. Es una manera de que el turista ya se vaya encontrando con los tópicos que ha venido a ver.
Mañana os hablaré sobre el hotel y como atiende una empresa española a los españoles.
Hasta ahora a todos nosotros nos han pasado cosas, que con la mano en el pecho hemos jurado que no eran de recibo, pero ahora con el blog, siempre se pueden relatar a modo de ayuda para los demás, porque el pez grande se seguirá comiendo al chico, pero ya es hora de que los peces pequeños se enteren de lo que les puede pasar.

*FOTOS: BEGOÑA S.M.

2 comentarios:

  1. ay, patxiku, patxiku, que seguimos viajando con la cesta de pollos al brazo jajaja
    En serio, suerte teneís de haber vuelto sanos y salvos a casa. Lo bueno queda para el recuerdo y lo malo para ayudar a los demás a librarse ¿? de ello.
    Besos de una que va a tener que ir a Mexico pronto, pronto.
    Alqui.

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  2. Alqui, lo de la cesta de pollos me recuerda a Paco Martinez Soria, pero sí me he sentido como Alfredo Landa con la maleta en Vente a Alemania Pepe. Y mañana contaré más aventuras...Un continuo sin sentido.

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