Ayer, ante las noticias de que todavía van a pasar unos años, ni se sabe cuántos, para que ésto de la crisis en España tenga solución, me acordé, y no sé por qué, de “El planeta de los simios”, de la primera, de la buena, la de Charlton Heston.
Recordareis que empieza la historia con que los astronautas de la nave, se van a dormir, y ya puestos, lo hacen durante muchísimos años, hasta que el sistema de la nave los despierta porque hay problemas a bordo.
Años más tarde pasaría lo mismo en “Alien”, pero mi memoria cinematográfica, lo ordena todo, o casi todo, cronológicamente.
Quizás, en la historia real, en la de ahora, todo ha comenzado al revés, primero tenemos los problemas, o el alien, y luego nos queremos ir a dormir para olvidar la pesadilla.
A estas alturas, donde todo está contaminado de posturas oficiales, y de las contrarias, lo mejor es poner un disco, o un CD ahora, y escuchar música, pero solo música, porque entre mis preferencias, sino, están las canciones de amor como la de Jacque Brel, y Ne me quitte pas, y seguiríamos sufriendo...
En el cine, una buena banda sonora puede ser la mitad de la historia, y en este mundo, donde creemos que nosotros escribimos nuestro propio guión, cosa que dudo cada vez más, una buena banda sonora puede ayudar al menos a calmar,a esos demonios que todos llevamos dentro, y que muchas veces otros se encargan de despertar.
En este momento a mi lado está sonando una versión, solo de piano, de La vie en rose, y ese rayo de sol que luchaba por entrar entre las cortinas, se ha convertido de extraño, en juguetón y camarada.
Y es que hay gente que pasa por la vida soltando peroratas, y otros que desde la soledad de su estudio, y sin decir ni una sola palabra, intentan hacernos un mundo mejor, en el que los sentimientos surgidos de una melodía invadan nuestros corazones, haciéndolos todavía un poco más sensibles.
Solo por ellos se merecía abrir esta ventana, y que suene la música, eso sí, sin que moleste al de al lado, que de eso se trata.
*FOTO: DE LA RED
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